ESPACIOS SOSTENIBLES

"Con Espacios Sostenibles queríamos ir más allá de la teoría, conectar la creatividad con los retos reales de nuestras ciudades y territorios"

Entrevista a Juan Ordieres, presidente del Clúster ECCO.

Con motivo de la celebración de la tercera edición de Espacios Sostenibles entrevistamos a Juan Ordieres, presidente del Clúster ECCO, entidad organizadora del proyecto, con el objetivo de conocer las novedades de este año, la importancia de la colaboración con las instituciones locales o los retos y oportunidades venideras, entre otros asuntos.

¿Qué tal, cómo ha arrancado el año para el clúster?¿Qué balance se puede hacer hasta ahora?

Este 2025 ha comenzado con mucha intensidad y energía positiva. Estamos volcados en reforzar los proyectos estratégicos del clúster y en consolidar la red de colaboración que nos permite avanzar en innovación, sostenibilidad y economía circular. Hemos conseguido activar nuevas alianzas, como la colaboración renovada con el Ayuntamiento de Avilés, que se materializa en acciones reales en cuestiones de reciclaje y gestión de residuos. También hemos seguido muy de cerca la preparación de proyectos europeos, donde hemos sumado capacidades para abordar soluciones en climatización y eficiencia energética.

Además, estamos dando seguimiento a temas clave como la huella de carbono y trabajando con fuerza para mantener la liquidez y solidez económica del clúster a pesar de los retrasos administrativos en el cobro de algunas ayudas. En resumen, el año ha arrancado fuerte, con retos importantes, pero también con muchas oportunidades.

Una de vuestras iniciativas estrella es Espacios Sostenibles, ¿cómo la definirías y cuáles son los objetivos que perseguisteis al crearla?

Espacios Sostenibles nace como una iniciativa del Clúster ECCO para acercar la sostenibilidad y la economía circular a los más jóvenes, pero también a sus docentes, familias y al conjunto de la comunidad educativa. Queríamos crear un proyecto que fuera más allá de la teoría, que conectara la creatividad con los retos reales de nuestras ciudades y territorios. La idea es que desde edades tempranas se entienda que transformar nuestros entornos es posible, y que el diseño, la tecnología y la colaboración pueden marcar la diferencia. Además, tiene un fuerte componente de sensibilización social, algo que consideramos clave para generar ciudadanía crítica y comprometida.

Va a ser la tercera edición, ¿qué evolución estáis percibiendo y qué aprendizajes sacáis hasta el momento?

La evolución ha sido increíble. En esta tercera edición hemos llegado a 14 centros con 48 propuestas presentadas. Pero más allá de las cifras, lo más valioso es ver cómo ha ido creciendo la calidad de los proyectos, el nivel de reflexión de los alumnos y la implicación del profesorado. También hemos incorporado novedades que nos pedían los propios centros, como la participación de FP y una mención especial a la sostenibilidad social, que ha sido todo un acierto.

El mayor aprendizaje es que cuando les das herramientas y confianza, los jóvenes responden con ideas brillantes. Y que esta experiencia genera un vínculo muy fuerte con la sostenibilidad, que seguramente los acompañará en su futuro personal y profesional.

Está claro que este proyecto hace pensar a los jóvenes en la sostenibilidad de un modo más profundo. ¿Crees que influye en su percepción y en la de los docentes de los centros participantes?

Sin duda. Lo que nos cuentan los propios centros es que Espacios Sostenibles ha servido para abrir conversaciones que antes no se daban. Los alumnos han investigado sobre residuos, energía, accesibilidad o biodiversidad urbana, y han empezado a cuestionarse cómo vivimos y cómo podríamos mejorar los espacios que habitamos. Muchos profesores nos dicen que el proyecto les ha servido para trabajar de forma transversal distintas materias y que incluso ha generado una dinámica diferente en el aula.

Sé que las propuestas son una sorpresa y que quien se acerque a la gala final de la Laboral el próximo día 23 podrá conocerlas al detalle, pues ahí estarán expuestas todas las maquetas, pero ¿nos puedes adelantar las temáticas que abarcan o los entornos que han escogido?

¡Hay mucha creatividad este año! Los entornos que han trabajado van desde parques abandonados y edificios en desuso hasta rincones urbanos invisibilizados o espacios comunitarios que necesitan una nueva vida. Lo más interesante es que no solo han propuesto una reconversión física de esos espacios, sino que también han creado productos nuevos, diseñados por ellos mismos, para dar respuesta a retos muy concretos de sostenibilidad.

"No solo han propuesto una reconversión física de esos espacios, sino que también han creado productos nuevos, diseñados por ellos mismos"

Hablamos de sistemas de recogida selectiva innovadores, soluciones para reutilizar residuos orgánicos, propuestas para mejorar la eficiencia energética… Incluso han inventado dispositivos que combinan tecnología y conciencia ambiental. Todo esto se refleja en maquetas físicas que permiten visualizar de forma muy clara esas ideas de cambio. Han abordado temas como la autosuficiencia energética, el reciclaje de materiales, la movilidad sostenible, la inclusión social o la gestión responsable del agua, y lo han hecho con una frescura y un nivel de detalle que de verdad emociona.

¿En qué se basó el jurado para decantarse por los 8 trabajos premiados? Imagino que fue una decisión difícil… De hecho, en una de las categorías hubo un empate técnico…

Fue realmente difícil. El nivel ha sido muy alto y, sobre todo, muy diverso. El jurado tuvo en cuenta criterios como el grado de innovación, la viabilidad real de la propuesta, el impacto ambiental y social, la calidad técnica y estética de la maqueta y la capacidad de comunicar la idea. Este año además añadimos como criterio específico la sostenibilidad social, lo que permitió valorar de manera más profunda la dimensión comunitaria y humana de cada proyecto.

Por ejemplo, 'ECOINGENIO', del IES Valle de Aller, planteó una estación autosuficiente para la gestión de residuos muy sólida técnica y funcionalmente. 'RECICLASTE', del CIFP La Laboral, desarrolló una propuesta de reciclaje automatizado con una fuerte base tecnológica y educativa. Y 'ECOCABO', del CIFP Hostelería de Gijón, apostó por una reconversión integral del Cabo Peñas, integrando paisaje, memoria, inclusión y sostenibilidad energética.

En Secundaria, proyectos como 'Pulmón Verde Aller', 'Residencia ECO' o 'MAXI' no solo propusieron nuevas formas de habitar el espacio urbano y natural, sino que incluso inventaron productos propios, como sistemas de recogida inteligente, elementos constructivos reciclados o módulos habitables sostenibles.

Y por supuesto, queremos destacar la mención especial a la sostenibilidad social, otorgada al proyecto del IES Valle de Aller, que propone recuperar el antiguo centro médico de Moreda como centro social intergeneracional. Es una propuesta preciosa que pone el foco en la cohesión social, la integración de personas mayores y jóvenes, la igualdad de género y el uso responsable del patrimonio arquitectónico en desuso. Ha sido muy emocionante ver cómo el alumnado ha pensado en las personas y no solo en el espacio físico.

Hubo un debate muy intenso y, en una de las categorías, se produjo un empate técnico que resolvimos reconociendo a los dos proyectos ex aequo. Nos pareció lo más coherente con el espíritu de Espacios Sostenibles, donde lo importante es que todas las ideas sumen, aporten y nos hagan reflexionar como sociedad.

¿Crees que experiencias como esta inciden en la elección de carreras afines a estas ramas y en la formación de profesionales comprometidos con la sostenibilidad?

Rotundamente sí. Este tipo de experiencias despiertan vocaciones. Muchos alumnos cuando ven que sus ideas pueden tener un impacto real, se genera un compromiso con el entorno y una visión de futuro mucho más conectada con los desafíos actuales.

Pero, además, hay algo muy potente que no siempre se dice: se sienten importantes. El hecho de que haya un jurado profesional que escuche con atención sus propuestas, que periodistas se interesen por lo que hacen, que sus trabajos se expongan públicamente y que haya toda una comunidad implicada en poner en valor lo que han creado… Les hace dar lo mejor de sí mismos. Se esfuerzan porque saben que hay muchas personas prestándoles atención, creyendo en ellos y ellas.

Les hace ilusión ver sus ideas compartidas, debatidas y celebradas. Sentir que se cuenta con ellos para construir un futuro mejor les da un empujón enorme, y eso es justo lo que hace diferente y grande este proyecto. Aquí no hay una simple nota al final: hay un reconocimiento real a su capacidad para ser protagonistas del cambio.

Colaboráis con diversas instituciones locales, ¿cuál es su papel en el desarrollo de Espacios Sostenibles?

Su papel es absolutamente clave. Espacios Sostenibles es un proyecto coral, que solo es posible gracias a una red de entidades comprometidas con el territorio, la educación y la sostenibilidad. Desde la primera edición, la financiación ha corrido a cargo de Caja Rural de Asturias, que ha creído en este proyecto desde el minuto uno. Su respaldo ha sido fundamental para que cada año podamos crecer y llegar a más centros.

Además, contamos con la colaboración activa de instituciones y entidades como el Club de Calidad, COGERSA, CAC-ASPROCON, la Fundación Laboral de la Construcción (FLC), Saint-Gobain, Taxus Medio Ambiente, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Asturias,  el Gobierno del Principado de Asturias, a través de la Consejería de Educación y la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, Conecta, el Grupo HUNOSA y el Ayuntamiento de Gijón, a través del área de Medioambiente y Sostenibilidad.

Su implicación no es solo económica o institucional. Muchas de estas entidades participan como jurado, otras nos abren sus espacios o nos ayudan con la difusión, y todas suman en el acompañamiento a los centros, aportando conocimiento, experiencia y conexión con el mundo real. Este ecosistema colaborativo es precisamente lo que hace que el proyecto tenga sentido, crezca con coherencia y multiplique su impacto social, educativo y medioambiental año tras año.

¿Qué retos se ha de afrontar este proyecto de cara a próximas ediciones o qué oportunidades crees que podréis aprovechar?

Uno de los retos más importantes es consolidar la financiación para que el proyecto pueda seguir creciendo y llegar a más centros, incluyendo nuevas etapas educativas y zonas rurales. También queremos reforzar el plan de difusión, para que los propios proyectos de los jóvenes puedan ser conocidos y compartidos más allá del ámbito educativo, dándoles el valor que merecen.

Entre las oportunidades, estamos trabajando en la creación de una plataforma digital con recursos para docentes, ejemplos inspiradores y herramientas que ayuden a integrar el proyecto en el aula de manera sencilla. Pero, sobre todo, lo que más nos ilusiona es ver cómo algunas propuestas ya están empezando a tener aplicabilidad real. En algunos ayuntamientos, los propios alumnos y alumnas han contactado con sus alcaldes para ser escuchados y están proponiendo adaptar sus ideas a entornos reales de su municipio.

Ese es, sin duda, uno de los mayores logros del proyecto: que no se quede en el aula ni en la maqueta, sino que se traduzca en cambios concretos en nuestros pueblos y ciudades. El potencial de impacto es enorme, y nuestro objetivo es seguir haciendo de este concurso una herramienta de transformación real, donde los jóvenes no solo aprendan, sino que participen activamente en la construcción de un futuro más sostenible.