Los resultados de la EPA del primer trimestre de 2020 son malos, si bien no distan demasiado de los de otros primeros trimestres en Asturias, entre los datos que podemos encontrar se encuentran los siguientes: sube el paro (9,8% y 5.800 parados más) y baja la ocupación (-1,1% y 4.400 ocupados menos) respecto al trimestre anterior. Incluso, en términos interanuales, se mantiene aún la tendencia de mejora en los datos regionales de ocupación (0,6% y 2.300 ocupados más) y desempleo (-4,6% y 3.100 parados menos).
Sin embargo, es evidente que estos resultados no transmiten la realidad de la actual situación que se está viviendo en el mercado laboral, el cual se ha visto gravemente afectado por el efecto del COVID-19 en la economía y en el empleo, al estar condicionados por una serie de circunstancias. En palabras de Alberto González, director general de FADE, "la EPA nos está dando valores más o menos normales de tendencia de ciclo, lo que significa que no se ha incorporado todavía el efecto pandemia en estos datos, la evolución de EPA es la habitual más o menos en estas fechas, por lo que habría que hacer una revisión a fondo de esta encuesta(...) lo normal sería que hubiera ya un impacto más claro, más directo, en los resultados que registra la encuesta", concretamente:
- Los efectos del COVID-19 solo se han manifestado en las 2 últimas semanas de las 13 de referencia para esta encuesta trimestral.
- Los afectados por ERTE con suspensión de empleo se siguen considerando ocupados mientras esa suspensión sea inferior a tres meses.
- Hay muchas personas que han perdido su empleo clasificadas como inactivos, en lugar de parados, al no poder cumplir con las condiciones de búsqueda de trabajo exigidas para ser considerados como parados.
Por tanto, es necesario esperar a contar con más datos para conocer el impacto realque esta situación está provocando en nuestro mercado laboral. Los registros laborales que conocíamos hace unos días respecto al mes de marzo reflejaban un mayor deterioro que esta EPA, pero tampoco lo hacían en toda su identidad.
En esta situación, que ya es grave desde la vertiente sanitaria y desde la social, las empresas están acudiendo, mayoritariamente, a medidas de regulación temporales (ERTES) buscando el menor impacto en el empleo. Para contribuir a ese menor impacto, es imprescindible flexibilizar su uso y ampliar su duración, particularmente para aquellos sectores en los que la actividad se va a recuperar de forma gradual, evitando consecuencias graves y duraderas sobre el empleo.
En este contexto, es muy necesario implementar medidas que den seguridad jurídica y fiabilidad a las empresas y a los inversores, instrumentalizadas a través del diálogo social, con el fin de adaptar la actividad económica a la evolución de la pandemia para garantizar una salida más rápida de la parálisis económica, la pervivencia de las empresas y del empleo.
Fuente: FADE