El CEEI, en palabras de Cristina Fanjul, su directora, durante la entrevista que le hicimos, es “casi como un instrumento, porque ayuda al emprendimiento innovador, de base tecnológica, en Asturias”. Está apoyado y dirigido estratégicamente por la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, y se integra también desde dentro de la Agencia Sekuens “intentando que las entidades más importantes de promoción económica tengan una ventanilla, programas y servicios adaptados a estos clientes nuestros que son los emprendedores, las startups, spin-offs…”.
¿Cómo lleva el CEEI a cabo esa misión de ser la puerta a la que tocan los emprendedores, pymes y empresas de base tecnológica, entre otras?
Pues para lograrlo lo que hacemos es poner encima de la mesa una cartera de servicios importante que incluye la atención al emprendedor en todo lo que es el modelo de negocio; en avanzar con los puntos críticos para sacar adelante la empresa; trabajamos muchísimo en el acceso a la financiación tanto pública como privada porque entendemos que es una de las principales dificultades para poner en marcha y hacer crecer la empresa… Y, además, tenemos una serie de programas de gestión de infraestructuras, de innovación abierta, y acciones de ecosistema que vienen a reforzar esa idea de que los emprendedores, a día de hoy, son un hub de innovación por sí mismos excelente.

¿Qué balance podrías hacer del ejercicio anterior?
Pensando en emprendimiento siempre hay que hacerlo a medio y largo plazo, porque las acciones a corto son poco significativas o no podrían tener el impacto necesario. Por eso, creo que CEEI sigue una dinámica de evolución constante al ritmo que lo hace el emprendimiento y las necesidades que este presenta. Pero, al mismo tiempo, también nos caracteriza ese apoyo continuado que prestamos que, con el paso de los años, se ha traducido en una de nuestras grandes fortalezas al permitirnos conocer bien el ecosistema y tejer alianzas con las entidades que a día de hoy se preocupan por el emprendimiento y son capaces de ser palancas del mismo.
Dicho esto, el año pasado fue bueno en el sentido de que hemos dejado atrás todas las dinámicas que venían afectadas por la COVID y ahora entramos en una senda de mayor tranquilidad, aunque tocados por las grandes perturbaciones económicas y de mercado que afectan al emprendimiento. No queda otra que aprender a sobrevivir en un contexto de cierta incertidumbre, pero eso ya lo llevan los emprendedores en el ADN: moverse en entornos de alto riesgo y sacar adelante las oportunidades.
¿Qué vais a priorizar en este 2025?
Hablando de emprendimiento, tan importante es prestar atención a los factores de puesta en marcha como darle peso al crecimiento. Al final, de nada serviría arrancar una maquinaria si esta no fuera capaz de generar estructuras estables que resistieran en el tiempo y crecieran.
Entonces, nuestra meta ha sido estabilizar toda la parte de iniciación, ya conocemos bien los mecanismos, los programas, sabemos dónde debemos actuar, tenemos alianzas con centros generadores de conocimiento, centros tecnológicos, cada vez trabajamos con más empresas, corporates, en el tema de generación de spin-offs, pero realmente nuestra estrategia ahora mismo está muy focalizada en apoyar ese crecimiento y esa aceleración de las empresas, porque para desplegar el potencial, un indicador que nos gusta mucho poner encima de la mesa son los índices de supervivencia, y ahí, con mucha alegría, hablamos de unos que rozan el 80%. Estamos casi 22 puntos por encima de lo que es la media nacional.
Las prioridades para este año, por tanto, van muy dirigidas, si hablamos de crecimiento, a dos factores fundamentales: el primero, el acceso a financiación, y para el crecimiento de una startup lo indicado es la inversión privada ya que presentan un riesgo muy elevado que la financiación común no puede abarcar. Este tipo de financiación tiene factores muy beneficiosos, como profesionalizar las empresas o ser capaz de introducir cierto expertise dentro de la entidad. Además, aportan su agenda de conocimiento de algunas oportunidades de mercado.
Otra prioridad cuando pensamos en crecimiento es que, muy acompasado a la obtención de financiación tiene que ir el refuerzo de los equipos emprendedores. A veces, el talento que ha sido suficiente para poner en marcha una empresa no es el mismo capaz de conducirla al siguiente nivel y así poder profundizar en esas oportunidades de negocio.
¿Por tanto, en qué programas estáis trabajando para apoyar a los emprendedores o reforzar ese ecosistema innovador?
En lo que a financiación se refiere, para reforzar todo ese acceso a la inversión privada tenemos un grandísimo evento que celebramos este año, el Asturias Investor’s Day, que ya tiene fecha: será el 24 de abril. Mucha de nuestra energía este trimestre va a ir enfocada a poner a punto una oferta de valor añadido importante tanto para las empresas que buscan financiación como para los inversores y el público que acude.
En cuanto al refuerzo de los equipos emprendedores, hemos iniciado un programa muy pionero que se llama ‘Se busca CEO’ y que consiste en poner en contacto a personas que tienen experiencia en gestión empresarial con proyectos que buscan reforzar sus competencias en esas áreas a través de una dinámica progresiva a lo largo del tiempo. Hacemos que se conozcan, que sean capaces de identificar necesidades y retos comunes, así como de hacer planes de crecimiento conjuntos.
¿Qué papel jugáis desde el CEEI en la transformación del conocimiento en oportunidades de mercado?
Si nos centramos en creación de empresas realmente creo que todos somos mucho más conscientes ahora de que nuestra oportunidad para seguir desarrollando competitividad y productividad es hacer uso de algo que Europa tiene muy por encima del resto de zonas: la formación y la capacidad de generar conocimiento muy cualificado en áreas como ingeniería, biotecnología… Lo que pasa es que esta área ha sido tradicionalmente muy mala en transformarlo en oportunidades de mercado. Pues es justamente ahí donde yo creo que tenemos que hacer un refuerzo.
El CEEI, siguiendo esa tendencia y la estrategia de la Consejería, ha hecho un esfuerzo enorme por intentar crear programas capaces de valorizar resultados de I+D capaces de transformar los resultados en spin-offs, empresas con alto potencial tecnológico o incluso en el área ‘Deeptech’ que unifica la ingeniería y los retos digitales hacia el futuro. Ahí vamos a tener la oportunidad de generar una propuesta de valor más elevada que, por ejemplo, en mercados digitales donde Estados Unidos nos ha copado ya. En este sentido nosotros ya lo estamos promoviendo a través de, por ejemplo, el programa RADARlab de transferencia de tecnología.

¿Podrías decirnos el número de emprendedores o startups que han recibido vuestro apoyo en el último año?
Los datos que manejamos ya vienen estabilizados en el tiempo, son consistentes y coherentes, y esa es ya la tendencia. Aquí, en el CEEI, al final tenemos un sentido desplegado para percibir la realidad del territorio y es la siguiente: vienen, aproximadamente, 200 personas nuevas todos los años a contarnos una idea de proyecto que puede ser más maduro, estar en una etapa incipiente, puede llegar con el proyecto más o menos diseñado, pero son nuevas. Eso hace que, entre los que acumulamos de otros años -porque el proceso de emprendimiento de base tecnológica es largo y, en muchos casos, dura más de un año- lleguemos a trabajar intensivamente con unos 120 proyectos de creación a lo largo del ejercicio.
Todo ello al final concluye en unos indicadores que fueron, por ejemplo el año pasado, de 39 empresas altamente innovadoras puestas en marcha, y 20 de ellas tienen la particularidad de ser de base tecnológica. Si hablamos de crecimiento, todas esas empresas que han surgido al calor de la actividad del CEEI hacen que, más o menos, trabajemos consistentemente y participando en más de un programa con unas 150 empresas durante el año.
¿Cuáles son los desafíos más frecuentes que enfrentan los investigadores al emprender, y cómo les ayudáis a superarlos?
Trabajamos con investigadores porque es importante para ayudarles a transformar la generación de conocimiento en oportunidad empresarial, y no porque esta sea la única manera de transferir, pero hay determinados sectores en los que, si no avanzas en el TRL (nivel de desarrollo tecnológico de la investigación) habrá empresas que ‘te lo quiten de las manos’ porque estas no se fijan tanto en el desarrollo. Normalmente los investigadores se centran en la excelencia del resultado, pero transformarla en oportunidad de mercado es algo distinto que requiere pruebas para saber si dicho mercado está preparado para ese nivel y, sobre todo, si sería capaz de pagarlo; también para comprobar si ese elemento que tú consideras de valor es el que el mercado percibe como tal o si debes darle alguna vuelta al modelo.
Son decisiones que los proyectos que vienen de los resultados de I+D necesitan transitar, y para ello tenemos por ejemplo el programa que mencioné, RADARlab, que les ayuda a traducir los resultados de la actividad académica e investigadora al lenguaje del mercado.
¿Qué áreas o sectores consideras que tendrán un mayor potencial de crecimiento en Asturias en los próximos años?
El emprendimiento altamente innovador lo compone un grupo muy reducido dentro de lo que es el emprendimiento global, pero lo que tiene es que puede aportar novedades para resolver retos sociales. Entonces, todos los desafíos que tenemos como sociedad, esto es, la transformación verde, la descarbonización, la economía circular… Se resuelven gracias a proyectos y soluciones con un gran componente digital. Incluso, aunque el reto sea sobre biotecnología, al final vas a tener que toparte con la digitalización porque el resultado que obtengas va a tener que estar en un mundo conectado, analítico, donde llega la IA para hallar la consistencia de los datos.
Así pues, los grandes sectores que sacan los proyectos adelante están alineados con el mundo digital. Nosotros hacemos un esfuerzo enorme para que también lo estén con los desafíos del territorio. Todas las áreas de la estrategia inteligente, de la S3 son prioritarias, es decir, la industrialización, los mercados digitales, la salud, la economía circular… Aunque para esta última se requiere una cantidad de inversión que a veces no está al alcance de un emprendedor o tiene que venir de unos entornos particulares muy conectados con la industria para poder tener impacto.
Hablemos de las vocaciones STEM: ¿Cuál es la tendencia de Asturias en este sentido?
En lo que a emprendimiento se refiere, diría que Asturias sigue una tendencia de emprendimiento femenino que debe mejorarse. Se estima que entre el 6 y el 10% de los emprendimientos con alto valor (startups, empresas de base tecnológica…) vienen de manos de mujeres, y nosotros podríamos decir que estamos más o menos en esa media.
Ahora bien, en equipos mixtos que incorporan mujeres ya sube un poco más, hasta un 20%, y en nuestro caso también sube, pero sigue habiendo una carencia importante de emprendedoras y directivas en esos entornos. Notamos, eso sí, un cambio a mejor en proyectos relacionados con la salud, con la biotecnología -aquí es donde está más concentrado el mayor grupo de mujeres STEM- y también hay gran emprendimiento femenino en los sectores creativos, los cuidados, la educación, la formación, competencias en la gestión de recursos humanos, talento… Tenemos un camino por recorrer todavía muy intenso.
¿Cuáles son los principales retos y oportunidades en materia de innovación en la región?
El gran reto es, sin duda, el crecimiento. Yo hago mucho esfuerzo para que las políticas de emprendimiento vayan de la mano de las de empresa. Todos formamos parte de este núcleo de oportunidades económicas y el crecimiento del tamaño de las empresas es común tanto para las pymes como startups, pues la capacidad de impacto, de generar empleo, riqueza, de acceder a los mercados internacionales donde ahora mismo se pueden concentrar las cadenas de valor, es mucho más sencillo si la empresa ya tiene una dimensión adecuada para conseguir financiación o captar talento.

Luego también hay desafíos muy relacionados con el territorio, como el envejecimiento o el reto demográfico en zona rural: cómo podemos conseguir que esa calidad de vida que predomina se transforme en oportunidades para atraer y captar emprendedores de fuera que viven agobiados en ecosistemas más desarrollados pero que aportan menor bienestar. Gran parte de los esfuerzos de este año se centran en dar a conocer las oportunidades de Asturias.
Nos interesa que venga un talento, bien sea a emprender o a investigar, a estudiar o a trabajar. Queremos crecer como región y por las capas que puedan traer valor añadido, por eso a día de hoy el principal mecanismo de financiación de empresas de base tecnológica destina entre un 25 y un 30% de la ayuda a personas que elijan retornar a la región con sus propios proyectos empresariales de crecimiento.