Hablar de Naeco es hablar de sostenibilidad y de economía circular. Esta empresa global pero fiel a su origen asturiano, se encarga de transformar los residuos de unos en recursos para otros, mediante un proceso integral basado en una certificación cero residuos. Su actividad consiste en estudiar, analizar y procesar una serie de residuos, y a través de ellos, en un único proceso, convertirlos en productos que puedan generar valor añadido en una serie de aplicaciones finales.
A lo largo del año, en su planta de reciclaje desde donde se dedican al desarrollo y fabricación de una nueva generación de materiales plásticos reformulados a medida, a partir de materiales reciclados, reciben más de 15.000 Tn de residuos de post-consumo.
Su modelo de trabajo se fundamenta en tres pilares: innovación para poder ejecutar todo el proceso; servicio, imprescindible para diferenciarse; y sostenibilidad, alrededor de la cual orbita toda su actividad. Como señala Antón Fernández, CEO de Naeco: "somos una empresa que hace una fuerte apuesta por la calidad porque cada una de estas áreas está certificada en base a una serie de estándares de calidad de los más prestigiosos de la industria. Y, al final, todos ellos están respaldando un proceso de fabricación pionero en este caso, de cero residuos."
Recientemente se han transformado. Tradicionalmente se llamaban Nortpalet, una compañía fundada en 2006 que estaba centrada plenamente en un único producto. A medida que han pasado los años, se han ido desligando de esta idea para pasar a focalizarse más en la responsabilidad social corporativa, que consideran el nuevo paradigma de la industria. Como nos cuenta Antón, "cada vez más, los obsoletos modelos de usar y tirar están dando paso a modelos basados en la economía circular. Para nosotros no tenía sentido que el producto fuese el protagonista de nuestra actividad".
Desde que son Naeco, ya han lanzado una serie de iniciativas al mercado en materia RSC que van recogiendo en su nuevo espacio dinámico Naeco Loves You. La primera fue la ecoetiqueta del programa Naeco Rewards. Su objetivo es dar a conocer a sus clientes y usuarios el impacto que sus productos tienen en la actividad de reciclaje de una forma tangible. Antón nos explica que consiste en trasladar, por cada uno de sus productos, cuántos envases equivalentes de media son capaces de reciclar.
Otro programa del que disponen es el programa Buy-Back, que nace de la filosofía "de la cuna a la cuna". "Lo que busca es que nuestro producto nunca se convierta en un residuo, que nuestros usuarios y clientes finales siempre tengan la posibilidad de retornarnos a fábrica nuestros productos una vez que hayan llegado al final de su vida útil", señala.
Adicionalmente, motivados por la situación de alerta sanitaria y reconociéndose un equipo "joven, inquieto y multidisciplinar", quisieron aportar su granito de plástico. Durante el encierro, pusieron a funcionar su maquinaria de I+D y diseñaron un producto que, tanto el diseño como las instrucciones de fabricación, fueron puestas a disposición del mercado para todo el que quisiese contribuir. Y, además, donaron a centros todos los que pudieron fabricar.
Recientemente, han lanzado otro nuevo programa del que, como nos cuenta Antón, están muy orgullosos. Es el programa Naeco Reforest. Con él, brindan un compromiso medioambiental adicional al ahorro de emisiones de CO2 y mejora de huella de carbono, que tanto su propia actividad de reciclaje, como sus productos ya generan en el conjunto de la industria.
Como Naeco trata de inspirarse mucho en los sistemas de la propia naturaleza, Antón apunta que de forma adicional han querido redoblar la apuesta, y se comprometen a plantar un árbol autóctono en diferentes puntos de la geografía nacional por cada 50 toneladas de plástico que reciclan. "La naturaleza tiene un sistema de I+D para transformar el CO₂ en O₂, son los árboles. Y desde luego, creemos que es el mejor sistema que existe", aclara.
Este va a ser el primer año que planten su bosque y ya han encontrado dónde, justo encima de la playa de Gulpiyuri, en Asturias. Este proyecto se fundamenta en diferentes estudios, como nos explica, "un árbol medio tiene la capacidad de absorber de media 10 kilos de CO₂ en un año. Teniendo en cuenta que los bosques que vamos a plantar no son para talarlos, sino que son bosques protegidos para que formen parte del entorno natural y contribuyan a recoger todas las emisiones de CO2 de la atmósfera, entendemos que es nuestra forma de seguir contribuyendo a esta actividad medioambiental".
Por otro lado, siendo conscientes de que su equipo es la parte más importante de su actividad, se crea el Plan Concilia. Su misión es tratar de mejorar la conciliación, tanto personal como laboral, y cuidar al equipo que forma Naeco. "Lo que está claro es que en nuestro sector somos la única empresa a nivel nacional, y de las pocas que hay que tiene una integración total desde el residuo hasta el producto. Y, para ser además una empresa pequeña, el esfuerzo es importante por parte de todo el mundo que trabaja aquí. Nosotros estamos muy orgullosos de esa parte y es algo a lo que le damos mucho valor" nos dice.
Analizando cómo está la región, nos señala que está muy desarrollada en el sector servicios, pero que poco tiene que hacer a nivel macro más allá de actividades de acciones puntuales, como separar residuos. Por otra parte, Asturias cuenta con un sector de siderurgia muy desarrollado y, aunque no abandere el reciclaje, el hierro nunca ha sido objeto de tirar. Su ciclo de vida es muy largo y es un componente de la tabla periódica, es un material natural. No como ocurre con el cartón, que nace de una fibra natural, y el plástico, que es un elemento sintético.
No obstante, apunta que el plástico tampoco debe convertirse en enemigo público porque al final, el plástico cumple una función. Y sí, se habla mucho de su problemática, pero no se habla de sus ventajas. Por un lado, gracias al plástico conseguimos reducir el desperdicio alimentario y eso también es sostenibilidad. Además, el plástico tiene un coste de transformación muy bajo, eso es economía. Por otro lado, ayuda a reducir el CO₂, por ejemplo, el plástico pesa mucho menos que el vidrio por lo que su transporte y transformación genera una huella de carbono muchísimo menor. Antón concluye que "el tema no es criticar al material, sino resolver el problema de su gestión como residuo. Si consiguiésemos tener todo el circuito controlado, podríamos resolver el problema."
Cuando le pedimos un consejo final para una empresa que quiere redirigirse hacia la sostenibilidad, Antón apuesta por un único consejo: "Hay que tratar de ser realistas, es decir, realistas con lo que se puede y lo que no se puede. Y sobre todo, con el tiempo que lleva hacer las cosas y el esfuerzo que requieren. La sostenibilidad no se puede llevar al extremo, la sociedad necesita funcionar, que haya alguien que produzca esa materia prima. Todo ha de tener un espacio".