Hablamos con Sergio Martínez, CEO de Asturiana de Aleaciones (Aleastur), para conocer los retos de futuro de esta compañía asturiana fundada en 1974 y que lleva sus productos a más de 80 países en el mundo.
Enhorabuena por el galardón que recibisteis hace unas semanas en los Premios Empresariales del Principado 2023 en la Categoría “Crecimiento” ¿Cómo os sentís? ¿Qué ha supuesto para ALEASTUR recibir este premio?
El primer pensamiento tras conocer la noticia fue una combinación de agradecimiento y satisfacción. Ante todo, estamos muy agradecidos al Principado de Asturias y a la Agencia SEKUENS por habernos considerado merecedores del premio; por otro lado, ha sido todo un orgullo y enorme satisfacción pensando en todo el equipo humano del Grupo ALEASTUR que lo ha hecho posible.
Creo que ha valido igualmente para reconocer toda una trayectoria empresarial orientada al crecimiento, internacionalización e innovación desde el mismo inicio de nuestras actividades, hace ya casi 50 años. Por ese motivo, podemos verlo como un homenaje tanto a las personas que componen el equipo actual como a todas aquellas que nos precedieron, ya que todos ellos han sido los verdaderos protagonistas que nos han llevado hasta aquí.
ALEASTUR es hoy un grupo industrial que cuenta con tres plantas de producción en Asturias y una cuarta en Oriente Medio (Baréin), puesta en marcha en 2021; un Centro de Innovación constituido en 2022, y que está presente en 13 países entre filiales y centros de distribución. Nuestro grupo sirve sus productos a más de 800 clientes en 80 países y el 90% de su negocio se destina a mercados exteriores, habiendo prácticamente duplicado sus ventas a nivel consolidado desde los 87M€ en 2017 hasta los 168M€ en 2022.
¿Cuáles creéis que han sido las claves de vuestro crecimiento? ¿De qué manera habéis empleado la internacionalización en ese crecimiento y cómo lo habéis logrado?
Las claves, desde una perspectiva histórica, las podríamos basar en nuestros valores fundacionales, los cuales permitieron superar una etapa ciertamente difícil a finales de los 80 y que denotaron de manera innata un carácter en la organización de superación y afán de supervivencia, un espíritu de constante mejora, innovación, eficiencia y competitividad en aras a prosperar en un mercado global basado en productos de alta responsabilidad, todo ello fabricando y sirviendo desde Asturias, y orientados permanentemente hacia nuevas oportunidades de crecimiento.
Orientación al crecimiento que ha estado en el centro de la estrategia del grupo como vía no sólo de aumentar nuestras capacidades y competitividad, sino también para proteger nuestras fortalezas, hacernos más resilientes y, por tanto, garantizar nuestra sostenibilidad. Podríamos decir que siempre hemos visto el crecimiento con un doble enfoque de oportunidad y mecanismo de autodefensa.
Así, se forjó un carácter de búsqueda constante de nuevas oportunidades de negocio y expansión de actividades, las cuales, conjugadas y apalancadas en una serie de alianzas estratégicas industriales y accionariales, nos han permitido alcanzar distintos hitos en nuestra trayectoria manteniendo además un criterio de prudencia industrial y financiera más que razonable.
Todo ello bajo un eje común en todas nuestras decisiones más importantes y que ha sido, probablemente, una disposición natural a salir de nuestra área de confort empresarial.
Desde la ya temprana entrada de accionistas minoritarios en el año 2000, que nos permitió financiar saludablemente una primera etapa de gran expansión; pasando por la constitución de nuestra primera filial en el extranjero en EEUU en el año 2004, con el fin de fortalecer nuestra presencia comercial en ese gran mercado); o la joint-venture industrial con un socio alemán que nos permitió poner en marcha ESALROD en 2014, nueva planta producción de aleaciones especiales de aluminio en Asturias; hasta llegar en 2021, tras sufrir todas las vicisitudes de la pandemia, a poner en funcionamiento nuestra primera unidad productiva en el exterior ubicada en Baréin, con el objetivo de incrementar nuestra presencia en mercados cercanos de gran crecimiento y, sobre todo, de geo-diversificar nuestra capacidad productiva para atender de manera más eficiente un mercado global.
Todos ellos ejemplos, a nuestro entender, de decisiones nada fáciles de tomar en cada caso pero que representan nuestra vocación de compromiso, esfuerzo y superación constante.
Una de vuestras apuestas es vuestro centro de I+D+i, CINNO ¿Qué podéis contarnos acerca de este proyecto? ¿Cuáles son los siguientes pasos
Como parte de un profundo proceso de transformación corporativa que llevamos ejecutando en los últimos años, hemos decidido dar un impulso aún mayor a nuestras actividades en materia de innovación, parte del ADN de nuestra organización.
Del tradicional modelo de I+D, basado fundamentalmente en la investigación y desarrollo de nuevos productos y procesos, pretendemos evolucionar, a través de este nuevo centro, a uno que nos permita no sólo ejecutar esas actividades en todas las distintas unidades de negocio, sino que además, reforzando equipo y capacidades, podamos afrontar otros proyectos más enfocados en nuevas oportunidades (desarrollo de nuevos negocios, circularidad de materiales, etc.) así como la propia adopción de tecnologías disruptivas en todos los ámbitos del incesante avance de la industria 5.0 y tratamiento avanzado de los datos, por poner varios ejemplos.
Es decir, aplicar el principio de mejora constante e innovar en todas las áreas funcionales del grupo, y no sólo en las productivas y operacionales, condición necesaria pero no suficiente, ante la rápida evolución tecnológica a la que estamos asistiendo.
En definitiva, nuestro Centro de Innovación representa un salto cualitativo de nuestra cultura innata en esa materia que nuestro mayor tamaño empresarial nos ha permitido encarar recientemente, y que a través del cual pretendemos consolidar y enriquecer todo el know-how del grupo en un único centro ubicado en Asturias.
Nos encontramos ante un cambio de paradigma dónde asociamos economía con sostenibilidad e innovación es un binomio inseparable ¿cómo estáis abordando este cambio?
Sin duda alguna, la primera condición para que una empresa sea sostenible es que ha de ser rentable.
A partir de ahí, se consolida de manera natural la posibilidad de dejar un legado de valor para las generaciones venideras, al entorno socio-económico más cercano y que permita, a su vez, destinar cada vez más recursos a la necesaria apuesta por la innovación, desarrollo y retención de talento, y cómo no, a un mayor cuidado del medio ambiente.
Todo ello, desde una óptica viable y realista, nos permitirá alcanzar los objetivos a medio y largo plazo que vengan derivados, por ejemplo, del tránsito hacia la descarbonización en el que ya estamos trabajando y que esperamos, en última instancia, vuelva a poner en valor a la industria manufacturera dentro de nuestra sociedad.
Para finalizar, ¿podríais contarnos cuáles son los retos más inmediatos a los que se enfrenta Aleastur?
En términos macroeconómicos, parece razonable pensar que seguiremos inmersos en un período de alta incertidumbre, con riesgo elevado de una desaceleración global más larga y duradera de lo inicialmente previsto y con tensiones geopolíticas que no favorecerán reestablecer fácilmente los equilibrios globales que propicien una cierta estabilidad.
Todo apunta a que estamos asistiendo a un proceso de regionalización o economía de bloques, por lo que habrá que adaptar la estrategia en función del acceso y presencia en los distintos mercados.
Desde un punto de vista más próximo a nuestras actividades, sin duda el despegue de nuevas tecnologías disruptivas, la necesaria simbiosis entre industria y sector TIC, la atracción y retención de talento, así como los propios objetivos de descarbonización, nos traerán retos mayúsculos en próximos años a la par que nuevas oportunidades, y es ahí donde habrá que estar ágiles para identificarlas.