CTIC 20º ANIVERSARIO

“Los datos son el nuevo petróleo, un nuevo activo con valor”

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Pablo Coca, director general de CTIC, analiza los retos y oportunidades de esta entidad que cumple 20 años cargados de internacionalización, talento y grandes proyectos futuros.

Pablo Coca, director general de CTIC / Marta Martín.
photo_camera Pablo Coca, director general de CTIC / Marta Martín.

Nos desplazamos hasta el Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC), donde nos recibe su nuevo director general, Pablo Coca, para contarnos cuáles serán los siguientes pasos bajo el nuevo cargo, así como los objetivos que se plantea la entidad de cara al futuro.

En enero comenzó su nuevo cargo como director general de CTIC ¿Cómo está siendo esta transición?

Pues se trata de un proceso muy planificado porque el Patronato de la Fundación dio el visto bueno de forma interna ya el año pasado, lo que nos ha permitido hacer el cambio de forma tranquila y seguir con la cabeza centrada en lo importante. Todo el mundo me lo ha puesto fácil, también Pablo Priesca, a quien se lo debo agradecer muchísimo.

¿Esta nueva dirección va a seguir la misma línea o se presentan cambios?

Soy un firme convencido de que debemos seguir una línea continuista, lo que no quiere decir que vaya a ser inmovilista. Continuista porque tenemos una estrategia que nos ha traído hasta aquí, y CTIC está en una posición inmejorable en el ámbito tecnológico que nos movemos. Yo he sido parte de esa estrategia en los últimos diez años y debemos estar muy orgullosos.

Pero no inmovilista, porque estamos en el negocio de la innovación y la evolución es cada vez más acelerada. Tenemos que estar continuamente revisando esa estrategia.

De izq. a dcha. y arriba a abajo: Jimena Pascual, directora de Innovación Organizativa y Social; Pablo Coca; director general; Fidel Díez, director de I+D; Eva Castaño, directora de Planificación y Desarrollo Corporativo; Chus García; director de Economía del Dato y Marta Tamargo, subdirectora general de CTIC / Marta Martín.
De izq. a dcha. y arriba a abajo: Jimena Pascual, directora de Innovación Organizativa y Social; Pablo Coca; director general; Fidel Díez, director de I+D; Eva Castaño, directora de Planificación y Desarrollo Corporativo; Chus García; director de Economía del Dato y Marta Tamargo, subdirectora general de CTIC / Marta Martín.

‘Que veinte años no es nada’, dice Carlos Gardel, pero seguro que en CTIC han dado para mucho. ¿Cuáles son los hitos más relevantes que han sucedido?

Se han experimentado muchos cambios tanto a nivel social como empresarial. Han habido varios hitos.

De los comienzos hay tres que nos marcaron como centro referente. Uno de los más relevantes fue el reconocimiento por parte de W3C de CTIC como sede española del consorcio internacional que genera y desarrolla los estándares y recomendaciones técnicas sobre los que se construye la web. En ese momento solo había 15 a nivel mundial.

Otro fue el papel de CTIC en el desarrollo del Framework Java del Principado. Proyecto que permitió a empresas de desarrollo generar aplicaciones para las necesidades que tenía la región en digitalización.

Y también es importante destacar el papel activo en el desarrollo de la política de sociedad de la información del Principado, que se basaba en medidas que ayudaban a los ciudadanos y a las empresas a subirse a estas tecnologías y hacer uso de ellas. Los telecentros y la red de centros SAT son ejemplos.

A las personas que se incorporan a nuestro equipo les ponemos todos los medios para que su desarrollo sea máximo. 

Más cercano al ahora podría subrayar el reconocimiento por parte del Centro para el Desarrollo Tecnológico y de la Innovación (CDTI) en 2019. Tienen un programa, Cervera, que apoya redes de colaboración entre centros tecnológicos españoles en varias temáticas. Recientemente nos han dado dos más, y desde el primero hasta hoy ya nos han reconocido en seis áreas tecnológicas, lo que nos convierte en el centro tecnológico español con más reconocimientos. Las temáticas son la Inteligencia Artificial, la computación cuántica (lideramos la red ARQA) y la aplicación de energías renovables, salud digital y movilidad inteligente.

Ese mismo año surgió CTIC Rural Tech, otro hito.

Y en los últimos tiempos, destacar que tenemos hasta 10 proyectos concedidos en el Horizone Europe, programa de referencia de la Unión Europea para financiar el I+D. Colaboramos con entidades de todos los países de la UE e incluso uno de ellos lo coordinamos desde aquí (Guardians).

Cualquiera se puede imaginar la cantidad de cambios que han visto. ¿Cómo lo vivieron?

Ha sido apasionante porque no solo los hemos visto, sino que hemos sido parte de ellos. Vinculado a nuestro papel en W3C, fuimos parte importante en los grupos de trabajo, lo cual ha hecho posible la web móvil. En el ámbito del Open Data tuvimos un gran papel y formamos parte de la apertura de datos públicos, lo cual hoy nos da una posición inmejorable en las nuevas tendencias de la economía del dato.

Ser capaces de estar participando a nivel internacional en el desarrollo de la tecnología y, a la vez, tener la oportunidad de traer ese aprendizaje aquí y ver cómo eso ayuda es gratificante.

Cuentan con presencia en más de 30 países y continúan desarrollando proyectos en toda Europa. ¿Cómo se percibe esa amplitud de miras?

Tenemos que preguntarnos: ¿Qué tipo de trabajos hacemos? Yo diría que de dos tipos. Por un lado, colaboraciones en las que desarrollamos tecnología con entidades y empresas de otros países. El exponente más claro es nuestro trabajo en esos proyectos europeos. Aquí hacemos el desarrollo pero también la transferencia de tecnología y metodologías. Tenemos casos de esto en proyectos que desarrollamos en Centroamérica.

De cara a futuro seguiremos en esa línea porque para nosotros es muy estratégico seguir en la escena europea.

¿Qué proyectos se plantean desde CTIC próximamente?

Hay dos. Uno es Guardians, que ya mencioné, para el que se ha empleado un presupuesto de casi cinco millones. Ahí estamos trabajando con 21 socios de nueve países europeos. Se convierte en un pilar para nuestra línea de trabajo en territorios inteligentes. Entraron con nosotros cinco socios regionales que son Central Lechera Asturiana SAT, Corporación Alimentaria Peñasanta SA, Campoastur y Serida.

Otro proyecto es Cervera (financiado con 4,7 millones), por un lado a través de la red ARQA, con la que promocionamos la adopción de la tecnología de computación cuántica por parte de las empresas. Y, por otro, a través de la red MEDUSA, cuyo coordinador es el Instituto de Biomecánica de Valencia. El ámbito temático es el de la movilidad inteligente.

Tenemos muchos proyectos donde CTIC es socio, en los que generamos nuestra I+D, pero un 50% de nuestra actividad es para empresas, donde lo que hacemos es transferirla.

Pablo Coca, director general de CTIC / Marta Martín.
Pablo Coca, director general de CTIC / Marta Martín.

Sobre los Premios Industria 4.0 ¿Cómo han ido evolucionando?

Este año toca la cuarta edición en colaboración con Caja Rural de Asturias, por lo que ya se han consolidado. El objetivo era premiar a las empresas que abordan procesos de transformación digital, con énfasis en la industria pero considerando otras relacionadas con el Turismo y el sector primario y servicios.

A nivel de participación, a medida que se han consolidado se ve cómo crece. Pero, además, se percibe una tendencia que gira en torno al factor humano en la tecnología: aquello que llamábamos industria 4.0, la conectada, hoy en se denomina 5.0, que es la conectada pero poniendo en el centro a las personas; porque personas son las que reciben los productos que genera la industria, pero también las que forman parte y trabajan en ella.

Hay una preocupación por el impacto de las tecnologías en los clientes y en los propios trabajadores. 

Este factor humano es en parte talento, ¿hace falta en Asturias?

La necesidad de profesionales en el ámbito de las tecnologías digitales es a nivel global. Nosotros dentro de este escenario de falta de recursos somos parte activa y hacemos contribuciones donde podemos, empezando en las edades más tempranas.

Hemos abordado muchas iniciativas de promoción y generación de vocaciones científico-tecnológicas (STEM). Estamos involucrados en la iniciativa ‘+STEM’ que desarrollamos junto a FADE para los últimos cursos de secundaria y bachillerato, prestando atención a las vocaciones femeninas y en general a las partes que necesitan impulso.

A las personas que se incorporan a nuestro equipo les ponemos todos los medios para que su desarrollo sea máximo. En lo académico, impulsamos que realicen estudios de doctorado y participen en proyectos de tecnologías innovadoras para que en pocos años adquieran un perfil profesional atractivo. 

Han pasado por CTIC más de 500 personas que son ahora profesionales trabajando por el mundo.

¿Hacia dónde se encamina la Economía del Dato?

La Economía del Dato bajo su nueva tendencia y oportunidad, a nivel europeo, que es la plaza en la que jugamos en primer lugar, marca un escenario claro: la comisión europea quiere replicar el éxito que tuvo la construcción de un mercado basado en una moneda única como fue el euro, pero trasladado a los datos y su intercambio, entendido como que son el nuevo petróleo, el nuevo activo con valor.

CTIC juega un papel muy claro en cuanto a nuestro posicionamiento en Open Data: para que haya un mercado único del dato, necesitamos que sean interoperables, que podamos hacer transacciones entre todo el ecosistema económico. Necesitamos estándares. 

Ahora mismo, cuando queremos abordar un proyecto de datos con una empresa se hacen muchas preguntas, como ¿Qué datos tienes?¿Dónde los tienes?¿Cómo puedo acceder a ellos?¿Cómo vamos a hacer ese intercambio? Y eso representa un esfuerzo muy importante. Si todo ello está estandarizado la pregunta sobraría porque ya todos lo sabríamos. Está en proceso. 

Hay una asociación a nivel europeo, GAIA-X, a la que se unen empresas y entidades que son tanto generadoras de tecnología para ese intercambio de datos como empresas interesadas en hacerlos. Esa asociación tiene sus réplicas en los países, y nosotros hemos sido uno de los fundadores de GAIA-X España. Estamos en una fase en la que tenemos los primeros demostradores de cómo funciona y llevamos a cabo una labor de sensibilización en cuanto a gobernanza, porque para intercambiar datos las reglas del juego deben estar claras.

¿Qué nos puede decir del futuro de la IA?

En relación a la Economía del Dato, una vez que los tengo los puedo compartir y hacer transacciones con ellos, estoy en una posición inmejorable para que entre la IA y les saque el mayor valor. Esa es otra línea de trabajo.

Llevamos trabajando en IA desde los inicios del centro, pero es ahora cuando estamos viviendo la explosión y democratización de su uso.

En IA llevamos trabajando desde los inicios del centro, pero es ahora cuando estamos viviendo la explosión y democratización de su uso. Hacemos función exploratoria, vemos qué funciona, soluciones a nivel comercial y en lo que no las haya, desarrollamos nosotros la tecnología.

¿Cómo funcionan las infraestructuras singulares que tienen?

Como centro tecnológico tenemos un ámbito de especialización en tecnologías en la cadena de valor del dato, lo cual implica un conjunto de 15 tecnologías que se distribuyen en 5 grupos: la adquisición del dato, cómo lo transferimos, cómo lo ordenamos y preparamos, cómo lo analizamos y lo llevamos a su máximo potencial a través de la IA. Esto consiste en personas con conocimiento.

Ahora bien, hay una serie de infraestructuras que complementan ese activo principal. Tenemos dos funcionando en nuestra sede del Parque Tecnológico y otras dos en Peón, en CTIC Rural Tech.

En la sede tenemos un simulador de computación cuántica relacionado con la red ARQA que emula cómo se comporta un ordenador cuántico real. Llegamos a una capacidad de emulación de 38 qubits, la mayor de España. 

El acceso es costoso y con él damos a empresas y entidades la opción de desarrollar algoritmos cuánticos y testearlos sin tener que ir a un ordenador cuántico real. Es un paso previo, de experimentación, y luego ya se accede con la garantía de que el tiempo que vamos a emplear será efectivo.

La segunda infraestructura que tenemos aquí es CTIC Data Hub, un equipo para la experimentación y la demostración del intercambio de datos. En ella hacemos carga masiva y generamos escenarios donde podemos emular o llevar a la práctica operaciones.

En Peón tenemos una instalación fotovoltaica con baterías que se convierte en un centro de demostración de comunidades energéticas locales. Provee de energía al edificio de CTIC, a la escuela rural y a seis vecinos. Nos está dando la base para que en varios de los proyectos Horizon Europe podamos desarrollar algoritmos para facilitar la flexibilidad energética y optimizar el uso de la misma.

La cuarta es un simulador climático hecho con contenedores marítimos reciclados y que consta de tres cámaras selladas, estancas y totalmente sensorizadas. En ellas metemos cultivos, por ejemplo plantas de faba, y simulamos condiciones de climas extremos cálidos, fríos y moderados y así definir ciertas condiciones y ver cómo esto está afectando al desarrollo de las plantas. También permite a creadores de hardware y software tener un escenario de ensayo antes de llevar los equipos a aplicaciones reales.

🔎 En profundidad | CTIC Rural Tech convierte el valle de Peón, Arroes y Candanal en un escenario de demostración a escala 1:1

Hace 185 años nació el padre de lo que hoy es CTIC Rural Tech: Ramón Álvarez de Arriba. Este vecino del valle de Peón, Arroes y Candanal, de adolescente embarcó para Cuba a hacer las Américas, de donde extrajo ideas sobre agricultura que quiso poner en práctica en Asturias.

A su muerte, dejó como legado 600.000 pesetas (más de tres millones de euros) y terrenos, con el objetivo de que se hiciese una escuela de agricultura con las técnicas que vio que se utilizaban en Cuba por la influencia de Estados Unidos.

Se construyó la escuela con la Fundación Álvarez de Arriba, dirigida por quien hasta el año pasado fue también director general de CTIC, Pablo Priesca, e hizo la función solicitada hasta 2019 cuando se decidió darle un giro.

Después de unos 100 años, se vio que había que darle un nuevo impulso siendo siempre fieles a la esencia. Había que actualizarla al siglo XXI. Así que la Fundación se puso manos a la obra adecuando espacios. Se llevaron para allí los proyectos que hasta el momento se trabajaban desde CTIC relacionados con el área de territorios inteligentes dirigido a las ciudades, y desde 2021, que fue cuando CTIC Rural Tech entró en funcionamiento, se incluyó el ‘Smart Rural’, un área que interesa especialmente a nivel europeo.

Se elaboró un plan 2021-2026 cuya meta era crear un nuevo sistema de actividad que incidiera en el dinamismo económico de la zona, y se consiguió ya a finales del año pasado, lo cual es un buen indicador de la aceptación que tuvo. Hoy es un centro único a nivel nacional porque no solo desarrollan tecnología allí, sino que todo el valle es un escenario de demostración a escala 1:1. 

Hay desplegada una red de sensores que se comunican mediante una tecnología especial. Están sensorizadas huertas, pomaradas, ríos... También cinco estaciones en los montes con las que se toman datos, alertan de posibles incendios y los previenen gracias a la IA. Tienen llagares que implementan la tecnología blockchain, que han desarrollado para hacer los pasaportes digitales de la sidra y así saber de una botella qué manzana tiene, de qué pomaradas venía, en qué momento entró…

Además, desarrollan una iniciativa con los vecinos en la que les dan las herramientas tecnológicas para que puedan recuperar, registrar y compartir el patrimonio material e inmaterial del valle. Por ejemplo, el conocimiento de los mayores sobre artes y oficios que había o los cultivos.

De cara al 2024 CTIC pretende hacer la transferencia de los resultados ya validados en Peón, Arroes y Candanal a otros territorios de Asturias y de fuera, como en el valle de Arán.