La apuesta de Cogersa por la I+D+i es, desde hace más de diez años, importante y continuada. El consorcio de residuos de Asturias viene dedicando a ello personal, inversión e instalaciones específicas dentro del Centro de Tratamiento de Serín. Una trayectoria que ha desembocado de forma “natural” en la reciente creación de un espacio donde se prueban tecnologías y procesos a escala preindustrial. Se trata de un Open Lab focalizado en la economía circular que la gerente, Paz Orviz, presenta con indisimulada satisfacción a Conecta.
Durante el paseo sobre la fase sellada del vertedero de residuos municipales de La Zoreda, la gerente y los técnicos del área de I+D nos muestran el embrión del espacio de innovación abierta que emerge ya en una zona acotada de unos 4.000 metros cuadrados, y que podría extenderse con facilidad por los terrenos aledaños.
“Cogersa afronta retos crecientes para dar una respuesta eficaz y sostenible a la gestión de los residuos de los hogares y las empresas asturianas. Un principio que rige la actividad de la entidad desde sus inicios -allá por 1985- es reducir los impactos ambientales del tratamiento de los desechos. Pero también, cada vez más, se hace obligado recuperar materiales y energía contenidos en los residuos, mediante la implantación de tecnologías y procesos innovadores, que maduran desde el ámbito de la I+D en base a proyectos colaborativos con universidad, centros tecnológicos y de investigación, y empresas privadas”, nos explica Orviz.
“Desde el enfoque clásico de I+D+i, mediante el que Cogersa era invitado por terceros a acudir a convocatorias públicas de financiación de proyectos, hemos pasado a ser anfitriones de un buen número de plantas piloto”, apunta. “Si la Estrategia de Economía Circular del Principado de Asturias nos encomienda ser locomotora del sector a nivel regional, en lo que a actividad económica e industrial se refiere, también debemos serlo de la investigación básica y aplicada que se relaciona con todo ello”.
En las instalaciones centrales del consorcio de residuos se gestionan decenas de miles de toneladas de residuos sólidos y líquidos que envían otras empresas y los propios ayuntamientos, son unas mil variedades de residuos. Junto a ellos, están los residuos de la propia operación de Cogersa como industria, como son los lixiviados de los vertederos o los digestatos. “Son recursos con los que se puede trabajar para darles valor; y los actores públicos y privados lo saben”, destaca la gerente. “Nuestros socios valoran que, a mayores de contar con todos esos materiales, disponemos de un emplazamiento muy interesante para acoger plantas piloto, con una superficie de 400 hectáreas en instalaciones auxiliares”, detalla.
El germen del OpenLab
El relato se resume en que los proyectos de I+D+i en los que Cogersa ha participado a lo largo de estos últimos años se iban desarrollando en el polígono de Serín y, cuando finalizaban, en lugar de desmontar las plantas, “fueron quedando aquí con el compromiso por nuestra parte de intentar utilizarlas en futuros proyectos o colaboraciones”. Y ahí fue donde empezaron a conservarse instalaciones que “hablan entre ellas y generan sinergias”, pues unas sirven para resolver aspectos de otras.
De la generación espontánea, se pasó a la planificación estratégica cuando, durante la redacción de la Estrategia de Economía Circular del Principado, aprobada por el Gobierno en 2023, se plantearon 15 líneas de actuación, y en una de ellas -sobre innovación de materiales y residuos- se propuso la creación de un espacio de innovación abierta.
Con el camino que Cogersa ya había recorrido hasta ese momento, las miradas apuntaban en su dirección como entidad que asumiría el liderazgo y sería la sede del futuro Open Lab. Y así fue. Se está levantando un laboratorio que contiene plantas piloto donde ya se han llevado a cabo proyectos de I+D, pero que se mantienen dándoles un nuevo uso; otras que están en pleno desarrollo y algunas que están por llegar.
El reto de incrementar alianzas
En junio de este año, Cogersa aprobó su propio plan estratégico, uno de cuyos subprogramas pone el foco en la innovación: “Ahí aterrizamos todos los conceptos con una mayor ambición y vocación de futuro con el horizonte de la legislatura, a 2027. Nos imponemos el reto de incrementar alianzas con cualquier entidad pública o privada”, afirma Orviz, algo que cree que no les costará, pues ya son muchas las que se acercan pidiéndoles colaborar. “Tratamos de acoger los proyectos porque nuestros intereses son muy amplios y tenemos muchos retos por delante”.
De hecho, ahora mismo no solo están trabajando con empresas o entidades de investigación bajo el marco de proyectos cofinanciados, sino que también están firmando acuerdos de colaboración “viendo esa línea común y concretando aspectos técnicos y económicos”, asegura la gerente.
Desde el consorcio ven este paso como “una gran oportunidad”, no solo porque se trata de un espacio que los colaboradores pueden disfrutar de forma gratuita, sino también por el enfoque internacional que les otorga “estar en proyectos europeos, en convocatorias tan relevantes como HORIZON o LIFE”.
También participan de forma activa en otros proyectos de carácter nacional y regional en colaboración con la Universidad de Oviedo, el INCAR-CSIC, la Fundación IDONIAL, o con el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), sin olvidar a las empresas industriales de Asturias con las que colaboran, como ArcelorMittal, Dupont o Alusigma; del sector primario como CAPSA o Clas; de la construcción, como Arposa y Juan Roces; o del energético, con el foco en el hidrógeno. “Se abre un periplo de posibilidades en las que la idea siempre es que alguien tiene un residuo y queremos darle valor. Y gracias a ese valor que le damos al residuo, también se lo generamos a la propia relación”.
Proyectos de ayer, de hoy y los que están por llegar
Un ejemplo de una de las plantas que se utilizó para un proyecto y que se mantiene en las instalaciones de Cogersa porque interviene en procesos de otros trabajos es Landfill4health. Esta se destina al cultivo de microalgas utilizando el CO2 de las emisiones de la planta de tratamiento de residuos sanitarios y nutrientes de efluentes depurados, para producir biomasa útil. El objetivo es investigar y demostrar el aprovechamiento de un vertedero de residuos no peligrosos y sus instalaciones complementarias para albergar un cultivo industrial de microalgas destinado a producir principios activos de alto valor.
La técnica del área de I+D+i, Laura Megido, explica cómo funciona: “Tenemos dos balsas exteriores y otra dentro del invernadero, en las que están los cultivos de microalgas. Se aprovechan corrientes residuales que se generan dentro del Centro de Tratamiento de Residuos y el permeado que se genera lo usamos como alimento de las microalgas ya que contiene nutrientes como nitratos y fósforo. También las alimentan con CO2 que consiguen de la planta de tratamiento térmico, donde se valorizan los residuos clínicos y de la cual se extrae un gas de combustión que contiene el dióxido de carbono: “Conectamos esa planta industrial con el invernadero y usamos el CO2 como alimento de las microalgas. Las distintas instalaciones nos permiten jugar con las condiciones y ver cómo actúan”.
Esta planta de cultivo de microalgas se relaciona con LIFE INFUSION, proyecto en pleno desarrollo. “Trata de forma intensiva efluentes residuales, como lixiviados de vertedero, para su conversión en productos útiles y sostenibles como biogás, biometano, biofertilizantes, y agua regenerada. Es un sistema innovador para recuperar recursos y minimizar el impacto de las plantas de tratamiento de lixiviados de residuos sólidos urbanos. El cultivo de microalgas es la última etapa de este proceso” apunta José Manuel González, jefe del área de I+D+i de Cogersa.
El proyecto desarrolla a escala demostrativa un tratamiento para valorizar aguas residuales y obtener biofertilizantes, biogás, biometano, y agua regenerada. Culminará con la instalación de una planta piloto que incluye tecnologías como stripping amoniacal, digestión anaerobia termófila, contactores de membranas, ósmosis con membranas regeneradas, y upgrading de biogás a biometano; mientras que el efluente se aprovechará en la planta de cultivo de microalgas. El proyecto está cofinanciado por el programa LIFE de la UE.
Y el futuro que está por llegar al OpenLab es PLASTICE, apoyado económicamente por el programa HORIZON de la UE, que desarrollará una selección robotizada de residuos de plástico y una licuefacción hidrotermal para valorizar los residuos de plástico que tienen una demanda escasa en el reciclaje mecánico tradicional, tratando de mejorar la circularidad de los residuos plásticos a través de su reciclaje químico. Aunque el proyecto PLASTICE considera más tecnologías de valorización y emplazamientos de demostración en varios países de la UE, serán esas dos plantas piloto las que se implantarán en el OpenLab a partir de 2025.