Irene Cid Rico se convirtió hace unas semanas en la primera decana de la historia del Colegio de Ingenieros en Informática del Principado de Asturias. Desarrolló sus estudios de Ingeniería Técnica en Oviedo, e Ingeniería Superior en Gijón y finalizó su último año de estudios en Francia, donde comenzó su andadura en el mundo laboral en empresas como DXC Technology y Capgemini.
¿Cuál es el principal objetivo que se marca usted y su equipo?
El colegio de Ingenieros en Informática del Principado de Asturias aspira a representar y acoger a todos los Ingenieros en Informática de la región a través de nuestras propuestas para colaborar en el proceso de digitalización de la sociedad; a través de nuestra formación específica de mano de ingenieros con años de experiencia en puestos de trabajo reales; a través de encuentros entre profesionales que tienen su residencia aquí y, finalmente, pero no menos importante, a través de la defensa de nuestra profesión ante los casos de intrusión que vivimos. Desde los colegios queremos que se escuche la voz de los profesionales de la Ingeniería Informática y se nos considere agentes fundamentales en este proceso de transformación digital.
Hablemos de Asturias y su tejido empresarial, ¿se están haciendo las cosas bien si hablamos de transformación digital?
La transformación digital no es algo nuevo, llevamos ya más de 20 años en un constante avance de las comunicaciones digitales, los sistemas de información y mejoras tecnológicas en los procesos productivos. Durante todo este trayecto de transformación hay cosas que se han hecho bien y otras no tanto. No es cuestión de echar la culpa a unos u otros, pero, comparándonos con nuestro entorno, y viendo los datos del INE de 2019-2020, en conjunto, nuestra región no está liderando el proceso de transformación digital, ni siquiera nos encontramos entre las primeras posiciones del pelotón.
Nuestra inversión en I+D+i en términos porcentuales de PIB están alejados de las regiones más punteras, como el País Vasco, Madrid, Navarra y Cataluña. En el último año ha habido una fuerte inversión y financiación a través de fondos europeos para proyectos de digitalización y de sostenibilidad, que Asturias ha articulado a través de la oficina de proyectos europeos, y que incluyen planes para pymes, grandes empresas y grupos de investigación. Todavía es pronto para ver los resultados de dichas inversiones, pero debería verse un retorno de la inversión en los próximos años con un tejido industrial más estable.
Sin embargo, tenemos un problema compartido con otros países europeos. Al concentrar todas las inversiones en la digitalización de los sectores tradicionales para seguir haciéndolos competitivos, estamos siendo incapaces de crear una industria de software e informática fuerte y propia. Aunque no se puede encontrar una única causa, desde el colegio creemos que nuestra presencia en las instituciones que toman las decisiones organizativas y de inversión es mínima, y por ello no se llega a visualizar el problema y tomar las soluciones correctas.
Desde siempre, no se entiende el trabajo de la informática, el esfuerzo necesario para conseguir aplicaciones fiables, escalables y seguras. En EEUU, las cinco empresas más importantes de este sector ingresan más del 65% del PIB de España. En nuestro continente, sólo hay tres compañías europeas entre las 20 tecnológicas de software más valiosas del mundo, y ninguna entre las 10 primeras. Según empresas especialista del mercado, la industria del software continuará creciendo al doble de ritmo que el PIB mundial, habiendo crecido más de un 2,5 % durante la pandemia frente a todos los demás sectores que decrecieron. Es una pena que perdamos esta oportunidad. Como no cambien las cosas, nos convertiremos en usuarios de segunda mano de las aplicaciones inventadas en otros lugares. Eso sí, las empresas de otros lugares incluirán, como ya lo están haciendo, a los informáticos que formamos aquí.
Desde el Principado se habla de una Asturias más verde y digital, ¿cuáles son sus propuestas de actuación para lograr estas metas?
Desde el acuerdo de París de 2015, los gobiernos están realizando esfuerzos por limitar el calentamiento global, reduciendo las emisiones de efecto invernadero. Las empresas de servicios informáticos con sede en nuestra región se han preparado desde entonces en lo que han denominado transformación sostenible, marcándose grandes objetivos. Para ello, han trabajado en calcular la huella ambiental de cada uno de los elementos de su cartera de servicios consiguiendo reducir los valores de las emisiones de sus productos. Muchas de ellas se han comprometido con el objetivo cero emisiones para el 2030, consiguiendo que la tecnología no represente una parte importante de esta huella.
Para conseguir una Asturias más verde y digital debemos asegurarnos que nuestro proceso de transformación digital no comprometa el cuidado de nuestro medio ambiente, y por tanto seguir el mismo proceso: cuantificar cuánto cuesta esta digitalización en emisiones de CO2 y conseguir reducir dicho costo.
Por otro lado, para minimizar el despoblamiento del mundo rural y conseguir captar población activa, se necesita reducir la brecha digital y conseguir que la industria y comercio de dichos territorios mejoren sus oportunidades de negocio. Actualmente, la inversión que se está realizando a las pymes a través del Kit Digital y el proyecto #AceleraPyme, donde a través de agentes locales se asesora a los beneficiarios de las ayudas en el uso de su inversión, está contribuyendo a la mejora de las empresas locales.
¿Debemos asentar el futuro y crecimiento de la región en el sector TIC?
Sabemos que hay problemas colaterales al uso diario de las TIC, pero como sociedad debemos darle solución sin olvidar que su uso mejora la calidad de vida de muchas personas. Es importante recordar que gracias a ellas estamos viviendo un momento de desarrollo imparable, y cada avance supone un paso más para otro avance. Debemos formar parte de este proceso.
Actualmente, con más de 900 empresas, el sector TIC apenas llega al 10% del PIB asturiano. Estamos lejos de ser la base de la economía de la región. Es fundamental, si queremos de verdad un perfil económico basado en la digitalización, no ver la informática meramente como una prestadora de servicios que debe adaptarse a las peticiones de sus clientes, sino como un generador de proyectos tractores de nuevas posibilidades que traiga por sí misma riqueza a la región.
Precisamente, la Semana Impulso TIC de 2022 lleva el lema de 'Digitalizando la Industria Asturiana', ¿qué sorpresas y novedades tendremos en esta nueva edición?
Hemos preparado una semana con distintas actividades y charlas. Por un lado, hemos conseguido que participen como ponentes actores reales que conocen de primera mano la incorporación de los nuevos avances en el proceso de digitalización de la industria, como son: casos de éxito de la inteligencia artificial en el entorno productivo; gemelos digitales: una intersección entre el mundo físico y el digital; sinergias entre IT y OT; securizando la industria asturiana en todos los aspectos; ejemplo de uso de un sistema SCADA centrado en la calidad del aire, sistemas MES para la integración de procesos a alto nivel, bastionado de redes industriales, etc..
Por otro lado, junto con el ayuntamiento de Gijón, la Consejería de Educación y la Oficina de Información Juvenil, hemos incluido otras actividades como las charlas de seguridad para un público no experto y la participación en el proyecto "Oficios"destinada a dar difusión de la profesión en nuestros adolescentes. Finalmente, colaboramos con el Cluster TIC y Compromiso Asturias XXI , para debatir con diferentes perfiles de agentes digitalizadores sobre las claves del sector.
Uno de los objetivos de la Semana Impulso TIC es fomentar las vocaciones STEM entre los más jóvenes, ¿cree que vamos por el buen camino? ¿Cuáles son los principales desafíos para la sociedad asturiana?
Entre las claves en las que se está trabajando para fomentar las vocaciones STEM destacaría las siguientes:
A nivel educativo y social, las propuestas para que los alumnos se interesen por el ámbito de las ciencias y las ingenierías se han multiplicado: proyectos para que exploren el funcionamiento de las máquinas simples, eléctricas; ideas para que creen componentes de sus maquetas con impresoras 3D; aplicaciones de todos los niveles para que usen programación en el aula y exploren modelos pre-entrenados de inteligencia artificial; actividades de encuentro entre adolescentes interesados en en la profesión como son las Olimpiadas Informática organizadas por los Colegios de Informática; las jornadas en la que científicos se esfuerzan en explicar para todos los públicos su trabajo, y tantas otras iniciativas que todos los años surgen.
Por otro lado, los profesores tienen una nueva ley que les acompaña para que puedan incluir en sus programaciones dichos proyectos y explorar todos estos recursos. A pesar de que la acogida de la misma se ha visto ridiculizada por los aspectos controvertidos sobre los criterios de promoción del alumnado entre cursos o por la vuelta a la evaluación por competencias; a pesar de que en su creación a nivel estatal han olvidado la informática como asignatura, reproduciendo el problema que encontramos a nivel social y es el de pensar en la informática sólo como una herramienta, en lugar de una disciplina capaz de crear soluciones que pueden revolucionar el mundo; a pesar de todo ello, la nueva ley tiene en su eje central la aplicación en el aula de los contenidos estudiados, paso necesario para conseguir el interés del alumnado.
Otra de las claves para despertar la motivación del alumnado en las posibilidades de las ciencias e ingenierías, depende de nuestro profesorado. Un profesorado donde ya en su composición el porcentaje de la plantilla con formación STEM es minoritario. Punto y aparte merece el caso de los profesores de informática, que en la Educación Secundaria son inexistentes en nuestra región.
Todos los datos reflejan que la tasa de alumnado que elige el camino de las ciencias, matemáticas y/o ingenierías se mantiene con pocas variaciones: un 30% para los hombres y un 12,5% para las mujeres. Aunque es pronto para recoger los resultados de los nuevos cambios y proyectos antes mencionados, creo que el esfuerzo en el que se ha venido trabajando se verá reflejado con un pequeño aumento en dichos porcentajes. Para conseguir un aumento más significativo, serán necesarios cambios más estructurales.
Para finalizar, ¿cuáles cree que van a ser los principales retos en el ámbito de las nuevas tecnologías?
Cada una de las áreas de la informática tiene sus propios retos de los que dependerá su avance. Así , por ejemplo, en el ámbito de la inteligencia artificial se siguen buscando modelos y estructuras auxiliares que les permitan inferir la lógica matemática sin tener que necesitar miles de ejemplos, la tecnología blockchain sigue mejorando la creación de redes de confianzas y de inscripción de datos para su correcto despliegue, la seguridad informática busca soluciones inteligentes que se adapten a los distintos tipos de ataques, el software sigue mejorando en las técnicas de optimización y rendimiento, etc.
Sin embargo, el reto más importante al que se enfrentan las nuevas tecnologías es aunar sostenibilidad y competitividad tecnológica. Respecto a la sostenibilidad, Europa es pionera en soluciones ecológicas y economía circular. Con la implementación del Plan de acción para la economía circular creado en 2020 se podrá llegar a cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, conservando la posición de liderazgo. Respecto a la competitividad en el sector TIC, no partimos de la misma posición: por un lado, el gigante asiático trabaja en lo que denominan la industria 4.0, donde el sector público realiza inversiones multimillonarias en los sistemas de información, por otro lado la industria del software americano, donde el porcentaje de las empresas de informática entre las 100 más valiosas pasó del 18% en 2010 al 39% en 2020, y siguen invirtiendo cantidades millonarias en seguir desarrollando sus aplicaciones.
En Europa llevamos tiempo siendo más conservadores, no consiguiendo desarrollar dicho mercado, no teniendo presencia entre el top ten de las empresas informáticas a nivel mundial. Además, a medida que este mercado madura en otros países, es cada vez más difícil entrar en él. Intentar competir a nivel computacional con gigantes como Google o Facebook es imposible.
Debemos seguir una estrategia más orientada a la posibilidad de crear piezas de software en líneas transversales no explotadas por dichas empresas y que se caracterizan por un esfuerzo en investigación. Para ello, es esencial apoyar a nuestro mejor valor: el talento que se forma en nuestros centros educativos y universidades. Debemos conseguir equipos multidisciplinares donde los investigadores de las distintas ramas de las ciencias e ingenierías trabajen junto con ingenieros informáticos y científicos de la computación para conseguir avances que podamos aprovechar todos.