¿Cómo ven las investigadoras asturianas el futuro científico de la región? A nivel general, ya lo expresó recientemente Mercedes Díaz, directora de FICYT, en una entrevista realizada por Conecta: “Asturias tienen un ecosistema científico y tecnológico privilegiado, contamos con renombrados investigadores, tenemos un tejido productivo y empresarial importantes y disponemos de una cantera de jóvenes y de futuros investigadores muy valiosa. Tiene el escenario ideal para desarrollar una ciencia de excelencia”.
Uno de los objetivos de esta legislatura para la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo es “consolidar los tres pilares de la sociedad del conocimiento: investigación, innovación y formación, y su conexión con la creación de empresas y de empleo de mayor calidad”, explica el consejero, Borja Sánchez.
Esta configuración, añade, “permitirá seguir marcando nuestra propia hoja de ruta hacia ese cambio tecnológico imparable, así como impulsar tanto los sectores de nuestra estrategia de especialización inteligente, como otros que representen ventanas de oportunidad, como la industria de la defensa o la economía del dato, y a otros que puedan surgir durante los años venideros”.
Todo esto en el contexto de “una década de cambio donde nuestro sistema productivo y nuestra sociedad transitan ya hacia modelos productivos y entornos más sostenibles y digitales que deben, asimismo, ser inclusivos para evitar que nadie se quede atrás”, afirma Sánchez.
Para conocer de primera mano el estado actual del ecosistema científico e investigador de la región, hemos querido hablar con cinco investigadoras que ponen de manifiesto algunos retos como el impulso de la divulgación, la inversión en I+D, el aumento de contratos predoctorales o la interdisciplinariedad.
Entonces... ¿Cuál es el mayor reto para que la Ciencia se convierta en un pilar clave para el crecimiento de Asturias?
En los últimos años, se ha puesto de manifiesto la importancia de la salud, de los cuidados y de los profesionales de enfermería en el bienestar de las personas. Somos una profesión ligada tradicionalmente a la práctica asistencial, desarrollando su actividad en hospitales, centros de salud, etc.
En esos entornos, la población nos identifica y nos asocia fundamentalmente con la realización de técnicas y cuidados. Pero podemos y debemos ir mucho más lejos. Cada vez más enfermeras son doctoras, lideran equipos multidisciplinares, son figuras claves en la coordinación sanitaria y, además, están luchando por abrirse camino en la innovación.
Sin duda, una de nuestras fortalezas es la visión humanista de la ciencia y la cercanía con los pacientes que nos permite explorar sus demandas. La ciudadanía tiene que sentirse cercana y partícipe de la ciencia, exponiendo sus necesidades, inquietudes o deseos.
Por otro lado, las disciplinas científicas tienen que acercarse a las personas, escucharlas y orientar la investigación o la innovación hacia esas prioridades. En definitiva, sería deseable la simbiosis entre la ciencia y la ciudadanía, pero para completar el círculo es necesaria la transferencia social de la ciencia.
En enfermería, está latente el compromiso con los pacientes y con la excelencia de los cuidados. Es muy importante divulgar su trabajo y que la población lo conozca y se identifique con ellos. A veces pensamos que los mejores proyectos se realizan en grandes ciudades o países con presupuestos millonarios para investigación y aunque es cierto, no debemos dejar de sentirnos orgullosos de los pasos que se dan en Asturias.
En resumidas cuentas, es necesario reivindicar una participación más activa de la comunidad para que se sientan más cercanos al mundo de la investigación y de la innovación en general, y también en las disciplinas sanitarias.
Las aportaciones de enfermería a la ciencia pueden ser clave en el futuro de los cuidados. Somos la profesión especializada en acompañar a las personas a lo largo de todo el ciclo vital, tenemos que confiar en nuestro potencial y seguir trabajando por CUIDAR con mayúsculas.
Asturias se enfrenta a desafíos significativos como el reto demográfico, la transición energética y digital o el cambio climático. Si bien es cierto que esta situación viene acentuada por un pasado ligado a la minería y a la presencia de empresas públicas, no menos cierto es que Asturias dispone de un potencial científico y tecnológico que debería convertirse en una importante herramienta para su despegue económico.
Los países más desarrollados reconocen la investigación y la innovación como indicadores fundamentales del potencial competitivo de una región o un país, así como de la productividad de su sector empresarial. Es, por tanto, necesario impulsar la ciencia como pilar fundamental para el desarrollo económico y avanzar hacia una Asturias más digital, respetuosa con el medio ambiente y más inclusiva.
Aunque pueda resultar repetitivo, los desafíos más destacados en el ámbito científico siguen siendo: incrementar la inversión en I+D, mantener y recuperar a profesionales cualificados, fortalecer las infraestructuras, potenciar la colaboración entre el sector público y el privado y, no menos importante, promover la cultura científica. Existe un elevado grado de interdependencia entre ellos y el primero condiciona al resto.
Cuando se aborda el aumento de la inversión en I+D, es importante considerar tanto la inversión pública como la privada, siendo esta última posiblemente la que requiere un mayor impulso adicional.
Asturias se encuentra ante el desafío de la pérdida o fuga de personal cualificado con numerosos investigadores y profesionales que se ven obligados a buscar oportunidades fuera de la región e incluso en el extranjero. Mantener y retener el talento requiere un entorno propicio con salarios dignos, pero también proyectos ilusionantes e instalaciones modernas con equipamiento de vanguardia.
La falta de colaboración efectiva entre el sector público, las universidades, los centros de investigación y las empresas limita el impacto de la ciencia en el crecimiento económico de Asturias.
No menos importante es que Asturias promueva una cultura que valore y fomente la ciencia y la innovación como pilares fundamentales para el desarrollo económico y social. Esto implica la implementación de programas educativos y de divulgación científica desde las primeras etapas escolares hasta la educación superior y programas de formación continua.
Asturias ha comenzado a dar los primeros pasos para la promoción de la ciencia, pero aún queda por delante un duro trabajo para poder estar al nivel de otras autonomías y países de nuestro entorno.
Uno de los grandes retos es la proyección de acciones a largo plazo, que vayan más allá de los ciclos electorales, ya que la investigación es una carrera de fondo que precisa de tiempos más prolongados.
Es necesario llevar a cabo una inversión en los investigadores del futuro. Lo más difícil de conseguir y lo más valioso es el conocimiento, y lo tenemos. Podemos sentirnos privilegiados del alto nivel con el que terminan los estudiantes de la Universidad de Oviedo.
Generar oportunidades atractivas para que estos estudiantes se planteen comenzar una carrera investigadora y desarrollen su talento en Asturias pasa por aumentar el número de contratos predoctorales autonómicos y mejorar su dotación. De lo contrario, algunas disciplinas con elevada tasa de empleabilidad, como la Ingeniería Informática o las Matemáticas, pueden descartar la investigación como una opción de futuro.
Una vez que esta etapa formativa se cierra y ellos consiguen doctorarse, la estabilización es difícil y a veces incompatible con plantearse la conciliación. Por este motivo, la recuperación y atracción de talento del extranjero es esencial para seguir llevando a cabo una investigación puntera de alto nivel y de proyección internacional.
Garantizar una dotación económica suficiente y estable para los grupos de investigación que tienen una trayectoria consolidada evitaría comprometer el desarrollo de algunas líneas de investigación por la falta de financiación y garantizaría la permanencia de parte de personal investigador y técnico altamente cualificado, esencial para el desarrollo de los proyectos. Esto no excluye la apuesta por los grupos jóvenes que puedan encontrar su lugar en alguna de las entidades dedicadas a la investigación del Principado.
La ciencia va cambiando a medida que cambia la sociedad. Esto implica que necesitamos que nuestros proyectos sean conocidos por la población y respondan a sus necesidades y problemas demográficos, sociales, de salud, tecnológicos... La implicación de las empresas en los proyectos es sin duda una sinergia tan atractiva como necesaria para ambas partes.
Esta semana me sorprendía ver la afluencia de turistas en la conexión internacional que el Principado ha reabierto con Alemania a través de una aerolínea. Frecuento las conexiones con ese país y parece que cada vez son más las personas interesadas en visitarnos, cosa que no me sorprende.
Asturias es un lugar atractivo para vivir. No hay duda. Sin embargo, a pocos kilómetros de aquí, el aeropuerto de Bilbao mantiene conexiones de forma regular y no solo ‘por el turismo’.
¿Cómo conseguir que el paraíso natural sea, además, un polo científico atractivo? Es importante estar convencidos de que el conocimiento científico es una inversión que proporciona beneficios en el medio plazo, empleo de calidad y sostenible para una población joven formada en competencias que el mercado reclama.
En este aspecto, considero que la financiación pública y la planificación por parte de los gestores y gobernantes son pilares fundamentales y es necesario desarrollar políticas sostenibles a medio y largo plazo (de nada sirve traer grandes científicos que a los dos años tienen que volver a marcharse).
La Universidad de Oviedo es la mayor empleadora de la región y donde se lleva a cabo una gran parte (aunque no toda) de la I+D que se desarrolla en el Principado. Tenemos que hacer posible la renovación de nuestras instalaciones para ofrecer una imagen de modernidad competitiva donde se puedan desarrollar ideas innovadoras que capten las miradas desde el exterior. Esto posibilitará obtener financiación de fondos nacionales y europeos así como financiación privada complementaria a la pública.
Paralelamente, las empresas ubicadas en la región deben entender que la inversión en I+D no es un gasto, sino una inversión. He dirigido 16 Tesis Doctorales y el 90% de los hoy doctores trabajan en empresas del sector… Pero fuera de Asturias. Sería importante crear planes que fomenten una mayor interacción entre empresa y universidad.
Me consta que en Alemania empresas biotecnológicas y farmacéuticas colaboran activamente con las universidades, tanto a través de prácticas como organizando talleres y concursos de emprendimiento o doctorados industriales donde ambos sectores, público y privado se benefician de la interacción. Se necesitan planes sostenibles en el tiempo y apuestas decididas para llevarlo a cabo.
Desde mi punto de vista se precisa hacer frente a varios retos:
Por un lado, conseguir una financiación apropiada y sostenida en el tiempo. Asturias tiene buenos investigadores, pero se precisa un tejido investigador sólido. Son necesarias políticas de financiación de la investigación que apoyen a grupos y líneas de investigación innovadoras, productivas y de interés.
Es necesario retener y fijar el talento investigador. Hay que traer de vuelta y estabilizar el talento que hemos formado y se ha ido al no ver un futuro claro, y también atraerlo de fuera. La carrera investigadora en Asturias debe resultar atractiva, para lo cual se necesita mejorar y agilizar la financiación y oportunidades.
Deben mejorarse las vías de estabilización del personal investigador ya formado y apoyar líneas de investigación emergentes asociadas a estos investigadores. Es necesario que los jóvenes investigadores sepan qué hay que hacer para lograr una estabilización profesional en la ciencia, que los criterios no cambien de un año para otro, y que esta carrera hasta la estabilización no se prolongue de forma innecesaria.
También veo imprescindible apoyar y financiar la ciencia básica, pilar en el que se basa la ciencia aplicada, el desarrollo y la innovación.
Otro reto es favorecer la interdisciplinariedad para abordar retos que por su complejidad no se pueden abordar eficazmente desde una única rama del conocimiento.
La conexión entre la investigación, los servicios públicos y la empresa es otro factor a tener en cuenta. La ciencia tiene que acercarse a la empresa y la empresa tiene que acercarse a la ciencia como motor para el desarrollo y la innovación.
Además, se debe facilitar la dedicación de los investigadores a la tarea científica. La Ciencia necesita tiempo. La creciente carga burocrática, la urgencia de obtener resultados a corto plazo y que sean atractivos para los medios de comunicación y redes sociales como máxima prioridad, está yendo en detrimento de la calidad y rendimiento científico.
Por último, es preciso que la sociedad, la industria y los servicios públicos crean en la Ciencia y en que puede ser un elemento dinamizador del crecimiento económico, del desarrollo y del bienestar.
Asturias tiene un gran reto por delante y también una gran oportunidad. O nos subimos a este tren, o nos quedaremos atrás.