Life Concept nace en 1995 y lanza su primera marca de calzado, Art, aunque la experiencia en el sector del calzado se remonta a más de 50 años. A día de hoy cuenta con más de 800 personas y dispone de departamentos propios. En el evento ‘La franquicia como dinamizadora de la economía local’ organizado por la revista Emprendedores, el Ayuntamiento de Oviedo y AJE Asturias el pasado 14 de marzo en el Talud de la Ería de Oviedo, hablamos con Ignacio Bilbao, Franchise & Stores Director de Life Concept.
¿Cuál ha sido durante todos estos años el objetivo principal de Life Concept?
Queremos utilizar siempre la mejor materia prima para calzar a hombres, mujeres y niños de todo el mundo. La compañía ha desarrollado tres marcas muy diferenciadas: Art, El Naturalista y Neosens, pero todas con el factor común del diseño y la calidad.
¿Cuáles son vuestras prioridades?
La compañía siempre ha dado prioridad absoluta a la calidad, al cuidado de los diseños, a la innovación y al cuidado también del medioambiente. Es por esto que todas las marcas de Life Concept cuidan los materiales y los diseños están en continua renovación, como demuestran las más de 5.000 referencias de que disponemos.
¿Cuántos pares de zapatos podéis llegar a producir?
Nuestro grupo elabora más de 1.000.000 de pares de zapatos al año entre nuestras fábricas de España (La Rioja) y Marruecos (Tánger) e invertimos casi un millón de euros al año en investigación.
¿Dónde estáis presentes?
Estamos en los cinco continentes: desde Australia hasta Estados Unidos o Canadá, siendo nuestros mercados principales Europa: Alemania, Francia y España.
Funcionáis a través de franquicias, ¿qué oportunidades ofrece esta vía?
Sí. Llevamos 20 años en el sector de la franquicia. Asesoramos a la gente joven sobre las ventajas e inconvenientes que supone con respecto a ponerse por su cuenta, así como las pautas a seguir en base a lo que les hace ilusión y con lo que se sientan cómodos.
Esta modalidad tiene como parte positiva que ya tienes la experiencia de otras tiendas, de otros franquiciados, entonces podemos aconsejar a quienes van a dar los primeros pasos, que son los que más cuestan. En el primera año de maduración no tienes el expertise de cómo son tus clientes, qué te van a pedir, cómo es tributar, cuánto producto necesito… Se lo puedes transmitir.
Por ejemplo, el producto lo dejamos en depósito, por tanto, el franquiciado no tiene que pagar nada, y esto es una gran ventaja porque no tienen que hacer un desembolso inicial importante, solo el local. Además, nuestro producto no es a granel como en otras franquicias que te tienes que adecuar a lo que ellos quieran; nosotros somos los fabricantes, por lo que podemos fabricar para una tienda concreta un modelo y cantidad determinados.
¿Y qué reto percibes que presenta?
Sobre todo la incertidumbre que puede llegar a generar porque el mercado está en un momento complicado; la situación económica no es la mejor que podamos tener. La restricción del crédito para los franquiciados también es importante, de los bancos.
Las guerras, la COVID, han creado también mucho desconcierto.
¿De qué forma crees que una franquicia puede ser tractora de la economía local?
Si se monta un negocio en una ciudad, tienes que coger a personas para trabajar que sean de la zona; vas a intentar aprender del mercado y adecuarte a él para vender, porque el secreto de vender no es otro que conocer tu mercado y tener las peculiaridades que necesita ese mercado. La inversión del local va a ser también para el municipio, las personas que van a hacer la adecuación del mismo también van a ser locales… Se crean un montón de sinergias. Cada semana viene y se va producto, hay envíos… Se dinamiza la economía de la zona.
