Julio Martín (Salamanca, 1961) siempre se ha sentido asturiano ya que a los pocos días de nacer le trasladaron a Gijón, ciudad en la que ya residían sus padres. Aunque por movilidad profesional ha vivido en Madrid y Ferrol, tiene claro que esto, junto a los diferentes viajes, le ha permitido valorar en su justa medida lo mucho y bueno que hay en Asturias. Ingeniero Industrial de formación, llegó a IDESA octubre del año 2017 como director general.
¿Cuál ha sido su mayor reto en IDESA?
No es una pregunta que admita una respuesta simple. Le diría que posiblemente el mayor desafío no sea ninguno de los que ya han pasado, aunque algunos proyectos fueron realmente demandantes, sino la necesidad de adaptarnos a una nueva realidad que se precipita como consecuencia de la pandemia.
IDESA fue fundada en el año 1993 como una oficina técnica y comercial para apoyar a los talleres de fabricación locales en el negocio del petróleo y el gas. Con el tiempo se ha convertido en una empresa respetada en el mundo por su actividad: el diseño, la fabricación y el suministro de equipos estáticos y modulares.
En el 2014, IDESA fue adquirida por el Grupo Daniel Alonso. El Grupo había participado y apoyado a IDESA desde su creación, y veía con esta adquisición la oportunidad de cubrir grandes sectores del mercado energético. A su tradicional fortaleza en el mundo de las energías renovables, sumaba capacidades dirigidas al mercado del petróleo y el gas.
Un cuarto de siglo después de su fundación, el mundo de la energía está cambiando a pasos de gigante, y las grandes compañías petroleras y gasistas (supermajors), han incluido en sus planes estratégicos la reducción de su huella de carbono para las próximas décadas. Los objetivos de reducir emisiones y la creciente demanda de energía limpia han tenido un impacto significativo en sus perspectivas de producción a largo plazo.
Esta tendencia se ha precipitado con el Covid-19, consecuencia directa de la súbita caída del consumo de productos fósiles en el año 2020. Dos datos objetivos: al final del año pasado, el recorte acumulado del gasto de cinco supermajors (ExxonMobil, BP, Shell, Chevron y Total) se situó en los 26.000 millones de dólares, equivalente al 32% de la inversión combinada anunciada inicialmente, al tiempo que registraron una pérdida récord de 76 mil millones de dólares. La mayoría de los recortes de inversión que acometieron se produjeron en el desarrollo de proyectos totalmente nuevos.
Por ello volviendo al inicio de mi respuesta, creo que nuestro mayor reto está en el futuro, aunque éste siempre es un reto en sí mismo. Debemos lograr ser competitivos en los nuevos productos que nuestros clientes vayan a necesitar. Hay que tener siempre presente que el mercado no es el que se adapta a la empresa, sino justamente lo contrario.
¿Qué le aporta Asturias a la compañía? ¿Le pide algo a la Administración?
Asturias tiene factores muy atractivos para el desarrollo empresarial: talento, tradición industrial y entorno natural inigualable. Pero es un hecho que parte de ese talento ha tenido que emigrar por no encontrar alternativa en casa. El modelo industrial imperante en la segunda mitad del siglo pasado, basado en el efecto tractor de las grandes corporaciones públicas ha quedado totalmente desfasado. Hoy en día las iniciativas recaen en el sector privado, y la Administración debe contribuir a crear las mejores condiciones de contorno posible para atraer la inversión a nuestra Comunidad.
Creo que todos asumimos que la industria genera empleo de calidad y que éste, directa e indirectamente, contribuye a la mejora de los recursos públicos. Apoyar las iniciativas empresariales, no deja de ser una apuesta por la sostenibilidad y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Ser una Comunidad pequeña, de recursos limitados, con multitud de micro pymes implica un mayor esfuerzo respecto a otras de mayor población o mejor fiscalidad.
Son los empresarios los que asumen riesgos para crear empleos y riqueza, por lo que hay que adoptar medidas concretas que incentiven las fases de establecimiento e inicio de su actividad, en definitiva, hay que hacer atractiva su apuesta por nuestra tierra.
También es imprescindible trabajar en la corrección de otros déficits endémicos: la accesibilidad territorial, la conectividad área y ferroviaria, la reducción de los costes energéticos, la formación para el empleo, el déficit digital, etc., sobre los que lamentablemente no se ha conseguido la unidad de acción que sería tan necesaria.
Duele ver las dificultades que hay para ponerse de acuerdo en lo sustancial.
Durante esta pandemia se ha puesto de manifiesto la necesidad de colaborar entre empresas, ¿cómo se afronta esta necesidad desde la compañía?
La colaboración con otras empresas ha sido una constante en el crecimiento de IDESA. Recordemos que está en la génesis de su fundación. IDESA participa activamente en todos los foros, clústeres o fundaciones del sector del metal, al tiempo que, por su efecto tractor, contribuye al mantenimiento de la actividad de múltiples empresas en Asturias.
Con pandemia o sin ella, la realidad es que el mundo es cada vez más colaborativo y que unos de los pilares de la Industria 4.0, está en la integración vertical de las empresas que trabajan en el desarrollo de un mismo producto.
Por el tamaño de las pymes, en España en general y en Asturias en particular, nos falta aún esa mentalidad generosa de compartir para ganar. Hay excepciones por supuesto, en sectores como el automóvil, el aeronáutico, etc. los cuales llevan un camino hecho a ese respecto. Pero lo cierto es que aún tenemos mucho que mejorar respecto a países tales como los escandinavos, Alemania, etc.
Hace unos meses se anunciaba el compromiso de IDESA de implantar instalaciones de I+D+i en Asturias, ¿qué objetivos y proyectos se marcan?
Es ya una realidad, fruto de la magnífica iniciativa puesta en marcha por la Consejería de Innovación, con el apoyo decisivo del IDEPA.
A través de IDESA TECHNOLOGY & RESEARCH CENTRE S.L.U. (IDESA TRC), canalizamos los proyectos de I+D+i, así como el diseño y desarrollo de nuevos proyectos. Impulsaremos la investigación en nuevos materiales, asunto de vital importancia en el sector de bienes de equipo, ya que permite desarrollar equipos con nuevas prestaciones, reducciones de peso, mejoras de resistencia mecánica o a la corrosión.
Además de servirnos para impulsar la mejora continua de algunos procesos críticos en la fabricación, tales como los de soldadura, nos servirá para el estudio de nuevos productos para mercados energéticos emergentes, tales como el hidrógeno, el almacenamiento de CO2, etc.
Por último, IDESA TRC será también una herramienta para implementar progresivamente las diferentes tecnologías habilitadoras de la Industria 4.0 en IDESA.
Uno de los proyectos más interesantes para Asturias puede pasar por la eólica offshore, ¿está la industria de la región preparada? ¿qué supondría para el Principado?
Sin ningún genero de dudas la eólica marina es uno de los sectores con mejores perspectivas de crecimiento para las próximas décadas.
Atendiendo a los últimos datos de WindEurope, en la UE se destinaron 26.300 millones de euros para financiar 7,1 GW de nueva capacidad eólica marina el pasado año, siendo Reino Unido, los Países Bajos, Alemania y Francia los grandes protagonistas. Actualmente hay en la instalados 25 GW de capacidad eólica marina en la UE y se pretende alcanzar los 300 GW en el año 2050. Es uno de los sectores energéticos que menos se ha visto afectado por los efectos de la pandemia.
Pero no nos engañemos, ser proveedor global no está al alcance de cualquiera. Hago la anterior afirmación desde el conocimiento de la participación directa en diferentes proyectos. Los riesgos, volúmenes y márgenes que se manejan en el sector dificultan enormemente el acceso, y no digamos alcanzar una posición de liderazgo mundial, tal y como el que ocupa el Grupo Daniel Alonso, lo que aún lo hace mucho más meritorio.
La eólica marina genera cientos de empleos durante las fases de desarrollo, construcción y explotación de los parques, que recordemos se mantienen por término medio durante al menos tres décadas en funcionamiento, produciendo múltiples efectos positivos en las economías locales.
La clave está en identificar a partir de las capacidades propias, donde se puede ocupar una posición dentro de la cadena de valor.
La progresiva madurez de la eólica marina, alcanzada en la eólica terrestre tiempo atrás, la potencia de los nuevos aerogeneradores, que se ha multiplicado por cinco en la última década hasta alcanzar los 15 Mw de la actualidad, la serialización de la fabricación, etc. han contribuido de a la reducción de los costes por Mw instalado. Añadamos que en la mar los aerogeneradores pueden funcionar durante un mayor número de horas al año, con el consiguiente aumento de la potencia generada para el mismo tamaño de pala, que la media de la velocidad del viento en la mar es superior a las disponible en tierra, y además se ve mucho menos afectado por los obstáculos y la orografía terrestre, son factores que han llegado a encumbrar esta fuente energética renovable como una de las más atractivas para la inversión
Sin embargo, los antes indicados incrementos de potencia unitaria han provocado que el tamaño de las estructuras, fundaciones, torres, palas, etc. y de las infraestructuras necesarias para su fabricación y ensamblaje sean cada vez mayores, limitando en gran medida el acceso a ese mercado.
Por otro lado, afrontamos un incipiente mercado de la eólica marina flotante, limitado hasta la fecha a demostradores, pero que acabará por convertirse en una realidad tangible a nivel comercial y a escala global, especialmente en países como el nuestro donde la plataforma continental de baja profundidad es muy escasa, y por tanto el uso de eólica marina fija sobre monopiles o jackets, está muy limitada.
Es triste que, en nuestro País, con casi 8.000km de costa llevemos un enorme retraso en la adopción de esa fuente energética. El sentir era, que mientras hubiera capacidad disponible en tierra que necesidad había de pagar tres o cuatro veces más por la misma energía generada en la mar, olvidándose de los enormes beneficios industriales y de retorno económico que esa actividad podría generar.
Pero volviendo a su pregunta y circunscribiéndolo a Asturias, creo que sería realmente interesante promover su desarrollo. No somos la región con el mejor recurso energético, pero si se dan las condiciones y el apoyo a los Desarrolladores, sin duda podríamos llegar a ver, figuradamente ya que suelen estar a muchos km de distancia de la costa, parques eólicos marinos en el Cantábrico. Sería una magnifica oportunidad para muchas empresas de la región y por supuesto, también para nuestros puertos, que ganarían con el establecimiento de actividades logísticas de mantenimiento y conservación, así como con la creación de muchos nuevos empleos de alta cualificación.
Ojalá lo podamos ver, antes que tarde, hecho una realidad.
Desde distintos sectores se habla de la necesidad de modernizar la industria, ¿qué papel juega la transformación digital para la compañía?
Creo que nadie hoy en día puede cuestionar la necesidad de la digitalización. No hay ningún sector de la sociedad que se escape de esa corriente. La digitalización es una palanca que mejora la eficiencia, a través de la implementación de nuevas herramientas digitales en los procesos.
Tampoco va sólo de tecnología. La imposición de nuevas tecnologías, que no sean debidamente asumidas por los usuarios, está irremediablemente condenada al fracaso. Por tanto, son más las personas que la tecnología, los factores clave del éxito de la transformación digital.
IDESA pretende digitalizar todos sus procesos. Lo inició con el cambio del ERP y ha continuado con la actualización de los programas de ingeniería y el uso de nuevas aplicaciones para el control de procesos de soldadura, calidad, financiero, seguridad, etc. No todo se puede emprender de forma simultánea, pues los cambios requieren un tiempo para estabilizar sus efectos, y retroalimentar las mejoras, haciéndolos compatibles con la actividad cotidiana.
No pierde validez, aunque se repita con frecuencia: digitalizarse no es una opción, ni tampoco asegura tu sostenibilidad, pero no hacerlo te coloca en desventaja con todos aquellos que sin duda acometan el proceso.
El resultado final debe ser la creación de un entorno de trabajo colaborativo, hacia dentro de la empresa y hacia el exterior, con proveedores y clientes, posibilitando el acceso a un mayor número de datos en tiempo real, que deben favorecer la toma de decisiones.
Otra necesidad es la de ser más sostenibles...
Esa necesidad no es nueva y es de obligado cumplimiento para todas las compañías.
En nuestra visión corporativa declaramos lo que pretendemos ser: "Una empresa sostenible, líder internacional en el suministro integral de equipos y servicios para el sector energético".
Creo que esa declaración de principios transmite nuestra creencia en que la sostenibilidad es una clave del futuro. Existen excepciones en sectores estratégicos o en algunos públicos, en los que el interés general se antepone a la sostenibilidad. El resto de las sociedades mercantiles o somos sostenibles o terminamos desapareciendo.
Lo fácil sería preguntarle "cómo será la industria del futuro" pero como es inabarcable, nos gustaría que nos dijese en qué vectores debemos fijarnos para entender la nueva realidad.
Aventurar el futuro es arriesgado. Estoy seguro de que me quedaré corto en las predicciones, en base al avance exponencial de la ciencia.
Vectores que regirán en el futuro serán la conectividad, el internet de las cosas, la digitalización, el uso generalizado de la realidad aumentada y virtual, el uso de la inteligencia artificial en multitud de procesos, la convivencia con humanoides y robots, el teletrabajo, la aparición de medios de transporte autónomos, rápidos y seguros, el abandono de las fuentes energéticas con huella de carbono, etc. Sin duda una nueva revolución industrial, lo que conlleva un importante desafío sociológico.
El uso masivo de medios de producción independientes de los humanos llevará aparejada la aparición de nuevas profesiones. Esto es algo que ya está sucediendo en la actualidad. No debemos tener miedo, es parte de la evolución y por lo tanto la sociedad terminará adaptándose, encontrando alternativas.
Fijémonos en los meses que llevamos conviviendo con la pandemia. Las restricciones impuestas a la movilidad, a la proximidad, etc. nos han obligado a cambiar de forma brusca la forma en que nos relacionamos, a sustituir las reuniones y viajes por teleconferencias, a utilizar de forma generalizada el teletrabajo, etc.; en definitiva, a adaptarnos a una esta nueva situación, no exenta de conflictos. No es lo deseable, pero lo cito como ejemplo de que al final, la sociedad se adapta a las circunstancias y encuentra vías para seguir adelante.
¿Cuáles son los próximos retos de Julio Martín y de IDESA?
Pues sin duda los mismos que todos pretendemos, mejorar nuestra competitividad y con ello asegurar nuestra sostenibilidad. El mercado del año 2021 es muy diferente al del pasado y los éxitos anteriores no son garantía del éxito en el futuro.
En el pasado escuché parafrasear a un reconocido empresario: "mejor que un buen pase, un mal gol". Creo que es difícil mejorarla, y decir tanto con tan poco. La asumo plenamente.
Como no podemos cambiar el mercado, no queda más remedio que acertar correctamente por los nuevos productos y sectores energéticos a los que dirigir nuestra acción comercial, y producirlos a un coste inferior al que el mercado esté dispuesto asumir.
Nuestro mercado es global, abierto a la competencia con suministradores no solo europeos, sino también asiáticos, por lo que el desafío no es sencillo. Tenemos pues que seguir trabajando con humildad, tal y como es preceptivo en el Grupo Daniel Alonso, en pos de la mejora continua.