Buenos días Eva, cuéntanos cómo te definirías, ¿Qué papel desarrollas en CTIC?
En CTIC cubrimos toda la cadena de valor de la transformación digital, pero cada área desde una perspectiva diferente, y todas ellas complementándose. En mi caso, la perspectiva es la de la sociedad y el territorio, por lo que todo gira en torno a las necesidades de las personas y de las empresas, en torno a los retos que nos plantea el territorio, y la innovación y la tecnología se pone al servicio de éstos, como solución y nunca como fin en sí mismo.
En mi área de trabajo, de hecho, más que desarrollar tecnología lo que hacemos es conectar la tecnología existente con las necesidades que detectamos en el entorno; somos intérpretes de la tecnología, ayudamos a entenderla y a ponerla al servicio de la sociedad, ya sea pequeñas empresas, administraciones públicas o ciudadanía. Parece un trabajo fácil, pero no es así en un contexto donde la tecnología evoluciona a un ritmo exponencial, y donde la sociedad también cambia a un ritmo vertiginoso, en muchos casos por el propio efecto de la tecnología.
Y cuando el mercado no ofrece soluciones o hay que idear soluciones a medida, es cuando damos paso a nuestros ‘alter ego’, los equipos de innovación más centrados en el desarrollo tecnológico, especializados en distintas disciplinas (IoT, Inteligencia Artificial, BlockChain, Tecnologías de Visión, …), que centran sus esfuerzos en buscar las mejores soluciones técnicas a los retos tecnológicos que les planteamos, sin perder de vista el foco del problema a resolver, ni el contexto en el que éste se produce y que puede afectar a la solución escogida.
Según los últimos datos publicados por la Fundación Española de Ciencia y Tecnología, el 70% de los puestos tecnológicos están ocupados por hombres. ¿Por qué es más difícil encontrar mujeres liderando sectores tecnológicos?
Por motivos muy diversos, alguno de ellos tan transversal a otros sectores como la menor presencia de mujeres en puestos de liderazgo en general. En nuestro sector se da además la circunstancia de una menor presencia de mujeres ya en los propios estudios, un hecho que lejos de mejorar, se ha ido agravando con el paso del tiempo, para mi sorpresa.
Yo creo que uno de los grandes problemas es la falta de referentes femeninos, tanto en puestos técnicos como al frente de los grandes gigantes tecnológicos, y también influye bastante el estereotipo del “informático friki y antisocial” que han ayudado a construir algunas series de televisión, y que tan poco contribuye a hacer de ésta una profesión seductora.
En una ocasión me preguntaron qué me había motivado a elegir la informática como profesión… y mi respuesta fue que esta profesión me daba la oportunidad de hacer realidad lo que para mí entonces era ciencia ficción, y de participar en la construcción de un futuro mejor.
Ahora y con muchos años más encima creo que mi respuesta volvería a ser la misma, pero en lugar de pensar en las maravillas tecnológicas que aparecían en las películas futuristas de la época, pienso en que es posible mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas mayores, por ejemplo, o en cómo la videoconferencia, ya casi un servicio universal, facilitó que mi hija de dos años pudiera darle los buenos días a su abuela ingresada en el hospital, y cómo este pequeño detalle les cambio la cara a ambas.
¿Es la maternidad y la familia una dificultad añadida para el desarrollo profesional de las mujeres?
La maternidad (y también la paternidad, no es algo exclusivo de las mujeres) te ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva, y sobre todo, a medir mucho tu tiempo, y priorizar mejor dónde poner los esfuerzos.
No voy a engañar a nadie, porque la maternidad requiere de mucha energía y mucho tiempo, y por algún motivo hombres y mujeres no afrontamos la maternidad y paternidad de la misma forma. Pero en general sí es posible llegar a un punto de equilibrio entre vida personal y profesional, si tu modelo familiar es el de la corresponsabilidad.
Eso sí, con corresponsabilidad paternal o sin ella, necesitas contar con red familiar de apoyo que te ayude a conciliar horarios, porque si no es prácticamente imposible, y muchas veces es la mujer la que acaba renunciando o paralizando temporalmente su desarrollo profesional, y el reenganche en un entorno tan cambiante como el actual es muy complicado.
Afortunadamente, hoy en día cada vez más empresas, sobre todo en nuestro sector, apuestan por medidas de flexibilidad horaria, menos presencialismo y más desarrollo orientado a objetivos y a la autogestión responsable del tiempo. Estos nuevos modelos de trabajo, además de mejorar la experiencia de los trabajadores y trabajadoras, sí contribuyen y mucho a facilitar la flexibilidad, que es muy necesaria para la conciliación real, no sólo en el caso de hijos e hijas, sino también ante otro tipo de circunstancias (personas dependientes, atención a nuestros mayores, etc.), ya sea de forma puntual o sostenida a lo largo del tiempo. Bien entendidos y bien gestionados, creo que estos modelos de trabajo son una oportunidad para mejorar la productividad de la empresa a la par que la “felicidad” y el bienestar de las personas, que en sectores como el nuestro, son su principal activo.
¿Qué valor diferencial puede aportar el liderazgo femenino a las organizaciones?
La riqueza que da ya de por sí la diversidad, las distintas formas que tenemos de abordar, analizar y afrontar los problemas y los retos presentes en cualquier organización.
Las mujeres constituimos el 50% del talento de nuestra sociedad, el 50% del mercado, el 50% de la opinión pública, …; una organización que no nos tenga en cuenta, o que nos relegue a posiciones auxiliares, excluyéndonos de los estamentos donde se toman las decisiones, está perdiendo el 50% de sus potenciales activos, y además un 50% que tiene mucho que decir, y que piensa diferente.
¿Y de dónde viene la innovación, sino de pensar diferente? ¿Y de dónde viene la competitividad, si no es de innovar?
Las nuevas tecnologías están cambiando también el mundo laboral ¿Cómo crees que pueden afectar estos cambios?
Los cambios suponen retos, pero también oportunidades, y a mí me gusta afrontar los cambios desde esa perspectiva, y siempre en positivo. Las tecnologías no son buenas ni malas ‘per se’, depende de cómo logremos integrarlas en nuestro día a día.
Las tecnologías nos hacen la vida más fácil, nos hacen más productivos, nos ayudan a tener mayor control sobre los elementos que inciden en los negocios, … pero tenemos que transformar nuestra forma de trabajar para realmente sacarles partido.
Las tecnologías han llegado para quedarse, y van a estar evolucionando constantemente. La clave está por tanto en saber adoptarlas, en adaptarse al cambio, y todo ello a un ritmo vertiginoso.
A nivel laboral, van a dar lugar al desarrollo de nuevas profesiones y a nuevos modelos y oportunidades de negocio, pero también nos van a requerir mayor capacidad de adaptación, y sobre todo, capacidad de adaptación constante.
A mayor resistencia al cambio, mayor dificultad tendremos para sobrevivir en el mercado laboral, y sobre todo para sentirnos realizados con nuestra profesión a medio y largo plazo, pues el cambio cada vez va a ser mayor y más rápido, en todos los sectores y profesiones, y también en nuestra vida personal.
¿Cuál es el nivel tecnológico que tienen las empresas asturianas, en concreto las pymes? ¿Es homologable al de sus competidoras españolas? ¿Ves el futuro con optimismo en cuanto a la incorporación de Asturias a esta revolución tecnológica?
Definitivamente falta mucho por hacer, en todos los ámbitos y contextos.
No se trata sólo de incorporar tecnología para automatizar algunos procesos, como quizás pasaba en el pasado, sino que ahora hay que abordar la adopción de tecnología desde una reflexión más profunda, que implica afrontar un proceso de transformación digital, donde la reingeniería de procesos y la identificación de los elementos de valor de la empresa son más importantes que la tecnología en sí misma, y donde la organización va a estar sometida a estrés permanente.
Y eso es algo que muchas empresas, especialmente las más pequeñas, aún no han asumido, están todavía en su zona de confort, pensando en que el negocio les va bien como está (eso suponiendo que les vaya bien), sin siquiera atisbar el tsunami digital que está llegando y que va a transformar todas las reglas del juego.
Eso sí, yo diría que nuestras empresas no están peor que las de otras partes de España… quizás incluso me atrevería a afirmar que, a igualdad de tamaño, sector y localización similar, nuestras empresas están ligeramente mejor posicionadas, gracias al trabajo de concienciación que se lleva haciendo en Asturias durante todo este tiempo.
¿Cuáles serán las principales tendencias tecnológicas para los próximos años?
Si me tengo que quedar con una tendencia tecnológica que va a explosionar en el corto plazo, esa es la inteligencia artificial. A fecha actual aún no tenemos plena conciencia de cómo va a impactar su aplicación masiva en todos los niveles de nuestra vida, pero sin duda va a suponer un antes y un después.
La inteligencia artificial no es algo nuevo, ni siquiera es de este siglo, pero el rápido desarrollo de los sistemas de super computación que hacen posible llevarla a nuevos escenarios de aplicación va a romper muchos esquemas en la próxima década, y va a plantear nuevos retos sociales y morales a los que habrá que dar respuesta, como la ética de los algoritmos, de la que últimamente se ha empezado a hablar mucho.
En CTIC ya hemos alineado nuestro ‘roadmap’ de especialización tecnológica en torno a distintas disciplinas que se articulan para dar respuesta a necesidades relacionadas con la inteligencia artificial, y creemos que la demanda de soluciones que utilicen IA va a ser creciente en estos próximos años, así que esta sin duda es nuestra apuesta.
¿Qué consejo le daría a una joven que se plantea su carrera profesional en el sector tecnológico?
Lo primero, le daría muchos ánimos, y le diría que si quiere, puede, y además puede llegar muy alto, así que nada de conformarse.
Como consejo, le diría que no se obceque con la tecnología en sí misma, porque ese no es el objetivo, y la tecnología va a estar en constante cambio, por lo que la tecnología que vea hoy en sus estudios, no va a ser la que le toque utilizar el día de mañana.
Además, y tan importante como la parte técnica, subrayar la importancia de trabajar las denominadas "competencias blandas" (empatía, comunicación, resiliencia, adaptabilidad, trabajo en equipo, etc.), que son las que le ayudarán a adaptarse rápidamente antes los cambios tecnológicos y de contexto, y que siempre estarán vigentes y serán plenamente aplicables, no importa cuáles sean sus circunstancias profesionales futuras.
Por último, le recordaría que lo que cuenta es afrontar los problemas de la sociedad, e idear cómo podemos afrontarlos haciendo uso de la tecnología, por lo que lo importante es que no ponga límites a su imaginación; que la tecnología actual no le restrinja mentalmente, y que se permita soñar con un mundo mejor, preguntándose cómo puede contribuir a ese mundo mejor desde la tecnología, y aprovechando todas sus competencias blandas para impulsar sus proyectos y hacerlos realidad. Porque el futuro está en sus manos.