Una transición energética justa para Asturias

FADE demanda un estudio específico del impacto que la transición va a tener sobre la competitividad de nuestras empresas.

Bajo el título “Sin empresas no hay paraíso” dimos a conocer en nuestra Asamblea General, el pasado 6 de junio, un documento que despliega y prioriza las 22 acciones ineludibles para el progreso de Asturias, que en noviembre de 2018 concitaba en su presentación el interés de más de 800 empresarios reunidos en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Un documento que vuelve a poner de manifiesto el papel de la empresa en el desarrollo de nuestra región, con cifras que hablan por sí solas.

Las más de 68.000 empresas asturianas y sus 335.000 asalariados son capaces de generar cada año 19.615 millones de euros, el 83% del PIB. Esto permite pagar sueldos y salarios por importe de 11.000 millones de euros, o acometer inversiones por más de 4.000 millones de euros cada año. Esas empresas y sus empleados permiten recaudar en Asturias más de 1.300 millones de euros de forma directa —sólo en IRPF e Impuesto de Sociedades—. Pero esos más de 19.000 millones de euros son renta, y la renta se consume, y genera otros impuestos hasta alcanzar una recaudación de otros 1.200 millones de euros al año.

Unas cifras que ponen de manifiesto que las empresas son la columna vertebral de la economía asturiana. Por sectores, nuestra región tiene en la industria la base de su economía. El 23% del Producto Interior Bruto lo aporta el sector industrial.   Y precisamente la industria electro intensiva es uno de los principales músculos de ese tejido.

Europa quiere y debe liderar un proceso mundial de transición hacia energías limpias. Es una obligación si queremos mantener vivo nuestro planeta. Pero no debemos perder la perspectiva asturiana. Porque, si hay un territorio directamente afectado y amenazado por la transición energética, es el asturiano. Una transformación exprés que solo generará efectos negativos sobre el tejido productivo de Asturias en los términos en los que ha sido planteada.

Por eso, desde FADE, planteamos y reclamamos que, dadas las condiciones de nuestra región ante la descarbonización de la economía, se realice un estudio específico del impacto que esa transición va a tener sobre la competitividad de nuestras empresas. Un diagnóstico que contribuya también a detectar las oportunidades para aprovechar los huecos que pueda abrir este proceso de cambio y nos permita utilizarlo como palanca para impulsar nuevas actividades empresariales y económicas. Y, por supuesto, que garantice el suministro eléctrico. Un suministro que, además, se acompañe de precios estables, predecibles y competitivos.

Asturias tiene derecho a una transición energética justa, pues nuestro mix energético pivota principalmente sobre la generación térmica por combustión fósil y este proceso supondrá el cierre de las cinco centrales térmicas de la región que actualmente suponen el 86% de la energía que se genera. Todas ellas, directa e indirectamente, inducen actividad y empleo en toda la cadena de suministro.  Su cierre, tal y como plantean los planes del Gobierno, supondría la pérdida de más de 500 empleos directos, a los que habría que añadir los efectos sobre el empleo en las subcontratas y en la industria auxiliar. Y entre los más afectados de manera subsidiaria, el sector del transporte perdería aproximadamente 11.500 empleos, que hoy por hoy se ocupan de transportar mineral de carbón en 121.000 tránsitos por carretera cada año. O el sector logístico portuario, que vería su reducido su saldo anual de tráficos en 6,6 millones de toneladas, y casi 250 empleos que dependen de ellas, poniendo en serio peligro la viabilidad del Puerto de El Musel.

Ante este panorama, creo que la solución no es ir más rápido y aún menos ser los primeros de la clase. Hay que evaluar con conciencia y responsabilidad los efectos de esta transición. De lo contrario nuestra región podría verse abocada al abismo y a la más absoluta desertización industrial.

Por eso considero más necesaria que nunca una alineación de todos los asturianos, de todo el Gobierno, de todos los partidos políticos, los empresarios, los sindicatos, los medios de comunicación y de toda la sociedad civil, en defensa del futuro de Asturias.

Defiendo una transición hacia una economía sostenible, saludable y respetuosa con el medio ambiente, pero que esta sea respetuosa con los territorios, con las personas y con los empleos.

Esto es lo que entendemos por una transición justa para Asturias.

Autor: Belarmino Feito, presidente de FADE

 

Belarmino Feito (FADE)