Laura: ¿Por qué FADE da el salto al ámbito socio-político con propuestas claras que deberían haber salido de un partido político?
Alberto: Bueno, casi te voy a negar la pregunta. Realmente no damos el salto al ámbito socio-político. Lo que hemos hecho es unir todos los datos, todas las opiniones, todos los análisis que llevamos haciendo desde hace muchísimos años en Fade y llegar a una conclusión a la que llega todo el mundo y es que estamos asistiendo a un declive dulce en Asturias. El dato más importante es que hemos sido la única comunidad autónoma que no ha recuperado el PIB desde la crisis, desde 2008. Estamos perdiendo rentas, estamos perdiendo población y casi hasta la ilusión. Lo que queremos es dar un toque de atención a la sociedad asturiana. Da la impresión de que todos, en nuestro ámbito más íntimo, más personal, comentamos que esto va muy mal, pero desde el ámbito político y cuando pasamos a un escenario más público, es como si esto no ocurriera. Entonces, lo primero que hemos querido hacer es dar un toque de atención, que la sociedad asturiana lo conozca, y es cierto que nos han dicho que es muy duro el documento cuando se ponen todos los datos juntos, pero es una realidad ante la que hay dos opciones: o abordarla o no abordarla.
Laura: ¿Y qué respuesta recibís de la sociedad y de los partidos políticos?
Alberto: Bueno, en primer lugar ha sido para nosotros un éxito poder reunir a casi 800 empresarios y empresarias el otro día en el Auditorio de Oviedo. Esto nunca se había hecho en Asturias. Fade ha hecho actos que han tenido más o menos asistencia, pero este tiene una característica muy especial, que es que solamente había empresarios, no había ni políticos ni representantes de la sociedad civil de otro tipo. Esto ya es un éxito que responde exclusivamente a esa necesidad de ser escuchado, de trasladar a quienes tienen la capacidad de tomar decisiones políticas que hay que empezar a hacer cosas diferentes y de otra manera, y vamos a ver si los sindicatos cambian de opinión, porque lo importante de estas medidas es que no van contra nadie; lo que pretendemos es que sean asumidas por todos. No hay planteamientos partidistas, lo único que se está diciendo es que hay que mejorar la formación, hay que hablar idiomas, hay que salir más al exterior a vender, hay que mejorar las comunicaciones... Son cosas de sentido común.
Juan: ¿Cómo se lo están tomando? Porque en el fondo es una cosa que deberían haber hecho los partidos políticos.
Laura: Es decir, ¿qué garantías tenéis al final de que las propuestas se lleven a cabo?
Alberto: Ninguna. (Risas) Somos bastante pesimistas en ese sentido, pero somos muy cabezones también porque nuestra forma de trabajar siempre es la misma: no hacemos aseveraciones ni ideológicas ni políticas, lo que hacemos son propuestas basadas en datos; es decir, cada una de nuestras propuestas está sustentada en una serie de déficits que está claro, a partir de los datos que hemos analizado, que tiene esta comunidad autónoma en sí misma o en comparación con otros espacios. Y la segunda característica de estas medidas es que son todas ellas perfectamente alcanzables, no estamos haciendo planteamientos extravagantes ni fuera de nuestra capacidad de alcance. Lo que sí nos va a costar un poco más de trabajo es trasladárselo a la sociedad asturiana; tenemos que huir de la confrontación, dejarnos de debates estériles, sentarnos todos los que tenemos capacidad para actuar en este ámbito político: los sindicatos, que tienen su parte de responsabilidad en el entramado económico asturiano, los empresarios, la sociedad en general... para quitarnos la venda de los ojos, darnos cuenta de que tenemos muchos problemas y abordarlos, porque si no, los problemas se van a hacer cada vez mayores y van a ser muy difíciles de resolver. Estamos a tiempo todavía de intentar invertir esta situación en la que nos encontramos.
Laura: ¿Por qué 22 claves exactamente?
Alberto: Bueno, fueron las que salieron realmente cuando nos planteamos hacer esto. Nuestra idea era diseñar un plan estratégico para los asturianos. Si os fijáis en las propuestas, solamente hay temas que afectan a la empresa. Nos parecía que esto era demasiado ambicioso; nos iba a llevar mucho tiempo, estimamos que mínimo un año, y lo que queremos es no perder más tiempo del necesario en ponernos manos a la obra con aquellas cosas que pensamos que pueden favorecer a la empresa asturiana, que es donde radica la solución a la mayor parte de los problemas que tenemos. Si no hay empresa, no hay actividad económica; si no hay actividad económica, no hay empleo, no hay sueldos, no hay impuestos, no hay futuro, para Asturias... Fueron 22 las que nos salieron como aquellas más urgentes y más enfocadas en el ámbito de la empresa. Nos acercamos a las empresas, las vimos, hablamos con ellas, manejamos mucha información y acotamos cuáles son los problemas que más afectan a cada una de ellas. Obviamente fue una muestra, no se entrevistó a todas las empresas asturianas, pero cada una de esas medidas son las que de forma más repetida dijeron que podían representar un problema o un cuello de botella para ellas. Salieron 22 como podían haber salido 39 o 14.
Juan: El empresario sigue siendo visto como el ogro de la peli, como el enemigo, el que se sigue apoderando de la riqueza de la empresa. ¿Cómo podemos hacer para cambiar esa imagen tan mala que tenemos y mostrar que cada vez hay más empresarios que crean más riqueza y más actividad económica, más empleo?
Alberto: Bueno, lo que tenemos que hacer es mucha pedagogía. Es cierto que la imagen del empresario en Asturias todavía no es buena, pero es también cierto que es mejor de lo que era hace unos años. Esta es una región que por su entramado económico, social, sociológico, cultural, y por su tradición y devenir histórico no ha valorado la figura del empresario a lo largo de toda la historia de Asturias. Si os fijáis, los primeros procesos de industrialización asturiana corrieron a cargo de empresarios foráneos, y aun hoy los principales no son de origen asturiano. Después hubo un proceso en Asturias en el que la empresa pública tuvo muchísimo que ver. Yo siempre lo digo, soy de la cuenca minera y mi referente no era un empresario, era el ingeniero de minas de Hunosa, era el referente económico, social, de todo tipo. Había 22 empresas públicas en Asturias hasta hace 15 o 20 años, que marcaban la impronta económica o social en la región, pues, Hunosa, los astilleros, Ensidesa, la fábrica de armas... eran los que marcaban la escala social y económica, no los empresarios, y esto fue así durante 40 o 50 años. El empresario no estaba tan valorado como lo estaba en otras regiones. Esto se acaba a mediados de los 90 en Asturias, y después de un proceso de adaptación empezamos a darnos cuenta de que el empresario es una figura muy importante. Pero yo creo que todavía no hemos dado el paso entre soltar amarras con esa situación anterior y llegar a una situación nueva en la que va a haber una valoración muchísimo mejor de la figura del empresario en Asturias, como ocurre en otras partes de España, como el País Vasco, Valencia, Cataluña, Madrid, Galicia, donde los empresarios son el referente. Y luego hay un proceso, que también recogemos en parte en las propuestas, que es cómo se relaciona el empresario con la Administración. Obviamente, si el empresario no está bien visto, la Administración pasa del empresario. Muchas de las propuestas están encaminadas hacia eso, hacia facilitar, desde el ámbito legal al simplemente administrativo, solicitar una licencia, relacionarte con la Administración para facilitar a la empresa esto y que no se considere que el empresario es el que está bajo sospecha: «Mire, hay una legislación, usted se compromete a cumplirla, nosotros los inspeccionaremos en cuanto se pueda, y si no cumple, tendrá que asumir las consecuencias». Pero aquí no es hasta que el funcionario de turno revisa hasta el color de los sillones del local y ve que se ajustan a la normativa municipal o autonómica cuando uno puede abrir, y estamos viendo que hay casos que se demoran años. ¿Qué coste tiene eso para el empresario y para la sociedad en general?
Laura: ¿Y eso pasaría a lo mejor por una renovación tecnológica de la Administración, por ejemplo?
Alberto: Damos las propuestas aquí. Pasa, en primer lugar, porque la legislación sea más amigable hacia el empresario. En Asturias hay vigentes, entre normas europeas, nacionales, autonómicas y locales, más de 2700 solo en materia de medioambiente. ¿Qué ocurre? Que se legisla sin mirar para la empresa, no se analiza ni el impacto económico, ni en tiempo y en recursos que eso supone para la empresa. ¿Qué hacen otros países en este sentido? Antes de sacar una norma, tienes que derogar la norma que regulaba eso mismo anteriormente; eso ya significaría un avance tremendo. Y después está la forma en la que nos relacionamos con la Administración. Una de las propuestas es que haya una apuesta por digitalización en la Administración, que por otra parte sería ya no para las empresas, sino para los ciudadanos. Para renovar el DNI, en el siglo XXI, yo no tengo que pasarme una hora al frío delante de la comisaría, usted me manda los impresos necesarios, voy a recoger el DNI, y cuando vaya, usted comprueba que está todo bien y se acabó el problema. En el recorrido de mi casa aquí paso todos los días por delante de la comisaría, y hay unas colas de 50 personas esperando allí a las 8 de la mañana. Esa es una solución, la digitalización.