Cada vez que digo que en la empresa una de las cosas a las que nos dedicamos es la pesca eléctrica, la gente suele preguntar
- ¿Pero eso qué es?
La verdad que salvo algunas noticias que van saliendo últimamente se trata de una técnica bastante desconocida.
Quizá esto se deba en principio a que está prohibida como tal técnica, por lo que no es habitual ver a alguien haciéndola.
¿Y por qué se realiza si es una técnica prohibida?
Se trata de una técnica de pesca masiva, en una mañana se pueden sacar con facilidad de un tramo de río 300 truchas, por lo que si estuviera permitida como arte de pesca legal poco tardarían nuestros ríos en estar completamente esquilmados.
El principio es muy sencillo, se suelta una descarga eléctrica dentro del río y de esa manera, todos los animales que están dentro del radio de acción de la corriente eléctrica generada, se ven afectados.
Esta corriente no les mata, sino que lo que hace es producir una electronarcosis, atrayéndoles hacia el polo que llevamos en la pértiga que está delante de nosotros.
En el río siempre que sea posible solemos estar un equipo de 5 personas, tres en la pesca, el que lleva la máquina de pesca en el centro y dos personas con redes una a cada lado. Detrás otras dos con cubos con agua para sacar a los peces capturados fuera del río.
Obviamente para estar dentro del río, los propios técnicos debemos estar protegidos, para lo que se llevan trajes de neopreno y botas con suelas de fieltro para que sean antideslizantes.
Una vez dentro del río, y cuando tenemos claro que no corremos peligro es importante también pensar en la seguridad de los peces. Para ellos la pesca eléctrica tiene dos fases críticas, las descargas eléctricas y el transporte.
Para evitar que las descargas sean un problema, debemos poder regular bien la intensidad, la duración y la frecuencia de las descargas que se producen.
No todas las aguas conducen la electricidad de la misma manera, así que hay que regular el equipo para cada lugar y para usar la mínima corriente posible pero que nos garantice, el mayor número de capturas.
Para ello deben usarse equipos profesionales con sello CE, que permitan regular el voltaje de salida de la corriente, el número de pulsos por segundo que vamos a utilizar y la duración en milisegundos de cada uno de esos pulsos.
De esta manera podemos ajustar todo para conseguir anestesiar a los peces “sin freírlos”.
Los equipos se dividen fundamentalmente en dos tipos, los que se deja el equipo en tierra, generalmente con un generador eléctrico grande con motor de gasolina y que se meten en el río sólo “los polos” a través de cables de más de 100 metros con el riesgo de que se enganchen y el engorro de tener que cambiar de lugar el equipo cada poco, o los equipos portátiles.
Los portátiles consisten en una mochila que va a la espalda de quien la lleva y un control que va al pecho. De ahí sale un cable a la pértiga que lleva un aro al que se le puede poner una red donde caerán los peces y una cola por detrás que es en la que se genera la corriente que recibirá la pértiga.
Estos equipos también los hay de dos tipos, con motor de gasolina y con baterías eléctricas. En nuestro caso usamos este último, lo que evita ruido de motor y el olor y la contaminación de la gasolina.
El segundo punto crítico para los peces decíamos que era el transporte. Sacamos a los peces del río y los amontonamos en cubas de transporte. Esto hace que el oxígeno disuelto en el agua disminuya y ese es uno de los momentos más críticos, casi más que las descargas eléctricas.
Por ello hay que asegurarse que el sistema de oxigenación y transporte mantiene un nivel de oxigenación suficiente y uniforme.
Tras probar varios métodos, algunos mecánicos con bombas que insuflaban aire procedente del entorno, sin duda el mejor es el uso de botellas de oxígeno a presión. Con el uso de un caudalímetro se meten a través de una manguera cerrada de manera que las burbujas salen a través de “la piel” de la propia manguera produciéndose unas finísimas burbujas muy efectivas en la respiración de los peces.
Con esto hemos reducido la mortalidad de los peces prácticamente a 0 en nuestras últimas capturas, cuando la mortalidad normal está entre el 1 y el 2 %.
Pero ¿para qué se usa la pesca eléctrica?
Sus usos son bien por fines científicos, para conocer el estado de las poblaciones de los ríos, abundancia de peces, especies a las que pertenecen, estructura poblacional de cada especie, etc., o bien con fines de conservación cuando hay afecciones a estas masas de agua dulce.
Solemos utilizarla para mantenimientos de centrales hidroeléctricas en los que hay que vaciar los canales y dejarlos sin agua, obras que tienen que atravesar ríos en los que hay que meter maquinaria pesada que puede matar los peces, escolleras, ….
En todos estos casos se realiza la pesca, se transportan los peces en todoterreno abiertos y se sueltan donde considere mejor la autoridad ambiental que siempre está presente en toda la operativa.
En definitiva una técnica cada vez más necesaria para conservar en mejor estado las poblaciones piscícolas de nuestras masas de agua dulce.