Desde la llegada de la crisis sanitaria y la necesidad del confinamiento de la población, con la consiguiente parada técnica de la economía, FADE ha estado trabajando a partir de consultas directas a las empresas de todos los sectores económicos, así como a las asociaciones empresariales, en un informe que pretende recoger cómo está afectando el coronavirus al tejido empresarial asturiano.
Del estudio se extrae la pérdida de 33 millones de euros y entre los 580 y 600 empleos diarios, ponderando el peso de cada una de ellas en la economía y el empleo regionales atendiendo al detalle que proporciona para Asturias el Marco Input-Output 2015 elaborado por SADEI, que se ha actualizado con los últimos datos anuales disponibles a nivel sectorial (Contabilidad Regional de España 2018 y Encuesta de Población Activa 2019 del Instituto Nacional de Estadística), partiendo de fuentes empresariales fiables y con la máxima diligencia.
En el sector industrial, la caída se sitúa próxima al 50%, con más de 5 millones de euros de pérdida diaria, si bien este es el resultado de la combinación de actividades dispares con diferentes consumidores, clientes y mercados que representan la heterogeneidad de las diferentes manufacturas posibles en las distintas ramas (se incluyen también las vinculadas a energía, agua y residuos), que unas están al límite de su capacidad y por tanto, a pleno rendimiento y otras se han visto muy afectadas.
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Dentro de la industria manufacturera, las industrias esenciales, como alimentaria, farmacéutica, parte de la química, así como proveedores y las empresas que se integran en su cadena de suministro y valor, mantienen su producción y facturación por encima del 90%.
En cambio, otras ramas industriales más tradicionales y de ámbito nacional no llegan al 20% (es decir, un parón de más del 80%). En el caso del sector metal (metalurgia, fabricación de bienes de equipo, fabricación de productos metálicos, etc.) se estiman niveles de actividad en el entorno del 23% de su producción normal, es decir se está trabajando con menos de uno de cada cuatro encargos de los habituales, es decir, en servicios mínimos.
En el sector primario, que también podría considerarse industria primaria, el retroceso medio conjunto se aproxima al 10%, fruto de un buen nivel de actividad en las ramas más relacionadas con la alimentación y la cadena de suministro de abastecimiento de alimentos a la población. En cambio, algunas actividades primarias que no intervienen la alimentación, como la forestal, arrojan descensos muy superiores.
En los servicios, el descenso es generalizado y se sitúa en torno al 60%, en términos medios, con más de 23 millones de euros de cada dia que se mantiene el confinamiento. Destacan particularmente los descensos en las actividades relacionadas con el turismo, ocio, cultura o hostelería, así como el comercio no esencial, el descenso es dramático, por encima del 90% y se salvan algunos servicios profesionales, orientados siempre hacia las empresas de actividades esenciales y su cadena de suministro y valor.
Así, mismo, el sector de la construcción, que no se ha considerado actividad esencial, sufre un parón por encima del 95% en esta quincena de confinamiento más severo, perdiendo casi 4 millones de euros diarios.
El conjunto de la actividad económica, los datos son preocupantes y muy malos, mostrando unas reducciones sin precedentes en las estadísticas, con una reducción de actividad de cerca del 60% en Asturias, que supone una pérdida estimada en torno a 33 millones de euros por cada día que se mantiene esta situación, así como un incremento del desempleo de unas 600 personas diaria.
A pesar de que aún quede un 40% de actividad económica en activo, esta está siendo afectada por el cambio de la forma de realizarse, provocando cierto problema de adaptación a las nuevas tecnologías y formas de trabajo, y en general, la productividad y la especial dificultad para compatibilizar las tareas laborales, domésticas y el cuidado de los niños con las gestiones laborales.
Ayer mismo, FADE, a través de su director general, Alberto González, ha hecho un planteamiento muy claro, "es necesario mejorar la financiación de las empresas asturianas". Para ello, han pedido que se agilicen lo máximo posible dos ayudas, por un lado, una mejor dotación de los fondos de Asturgar, para poder hacer frente a las necesidades financieras de las empresas asturianas", y por otro lado, las ayudas directas a los autónomos.