5 desafíos que deben afrontar las ciudades (y pueblos) de Asturias
En 2013, un informe de de IHS Técnología pronosticaba que en un periodo de doce años las ciudades inteligentes o Smart Cities se cuadruplicarían. La estimación en el año 2013 era de 21 ciudades según la definición que designa esta fuente, y ya está previsto que para dentro de un año haya alrededor de 88 Smart Cities. Por tanto, en efecto, el vaticinio se va a cumplir.
Convertirse en ciudad inteligente es llevar la sostenibilidad por bandera, y la seguridad y facilidad de los ciudadanos como ley, todo ello a través de la tecnología. Para eso es necesario superar una serie de retos, pero como ya se sabe, todo desafío lleva implícito una oportunidad y las de las Smart Cities son muchas.
También la zona rural cambia. Dada la gran cantidad de recursos que se pueden aprovechar de la naturaleza, las aldeas se convierten en laboratorios a través de los que estudiar, analizar y pasar a la acción con el propósito de mejorar la calidad de la vida de las personas.
Nueva movilidad más limpia, compartida y conectada
La movilidad eléctrica es un factor fundamental para la conversión de las ciudades. Ella misma se ha transformado y ya no consiste solo en coches eléctricos que no contaminen, sino que hay todo un mundo a su alrededor. La nueva movilidad incluye sostenibilidad, micromovilidad (bicicleta eléctrica, scooter y patinete) y la movilidad compartida y conectada, entre otras.
Para Ángel García, presidente de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos de España (AUVE), la movilidad eléctrica emerge como “pilar fundamental para las ciudades del futuro”, pero considera que “la falta de infraestructura adecuada para la recarga, los costes elevados de adquisición de vehículos y la resistencia cultural” son desafíos.
La micromovilidad, desde su punto de vista, “juega un papel esencial en el tejido de las urbes inteligentes, brindando alternativas eficaces y ecológicas para la movilidad en la ciudad. Las bicicletas eléctricas, scooters y otros dispositivos de pequeña escala se están convirtiendo en elementos habituales, contribuyendo a viajes más cortos y a la disminución de emisiones nocivas”.
Ángel considera que para que la movilidad eléctrica y la micromovilidad se incorporen con éxito “es clave el desarrollo de infraestructuras adecuadas. Esto abarca desde estaciones de carga de fácil acceso hasta la creación de carriles específicos para bicicletas y áreas designadas para scooters, fomentando así una urbe enfocada en la sostenibilidad”.
En los últimos años, cuenta el director de Movilidad Sostenible de EDP, Javier Martínez, han sido testigos de una transformación radical en la movilidad urbana, y este cambio “está lejos de ser solo una moda pasajera”. Las ciudades, impulsadas por la necesidad de albergar a una población creciente y la influencia de tecnologías sostenibles, “están dando forma a un futuro más accesible, sostenible y habitable para todos”.
La expansión urbana “es un fenómeno inevitable a medida que la población mundial crece y más personas eligen vivir en entornos de este tipo. Este crecimiento exponencial ha puesto de manifiesto la necesidad de rediseñar nuestras ciudades para garantizar una calidad de vida óptima”, asegura Javier.
Desde su perspectiva, la ‘nueva movilidad’ “no es sólo una frase de moda, sino una realidad que está redefiniendo nuestra forma de desplazarnos”. Considera que la movilidad compartida y conectada “ya se unió a la electrificación y desde hace poco es multiplicada por la IA para crear un panorama transformador”.
Pone algunos ejemplos recientes de cosas que han pasado cerca: en ciudades como Madrid, más de 2.000 coches de uso compartido están disponibles mediante una aplicación móvil; la moto eléctrica, la bicicleta y el patinete han emergido como opciones sostenibles para trayectos urbanos; aplicaciones multimodales, que “planifican trayectos de A a B con la combinación de coche, bicicleta y transporte público”; la digitalización del transporte público, “desde el pago con tarjetas bancarias o móviles hasta la predicción en tiempo real de la llegada de autobuses ha mejorado la experiencia para los usuarios”; o la reconfiguración urbana, “con calles que priorizan aceras y zonas peatonales, como las supermanzanas en Barcelona o el proyecto Madrid Río están creando espacios más amigable”.
La ‘nueva movilidad’ no es sólo una frase de moda, sino una realidad que está redefiniendo nuestra forma de desplazarnos”.
Javier Martínez, director de Movilidad Sostenible de EDP
En este panorama el coche eléctrico se presenta como una opción clave y sostenible: “Más allá de ser silencioso y económico, su papel en el transporte de mercancías y última milla está siendo un impulsor real de ahorros y una mejora radical de la huella de carbono”, apunta.
Mirando hacia el futuro, dice Martínez, “varias tendencias están destinadas a consolidar y expandir estos cambios: la integración total de modos de transporte, la IA y analítica de datos, los vehículos autónomos, la carga inalámbrica y tecnologías emergentes, la economía circular en la movilidad, la participación ciudadana en la planificación urbana y la expansión de infraestructura de recarga”.
Vivienda industrializada, adaptativa y orientada al disfrute
Ahora que parece que el salto de escala es una realidad y que empieza a valorarse como un modelo habitual de crecimiento, tanto en superficie como en altura, hay una oportunidad para la industrialización y la ciudad. Todo parece indicar, explica Sergio Baragaño, fundador de Room 2030, que una Smart City “debe incorporar la palabra sostenibilidad, que la dote de una reconexión con la naturaleza y con la salud de las personas a través de unas tecnologías amables y cercanas”.
Asimismo, prosigue, “debe serlo también en la forma de crecer y desarrollarse, por lo cual no puede ni debe generar nuevo tejido de la misma manera que se ha hecho hasta ahora”. El momento para la arquitectura modular offsite parece haber llegado: “una construcción inteligente, eficiente y optimizada, que nace como una solución integral que pueda responder a los nuevos desarrollos residenciales”.
“Deberíamos salir del laberinto de la construcción en que vivimos y abogar por una arquitectura más ligera. Un sistema más cercano a la automoción, a la aeronáutica y donde empecemos a manejar conceptos de tiempos, optimización, ligereza y volumen, evitando pensar solo en metros cuadrados y en número de dormitorios. Hablemos de fabricar o producir, más que de construir”, recalca Sergio.
Nuevos modelos de fabricación, viviendas optimizadas que reduzcan la huella de carbono en su producción y que utilicen materiales circulares, parecen premisas casi obligatorias en estos tiempos”.
Diseñar edificios de manera inteligente, “no significa que han de usar la última tecnología o que el mundo digital ha llegado a sus muros y estructuras”, señala Ana Isabel Menéndez, directora de sostenibilidad e innovación en Pavitek. La diferencia en la nueva edificación “es mucho más amplia incluyendo al ciudadano como elemento central”.
Desde su prisma, los smart buildings, deben diseñarse a medida del uso que van a tener, con una concepción flexible que permita la optimización de todos los recursos que se encuentran a su disposición: “Maximizar la luz natural, mejorar el confort interior, aprovechar los recursos renovables para generar la energía, gestión eficiente del agua y pensar en el mañana proponiendo soluciones que no pongan en riesgo los recursos naturales actuales, incorporando soluciones que minimicen la huella de carbono que las ciudades van dejando tras de sí”, detalla.
Deberíamos salir del laberinto de la construcción en que vivimos y abogar por una arquitectura más ligera.
Sergio Baragaño, fundador de Room 2030
El nuevo diseño inteligente comparte los valores de una nueva sociedad con una vivienda adaptativa e inclusiva que está orientada al uso y al disfrute y no solo a cubrir las necesidades de pernoctación. Dichos valores, resalta Ana Isabel, “se basan en la digitalización, la accesibilidad, el confort, la reducción del consumo de energía, el uso de energías renovables y el uso de los materiales a emplear, en el que la economía circular cada vez tiene cada vez un mayor peso; reciclabilidad de materiales, reutilización y búsqueda de soluciones que eviten la sobreexplotación de recursos”.
Ciberseguridad, inclusividad digital e interoperabilidad
Desde la Consejería de Ciencia, el director general de Innovación, Investigación y Transformación Digital, Iván Aitor Lucas del Amo considera que las ciudades inteligentes “presentan una serie de desafíos, retos y oportunidades en su desarrollo y gestión, a los que tenemos que enfrentarnos en los próximos años”.
En lo que concierne a desafíos, Iván Aitor ve un punto difícil la privacidad y seguridad de datos, pues, dice, “la ingente cantidad que se puede recopilar en los entornos urbanos inteligentes (así como en los rurales) plantea retos en términos de privacidad y seguridad. Proteger la información personal y evitar posibles amenazas cibernéticas es crucial”. La Inclusividad digital y la Interoperabilidad son otros de los desafíos más importantes para del Amo.
Se presentan como retos para la Consejería la gobernanza y colaboración, puesto que “la gestión efectiva de una ciudad inteligente implica la colaboración entre el sector público y el privado y la comunidad. Aquí en Asturias creo que está solucionado con el Nodo de Smart Cities que co-lidera el Cluster Tic junto con nosotros como administración”; y también “la resistencia al cambio”.
En cuanto a oportunidades, Iván Aitor las ve en la eficiencia energética, en la mejora de la calidad de vida y en la innovación económica.
De las Smart Cities a las Territories
A lo largo de los años, narra Lorena Turrado, directora de I+D+i de Sialtronica, “las ciudades han trabajado para evolucionar, buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes. En este proceso se han enfrentado a desafíos diversos derivados del crecimiento constante de la población urbana, la coexistencia de diferentes tipos de vehículos y el aumento de usuarios vulnerables, incluidos aquellos con movilidad reducida”.
En respuesta a estas dinámicas, “las ciudades han encontrado en la tecnología un aliado estratégico y bajo el concepto de Smart City, un paraguas para relacionar los elementos físicos con los digitales”. De esta manera, explica, “la inclusión de cámaras de control o plataformas de análisis de datos se normalizan y se convierten en herramientas de seguridad que permiten visualizar y analizar lo ya ocurrido”.
Sin embargo, el objetivo de una Smart City es “la generación de entornos más sostenibles, resilientes y seguros donde todo gira en torno a la figura del ciudadano. De ahí que la verdadera revolución vaya a venir de la integración de tecnologías que ayuden a convertir la ciudad en un organismo activo, con capacidad de anticipación y respuesta en tiempo real”, añade Lorena.
Ya se están dando los primeros pasos con sistemas que hacen de la ciudad un entorno más amable, seguro y humano. Ejemplo de ello son “los pasos de peatones que cuentan con sistemas de gestión inteligente. Una solución que anticipa la intención de cruce del peatón para iluminar en el suelo los límites del paso de peatones creando un camino de luz, que junto con la señalética vertical, mejora la visibilidad a conductores y tiene un impacto directo en la seguridad del ciudadano, como demuestra un estudio de la Universidad de Roma”.
Pero a pesar de estos avances, “aún queda un camino por recorrer. Es esencial abordar la problemática asociada con la privacidad, la interconexión de elementos y la creación de un entorno verdaderamente seguro, tanto en lo físico como en lo digital”.
Es esencial abordar la problemática asociada con la privacidad, la interconexión de elementos y la creación de un entorno verdaderamente seguro.
Lorena Turrado, directora de I+D+i de Sialtronica
Durante casi una década, el Cluster TIC de Asturias ha sido un pionero en el campo de las Smart Cities y el Internet de las Cosas (IoT), expandiendo sus horizontes hacia una visión más amplia: los "territorios inteligentes". Esta innovadora aproximación va más allá de las ciudades, proponiendo soluciones tecnológicas avanzadas para diversos hábitats.
En un esfuerzo por seguir contribuyendo al diálogo en tecnologías inteligentes desde diversas plataformas estatales como la de Ametic, el Cluster está organizando su participación en el Foro Transfiere, que se llevará a cabo en Málaga a finales de marzo: “Para este evento lideraremos dos sesiones con un enfoque específico en smart territories. Además, estamos coordinando un encuentro empresarial en Asturias para junio, con la participación confirmada de entidades referentes, detalla el director general de Cluster TIC Asturias, Enrique Jáimez.
Paralelamente, están implementando varios proyectos financiados por el Ministerio de Industria y Turismo centrados en el uso del IoT en el ámbito de los territorios inteligentes.
“España ha sido un líder en el turismo inteligente durante años. Nuestra implicación en este ámbito ha sido reconocida por Segittur como el primer cluster tecnológico español miembro de la Red de Entidades Colaboradoras del programa de Destinos Turísticos Inteligentes del Gobierno de España”, resalta Enrique.
Actualmente, están colaborando con varios ayuntamientos asturianos en proyectos relacionados con la ciencia de datos en la implementación de las líneas de digitalización de sus Planes de Sostenibilidad Turística en Destino y en el control de las viviendas de uso turístico (VUT).
La comunidad energética local de CTIC Rural Tech
En un contexto de emergencia climática y transición hacia alternativas sostenibles de generación de energía, CTIC, con la colaboración de Astuenerxía y FAEN (Fundación Asturiana de la Energía), ha creado en sus instalaciones del Valle de Peón, Arroes y Candanal una comunidad energética local que sirve como modelo de consumo colectivo y que incorpora en su desarrollo innovación tecnológica, comunitaria y ecosocial.
Este piloto actúa como demostrador y servirá para probar y experimentar tanto las tecnologías disponibles, como los modelos organizativos comunitarios, convirtiéndose en referencia visitable para fomentar la creación de comunidades energéticas en otros ámbitos geográficos de carácter rural.
La instalación permite articular distintas investigaciones en el ámbito de las tecnologías de generación renovable y distribución de energía, soluciones de almacenamiento, así como avanzar en conceptos como la flexibilidad eléctrica o programas de respuesta a la demanda.
De esta manera, por ejemplo, se ha implementado un sistema de baterías para el almacenamiento de los excedentes de energía y su aprovechamiento durante la noche y las horas con mayor demanda. La instalación es capaz de generar energía suficiente para alimentar seis viviendas, la escuela de Peón y el propio Centro Tecnológico.