CTIC y Caja Rural de Asturias presentan tres proyectos de innovación y sostenibilidad en su stand de Agropec
La Feria del Campo y de las industrias agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras, Agropec, volvió el pasado viernes 27 de septiembre al recinto ferial Luis Adaro de Gijón, siendo esta su 38 edición. Fueron tres días en los que el sector mostró todas sus novedades gracias al escaparate que es este encuentro ya referente a nivel regional y que contó, según Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio de Gijón con “un plus en cantidad y calidad frente al año pasado. Tenemos más expositores, más maquinaria y más ganado, pues es necesario intentar ir mejorando y es una labor de todos”. Pasaron por Agropec 79346 visitantes en el fin de semana.
Dentro de las nuevas propuestas por parte del Gobierno del Principado y de la Cámara de Comercio de Gijón para este año, una de ellas es, tal y como dijo Begoña López, directora General de Agricultura, Agroindustria y Desarrollo Rural del Principado, “acercar esta feria con un carácter tan sectorial a los niños para que así vengan familias completas y que exista conexión desde la base; que los más pequeños conozcan el campo asturiano”. Y también, por supuesto, algunas de carácter innovador, pues, “Asturias no se puede quedar atrás en este plano”.
Ejemplo de ello son los tres proyectos que presentó el Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC) y Caja Rural de Asturias en su stand compartido que lleva por título ‘Damos vida al territorio’, iniciativas que, como apuntó López, “hacen que avance la innovación y la investigación pero sin olvidarnos de dónde venimos”.
Un bosque para compensar la huella de carbono
El stand compartido entre CTIC y Caja Rural de Asturias bien podría ser cualquier bosque de Ibias o del valle de Peón. Y es que es en ese hábitat donde se desarrollan algunos de sus proyectos relacionados con el medio rural.
Por ejemplo, el proyecto que la Fundación Caja Rural de Asturias está llevando a cabo en Villares con el que ayudan a aprovechar el activo que hay en sus montes y a sacar partido del CO2 que absorben sus árboles para convertirlo en créditos de carbono: “Queremos dar visibilidad a la gente que vive en ese territorio; en lugar de pagar a una comunidad vecinal en efectivo, lo que hacemos es la contraprestación económica. Les preguntamos, ¿qué necesitáis para seguir desarrollando vuestra actividad y continuar asentados en el territorio?” explicó Antonio Romero, director general de Caja Rural de Asturias.
Así, lo que han hecho son obras que facilitan su vida, como pastizales, traídas de agua, les arreglaron pistas, les construyeron pasos canadienses… ¿Y qué hacen con los créditos de carbono? “Ayudamos a las empresas asturianas a conseguir ser neutras en emisiones, a compensar la huella que aún les queda tras el esfuerzo que están haciendo por descarbonizarse”, señalaba Eva Pando, directora de la Fundación, a través de un vídeo que se reprodujo en la presentación.
Vallados virtuales y el pasado y presente del monte
Pablo Coca, director general de CTIC, presentó los dos proyectos que la entidad mostró durante los tres días de Agropec, a los visitantes.
El primero de ellos tiene que ver con los vallados virtuales con, como contó Coca, “la monitorización y la capacidad de controlar los rebaños de cabras”. Como centro tecnológico ellos parten de un conocimiento que tiene que ver con las tecnologías del dato, en este caso con la Inteligencia Artificial.
¿Cómo generar valor e impacto con la IA en el medio rural? Por un lado, dijo, “nos permite controlar dónde van a estar pastando las cabras, y desde el móvil el pastor puede modificarlo. Así, tenemos un impacto directo y real, que les permite tener mejor calidad en su trabajo”. Además, de este modo, “están ahorrando tiempo de subir y bajar para mover los rebaños”.
Pero el proyecto va más allá, pues realmente esa monitorización de los rebaños, de las cabras, “lo que nos está permitiendo es cruzar los datos con imágenes satélite y ver el efecto positivo que provoca el hecho de que estén pastando en determinadas zonas de los montes en cuanto a la capacidad que ganan los territorios para captar y capturar CO2”. Es, por tanto, un doble juego con el que buscan “efecto inmediato en el medio rural y en las personas que colaboran con nosotros, pero también les damos esa otra dimensión con la que poder tener datos suficientes para tomar decisiones a nivel de ordenación territorial”.
En el segundo proyecto trabajan con imágenes enfrentando algunas de hace 60 o 70 años con otras actuales: “Podemos así ver cómo ha cambiado la configuración del territorio en ese tiempo”. A partir de ahí, de nuevo a través de datos que están tomando con la sensorización que desplegaron en el Valle de Peón, apuntó el director general de CTIC, “podemos tener ese tipo de feedback que nos permite proponer para la toma de decisiones en cuanto al ordenamiento de la actividad”.
Este trabajo en equipo de las dos entidades explica cómo persiguen la regeneración y revitalización del territorio a nivel natural, social y económico. Con esta unión renuevan su compromiso con la vida en el entorno rural y reconocen su importancia vital.
Por ello, el objetivo es continuar trabajando para dar vida al territorio no solo para quienes lo habitan y trabajan en esas tierras, sino también para la sostenibilidad del entorno y el bienestar de las futuras generaciones porque, como narraba la voz en off del vídeo de presentación, “si perdemos el paisaje, perdemos la memoria”.