Tecnología disruptiva y mentalidad digital como claves de la transformación empresarial

De izquierda a derecha: el COO de España, Portugal, Italia, MEA e Israel de DXC, Jesús Daniel Salas; la directora del centro de I+D de ALSA, Patricia López; el director corporativo de Futuver, José María Pérez; la directora de Comunicación Corporativa de Izertis, Cristina Tuero; la directora de Área de Plan Propio y Proyectos Nacionales y Regional del Vicerrectora de Investigación de la Universidad de Oviedo, Camino Rodríguez; y el director gerente de Idonial, Íñigo Felgueroso / Foto cedida.

Representantes de la cadena de valor de la I+D de Asturias instan a extender la percepción social de la innovación y la digitalización, plantean ayudas para promover el cambio y el conocimiento, y apelan a la flexibilidad burocrática para aumentar su eficacia a todo el ecosistema empresarial.

El tablero de juego tenía ya unas reglas prefijadas. Las que recogía el informe ‘Tecnodesafíos para Asturias’ elaborado por el Club de la Calidad de Asturias y que permitieron que la reflexión girara entorno a seis áreas: aquellas que las empresas consideran prioritarias de mejora y que ofrecen mayores oportunidades de innovación. Por eso la extensión de la cultura digital, el análisis de datos, la preparación para la Inteligencia Digital (IA), la robotización e hiperautomatización, el talento digital, y la ciberseguridad fueron el centro de un análisis que arrojó múltiples visiones desde la experiencia cotidiana de los protagonistas de ‘La cadena de valor de la I+D+i’ en Asturias, mesa redonda organizada en el Día Mundial de la Calidad que tuvo lugar el 14 de noviembre en el Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo.

“No todas las empresas llevan el mismo ritmo de digitalización”, “es necesario que exista una verdadera mentalidad digital”, “tenemos un problema grave de captación de talento”, “una regulación excesiva mata a la innovación, pero tampoco se puede dejar hacer cualquier cosa”, “la IA permitirá mejorar la burocracia en términos de desaceleración, pero no la hará desaparecer” o “el sistema formativo está respondiendo a los cambios, pero hay un largo camino que recorrer”. Son algunas de las frases escuchadas en boca del director corporativo de Futuver, José María Pérez; del director gerente de Idonial, Íñigo Felgueroso; de la directora del centro de I+D de ALSA, Patricia López; de la directora de Área de Plan Propio y Proyectos Nacionales y Regional del Vicerrectora de Investigación de la Universidad de Oviedo, Camino Rodríguez; o del COO de España, Portugal, Italia, MEA e Israel de DXC, Jesús Daniel Salas.

Los cinco hablaron en el encuentro organizado por el Club de Calidad y cuyo objetivo era promover la cultura de la ciencia, la tecnología y la innovación en la sociedad asturiana. Y con ese reto fueron sorteando las preguntas lanzadas por la directora de Comunicación Corporativa de Izertis, Cristina Tuero, que “un momento en que todo el mundo coincide en que estamos hiperdiagnosticados”, les instó a ‘aterrizar’ y dar forma a las conclusiones del informe.

La IA sirvió de arranque. ¿Cómo podemos estar hablando de prepararnos para la IA si se llevan décadas trabajando con ella? ¿Qué más hay que preparar? Patricia López reconoció una trayectoria que tuvo su punto de inflexión con la aparición de ChatGPT de OpenIA, “una herramienta brutal de comunicación sobre una tecnología disruptiva, que ya se veía su potencial, pero que de repente ha tenido un grado de madurez suficiente para llegar al gran público”. Sin embargo, añadió, queda camino por recorrer y la clave está en los datos y en la capacidad de computación. “Cada vez tenemos más datos, pero ahora tenemos que entenderlos. Saber cuáles son necesarios, cuáles tenemos que recabar, qué datos nos van a facilitar la inteligencia que necesitamos y para qué. Porque no es necesario ni útil tener una IA para el análisis de todas las situaciones. Nos hace falta conocimiento y una toma de decisión y a partir de ahí potenciar los beneficios para la empresa”.

En este punto, y preguntado sobre el posible exceso de regulación sobre la IA en Europa, Íñigo Felgueroso apuntó que “los extremos no son buenos. Una regulación excesiva limita la innovación, pero tampoco podemos innovar dejando hacer cualquier cosa”. Es por eso que habló de una diferenciación por sectores -“en cada uno la innovación va a una velocidad distinta”- y reconoció la “incertidumbre” que aún genera la IA “muchas cosas buenas, pero también muchas implicaciones”. Eso sí, a nivel europeo, dijo, “los expertos están haciendo los deberes”.

Cambio cultural “de arriba a abajo”

Fue el director corporativo de Futuver, el que más incidió sobre la necesidad de crear una “verdadera cultura digital que se implante en las organizaciones”. Aunque, recalcó, “para ello tendrá que existir una cultura digital en la sociedad”. Y no se refería José María Pérez a “mandar un whatsapp o entrar en Tik Tok”, sino a plantear un enfoque donde “el cliente o el ciudadano” sea el protagonista, tanto en el ámbito público como en el privado. “Y esto en las organizaciones va de arriba a abajo, porque si el que está arriba no se lo cree es difícil que pueda cambiar la cultura de la organización”. Por eso habló de programas que estimulen la divulgación o la sensibilización de la población, pero también de acciones desde el punto de vista de un liderazgo empresarial facilitador del establecimiento de una verdadera cultura digital.

Respecto a la necesidad de las ayudas en el ámbito de la digitalización, Pérez recordó que “esto representa un esfuerzo económico importante y de transformación” de las organizaciones. “Si el objetivo en Europa es que el 75% de las empresas usen la IA en 2030 y el dato de 2021 era del 8%, hay que actuar desde lo público porque las empresas por si solas es muy difícil que lleguen”, aseguró. Sobre todo con un tejido empresarial donde el 97% son pymes o micropymes. “Lo público tiene que apoyar económicamente como apoya otros cambios, desarrollando acciones que permitan que en la sociedad se promuevan determinado tipo de conocimiento y cambios. Igual que lo hace en el ámbito educativo o sensibiliza en el tema de la violencia de género”.

¿Y qué pasa con la burocracia? ¿Pueden las nuevas tecnologías ayudar a su solución o por el contrario acabarán siendo un elemento burocrático más? En opinión de Jesús Daniel Salas, la IA o la aplicación de ciertos modelos de automatización servirán para simplificar la burocracia “en términos de aceleración”, y puso el ejemplo en este ámbito de los resultados del Kit Digital. No obstante, esa complejidad administrativa “no va a desaparecer”. Y parte de la complicación radica, dijo el presidente del Club, en que dentro la Administración asturiana hay una “sobreprotección que trata de hacer respecto a las propias ayudas a las que te presentas. Es lo que sufrimos las empresas y en el propio informe de apela a que “nos lo tenéis que hacer más fácil y flexible”. Y en este sentido, las ayudas acaban estando “muy dirigidas, son para esto, en este contexto y con este enfoque” como sucede, puso el ejemplo, con la Estrategia de Especialización Inteligente, la S3, “que está muy poco enfocada a las empresas industriales”.

A juicio de Íñigo Felgueroso, el informe debe “despertar inquietudes” sobre cómo la IA impactará en los modelos de negocio. Y lo hizo sobre su propio ejemplo: “Nosotros llevamos 34 años desarrollando materiales, 33 de una manera y este último año, de otra. Y eso es lo que cada uno tiene que ver en su ‘core’. Nosotros creamos una unidad mixta transversal, donde cogimos a gente joven y les dijimos: vosotros sois el futuro y tenéis que ver cómo la IA va a impactar en lo que venimos haciendo. Y las soluciones que nos plantean, sorprenden”, apuntó. Por eso cree que cada gerente o responsable debe “reflexionar” sobre un impacto que permitirá acondicionar todos los negocios en línea de mayor productividad y eficiencia.

Puedes ver la grabación de la mesa en este enlace.

El anhelado talento digital

La Universidad de Oviedo apunta a un “largo camino” para adaptar los estudios universitarios a los cambios que imponen las tecnologías disruptivas y las empresas advierten del “nivel de esfuerzo” para la formación continuada.

Le tocó a la representante de la Universidad de Oviedo, Camino Rodríguez, reflexionar en la mesa redonda del Día de la Calidad sobre la capacidad de respuesta del sistema educativo, especialmente en el ámbito superior, a los cambios constantes de unas tecnologías en constante evolución. Y hubo reconocimiento por parte de la directora de Área de Plan Propio y Proyectos de que la IA “por el momento, no es transversal” en los estudios de la institución académica asturiana, aunque la ANECA “está empujando a ese cambio”. Por ejemplo, el nuevo plan de estudios de Turismo, dijo, tendrá dos asignaturas específicas. Eso sí, las titulaciones de las ramas STEM “están todas cubiertas y en el resto, poco a poco”. Criminología incorpora una asignatura de Informática o el departamento de Informática tiene asignaturas en Historia del Arte. “No es que no estemos en ello, pero obviamente hay un largo camino que recorrer. No lo voy a negar”.

Donde sí la Inteligencia Artificial es “absolutamente transversal” es a nivel investigador, donde todo el mundo emplea esas herramientas disruptivas para procesar, informar o predecir comportamientos.

Pero la formación va más allá del propio ámbito educativo, y en el encuentro del Club de Calidad se reflexionó también sobre la capacidad de respuesta del sector privado con esa formación continua dentro de las empresas. Y no se pudo pasar por alto el consabido problema de falta de profesionales que toca a todas las áreas y se extiende más allá del propio Principado e incluso del propio territorio nacional. Y la fase de la preparación es la siguiente. En este aspecto, el director corporativo de Futuver afirmó que “el nivel de esfuerzo que hay que realizar para la adaptación a este entorno tecnológico tan rápido que estamos teniendo exige un nivel de esfuerzo que no todas las empresas se pueden permitir”. Y hacia aquí enfocó también la necesidad de ayudas “para reforzar esos mecanismos de formación continuada de la gente que es un elemento esencial”.

Yendo al ámbito investigador en Asturias y su adecuación al entorno regional, Camino Rodríguez habló del cada vez mayor número de proyectos de colaboración cerrados entre empresa y universidad. “En la cadena de valor estamos. Ahora hasta qué punto es útil…”. Lo que más claro tenía la representante académica era que “aquí no se ha hecho el esfuerzo de recabar muchos datos. En América se han pasado la vida cogiendo nuestros datos y jugando con ellos y por eso las empresas han podido hacer tantas cosas”. E, incidió, “al final el que más gana es el que pone la etiqueta”. En conclusión, para Patricia López hay “un potencial brutal en Asturias porque nos conocemos todos y es un lujo la proximidad que se tiene con las administraciones” pero, añadió, “hay que saber explotarlo y dinamizarlo, que vaya más rápido. Porque la tecnología va muy rápido y los competidores van rapidísimo y no están ni en Asturias ni en España. Están en el mundo”. Y en ese engranaje regional entidades como el Club de Calidad, aseveró su presidente, son esenciales para “dar voz a lo que las empresas están pensando y levantar la mano respecto a lo que están viendo y necesitando”. Una relevancia que para Jesús Daniel Salas es mayor teniendo en cuenta la necesidad de alcanzar esa “última Milla, que son miles de empresas a las que no estamos llegando y a la que las ayudas no están beneficiando”.