“Si la sociedad demanda ciencia, la política tiene que dar ciencia, confío mucho en su poder transformador”
Entrevista al Consejero que este mes de julio cumple un año al frente la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad, la cual ha tomado un gran protagonismo en los últimos meses. "Hemos dado un paso hacia crear un ecosistema científico-tecnológico en Asturias"
Nacido en Mieres en 1979, es licenciado en Biología y doctor por la Universidad de Oviedo, desde febrero de 2017 es científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En este mes de julio, se cumple un año de su llegada a la nueva Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad.
En términos generales, ¿cómo ha funcionado el sistema científico tecnológico de Asturias ante esta pandemia?
Si tuviera que hacer una valoración sería la de que ha funcionado de una forma excelente, se ha fomentado un sistema de colaboración, se han puesto a disposición horas y recursos sin ningún tipo de reserva, se ha compartido todo lo que se ha ido avanzando. Hemos dado un paso muy importante hacia esa cohesión e integración a través de la colaboración y de la generosidad que implica el compartir lo que vas avanzando con tus compañeros. También hemos dado un paso hacia crear un ecosistema científico-tecnológico en Asturias. Se ha funcionado en todos los plazos, se ha funcionado a corto plazo para atender lo que era más urgente.
¿Qué papel jugará la ciencia y la innovación en la reactivación económica?
Para la ciencia ha sido un empujón a nivel administrativo y social. Hace unas semanas se celebró el día "Sin ciencia no hay futuro", un día para visibilizar las ventajas de tener una inversión en ciencia consolidada. Hemos visto apoyo a nivel social, algo que venía manifestando en mi vida como científico, que decíamos "no vemos manifestaciones porque se invierta en ciencia". Creo que sí es un punto de inflexión sobre todo porque si la sociedad demanda ciencia, la política tiene que dar ciencia.
Confío mucho en el poder transformador que tiene la ciencia, hay casos de los que podemos extraer una serie de conclusiones, adaptarlas a Asturias y confiar en ese poder transformador que va a tener para nuestra economía.
Lo primero es tener una estrategia de reacción, es decir, construir una estrategia que nos diga dónde vamos a poner los recursos, es decir, en aquello en lo que seamos fuertes, lo que nos hace competitivos. En Asturias tenemos diversos ecosistemas que son muy competitivos a nivel internacional.
El papel de la ciencia y la innovación tiene que ser, por un lado, tratar de mantener y modernizar la industria y los empleos que ya tenemos. Y, por otro lado, tratar de diversificar, traer nuevas líneas productivas que sean sostenibles, que sean amables con el medio ambiente.
Tenemos encima una transición justa, que simplemente se resume en que nuestra economía tiene que ser climáticamente neutra, son todo oportunidades que tienen que estar muy bien enlazadas. Ha tenido que venir la Covid-19 para darnos cuenta de todo esto.
¿La fabricación aditiva es una de esas oportunidades o puede incluso llegar a ser un pilar para Asturias?
Es una tecnología transversal, se puede aplicar tanto a desarrollos militares como a patrimonio. Por tanto, para mi, ha sido un descubrimiento muy grato, se ha formado un ecosistema de verdad y hemos visto los diferentes pasos y los diferentes actores.
Cuando uno habla de un ecosistema habla de elementos que interactúan, el propio ecosistema selecciona esos elementos. El primer cambio que ha habido es el de la administración. Hemos descubierto de repente un ecosistema, y lo hemos dado a descubrir al mundo.
Por algún lado hay que empezar, y a mi me gusta empezar por dos lugares: aquellos elementos que tienen capacidad de tracción y aquellos que tienen capacidad de empuje. Indudablemente, cuando uno logra un elemento de tracción, logra una palanca, y arrastra todo lo demás, que también encuentra su sitio. Este consorcio de ArcelorMittal, thyssenkrupp e Idonial, que ha arrastrado a pymes, a grupos de investigación, a makers, es lo que tiene quedarse en Asturias, cada cual tiene un nicho y cada cual tiene que participar desde sus competencias y habilidades.
Creo que el futuro va a venir de la mano de hubs, de reenfocar los clústers, de grupos de investigación, asociaciones, y de interactuar y compartir.
La primera respuesta entendemos que es la Comunidad Regional de Tecnología Aditiva, ¿cuáles son los objetivos y qué resultados se esperan obtener?
Me gustaría consolidar ese ecosistema de impresión 3D, y sobre todo, tratar de visibilizar cuál es el impacto que tienen este tipo de comunidades en el sector productivo, el empleo y la internacionalización. Conectándolo con lo que mencionaba antes de que los clusters y los hubs tienen que ser esos elementos de futuro para fomentar la innovación, hacer que la innovación permee en ese ecosistema. Me gustaría que este hub fuese ejemplo para otros sectores que tenemos en Asturias.
Por tanto, para mi, esta comunidad de tecnología aditiva que se va a potenciar y que espero se consolide, me gustaría que fuese transversal, y que los diferentes sectores de diferentes ecosistemas productivos se diesen cuenta de su utilidad.
Hace unas semanas conocíamos el plan del Principado para destinar más de 45 millones de euros en 4 años a programas de I+D+i. ¿Qué destacaría de este plan de inversión?
Parece que es un plan sencillo, pero no lo ha sido. Lo que se ha acomodado hasta 2023, desde el punto de vista presupuestario y desde el punto de vista de la fiscalización, se ha afianzado una inversión plurianual. Esto quiere decir que Asturias, sea lo que sea lo que venga en la crisis, si año a año se negocia que haya ciencia en los presupuestos, la habrá, ya está en los mecanismos presupuestarios, sólo hay que pactar la cantidad.
Nosotros vamos a este escenario de 45 millones, obviamente, si no se llega a un acuerdo, podrán ser muchos menos, pero también podrían ser más. Si decidimos al final que no son suficientes y que el sistema los absorbe, se podrían hacer más. Es una planificación presupuestaria en la que ya está hecho el trabajo y eso sin la Ley de Ciencia. La falta de normativa ha hecho que sea complicado.
Por un lado, está esta planificación y por otro, en todas las crisis, siempre se ha recortado en ciencia, como por ejemplo en el 2008. Una de las cosas que ha tenido esa crisis es que haya científicos que hayamos decidido dar el paso y cambiar algo desde la política. En ese sentido, el mensaje es que Asturias, pase lo que pase con esa crisis, no va a recortar en ciencia.
¿Qué previsiones tienen para esa Ley de Ciencia?
La previsión inicial era el tercer trimestre de 2022, nos gustaría crearla el año que viene. En breve lanzaremos la consulta pública para que toda la gente que quiera aportar lo haga. Desde la Administración crearemos grupos de trabajo internos y luego veremos dónde enriquecer con Comités de Expertos.
La normativa para la ciencia asturiana, si yo quiero dejar las cosas como creo que las hay que dejar para ser eficaces, y poder absorber incrementos graduales en I+D+i, la Ley tiene que estar para el año que viene, es el primer paso para asentar los cimientos de lo que tiene que ser la ciencia en Asturias.
En estos meses también ha jugado un papel importante el movimiento Maker, ¿qué se está haciendo para fomentar el papel de la ciencia ciudadana?
Ha sido fantástico. Fui secretario de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia y puse en marcha algún experimento de ciencia ciudadana, pero no es sencillo.
Por ejemplo, muchas veces el voluntarismo y las ganas de ayudar están muy bien. Asturias ha demostrado que es una sociedad muy solidaria y eso es fantástico. Nuestro reto está en cómo lo canalizamos para que eso no choque contra la normativa.
La ciencia ciudadana ha llegado y hemos vivido este "experimento" que dentro de unos años tendremos que estudiar. Aquí hay un componente personal muy grande, quizás no todo el mundo vale para ser maker, no reúne una serie de competencias para serlo, hay que ser generoso. Creo que desde mi Consejería hemos sido generosos.
Tenemos que reflexionar sinceramente en qué tipo de habilidades tiene que tener esta gente. Lo que me gustaría es tratar de identificar algún instrumento de apoyo desde las Administraciones. Eso es algo en lo que estamos trabajando e intentaremos que salga un borrador.
¿Dónde te gustaría ver a Asturias en los próximos años?
Hace algo más de un año hice el ejercicio un poco al revés, imaginar que te despiertas en 2030 y qué ves a tu alrededor. Yo creo tenemos que saber aprovechar las oportunidades que tenemos ahora, dejar de lado ese pesimismo y avanzar en temas educativos, científicos... Sobre todo, lo que tenemos son recursos naturales. Nos hemos olvidado tras la crisis de la Covid-19 que detrás viene una crisis mayor que se llama el cambio climático.
Esa Asturias del futuro, además de ser una Asturias que pueda responder perfectamente a estas crisis, tiene que ser una Asturias que, para la gente que venga de fuera y quiera trabajar aquí, sea una región ecológicamente apetecible. Que sea una región rica, pero no sólo en términos de PIB, también en intangibles. Al PIB le da igual cargarse el Amazonas con tal de ingresar, pero a lo mejor a nosotros, en nuestro índice de riqueza de Asturias, nos gusta poner intangibles como, por ejemplo, el hecho de tener el paisaje que tenemos, tener la playa donde la tenemos, tener el sistema sanitario que tenemos, tener un acceso al agua, dar un giro que sería importante hacia las renovables...
Identificando lo que tenemos, tratando de que se quede y que diversifique hacia algo que sea sostenible, vamos a construir una Asturias que fue la Asturias en la que yo ese día me desperté en 2030.