De la Industria Conectada a la Industria Inteligente
Una oportunidad en la Estrategia Nacional de lnteligencia Artificial y los fondos Next Generation EU.
A finales del año 2015, cuando el Ministerio de Industria lanzaba la Estrategia Española de Industria 4.0, la Inteligencia Artificial aparecía identificada como una de entre varias tecnologías habilitadoras para la transformación digital del sector manufacturero, junto con otras como Internet de las Cosas, Robótica, la Computación en la Nube, la Realidad Aumentada y Virtual, la Simulación y la Fabricación Aditiva.
El nombre que se le dio a esa Estrategia no era fortuito, Industria Conectada 4.0. En aquel entonces, el gran reto estaba hacer posible la evolución de la industria hasta unos niveles adecuados de digitalización y automatización en primer lugar, generando fábricas inteligentes, para posteriormente conectarlas con el resto de sus cadenas de suministro, propiciando de este modo una Industria Inteligente. Con este enfoque, las tecnologías habilitadoras que ocupaban los principales puestos en los rankings de transformación digital eran las relacionadas con Internet de las Cosas y con la Computación en la Nube: las tecnologías habilitadoras de la Industria Conectada.
Una vez abordada esa fase, en los últimos años se ha visto un cambio de tendencia en el que la Inteligencia Artificial ha venido adquiriendo cada vez más relevancia y preponderancia sobre el resto de tecnologías habilitadoras de la transformación digital. Por ejemplo, si nos fijamos en las famosas curvas hype de tecnologías emergentes digitales que Gartner publica cada año, identificamos en el año 2019 un punto de inflexión en cuanto al tipo de tecnologías predominantes, de modo que las tecnologías afines a plataformas y arquitecturas, dejan paso a aquellas relacionadas con la Inteligencia Artificial.
¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de tecnologías afines a la Inteligencia Artificial? En CTIC Centro Tecnológico hemos adoptado el enfoque propuesto por el Grupo de Alto Nivel que la Comisión Europea creó con expertos en la materia y que considera que los sistemas de Inteligencia Artificial están integrados por software, y en ocasiones también por hardware, que presentan un comportamiento tal que son capaces de percibir su entorno, procesar la información captada en base a razonar y aprender, y de actuar en consecuencia. Se diferencian de este modo de los sistemas programados tradicionales en que su forma de proceder no obedece a reglas prefijadas. De este modo, la Inteligencia Artificial transciende a la algoritmia, que es la que aporta principalmente el carácter inteligente al sistema, extendiéndose a lo largo de toda la cadena de valor del dato, desde la generación y captación del mismo, por ejemplo, a través de sensores, hasta su procesamiento y puesta en valor, en forma de información para la toma de decisiones o mediante una actuación directa y automatizada.
Hasta el momento, la adopción de la Inteligencia Artificial por parte de la Industria ha sido moderada, siendo otros sectores, como las telecomunicaciones, finanzas, retail o energía los que han encabezado la utilización de esta tecnología. Las aplicaciones más conocidas hasta la fecha en Industria se han focalizado principalmente en la optimización de los recursos y procesos en base a la explotación de datos, la detección de anomalías respecto a patrones basados en el histórico de datos y la mejora de la planificación de la producción. Siendo estas aplicaciones claros ejemplos de aportación de valor de la tecnología, una mayor intensidad de adopción de la Inteligencia Artificial, permitirá a la Industria acceder de forma definitiva a la denominada Economía del Dato, con un cambio de modelo económico y productivo en el que el dato pasa a ser el nuevo capital y donde los modelos de negocio evolucionan de los tradicionales basados en la producción y venta de productos, a otros nuevos donde las transacciones se llevan a cabo en torno a los datos que generan esos productos, la conocida como servitizacion de la industria. Hay empresas industriales históricas que ya llevan tiempo testando estos nuevos modelos de negocio, como por ejemplo Michelin con una línea de renting de sus neumáticos para sector profesional del transporte o General Electric completando su oferta con servicios de mantenimiento predictivo y consultoría en gestión de flotas aéreas, a partir de una de sus líneas de negocio tradicional, como es la de fabricación y venta de motores para aeronaves.
En este contexto de crecimiento exponencial de esta tecnología, el pasado mes de diciembre, el Gobierno de España presentaba la esperada Estrategia Nacional en Inteligencia Artificial. Se cumplía de este modo con el compromiso adquirido con el resto de Estados Miembros de la Unión Europea de alinear las iniciativas nacionales mediante un Plan Coordinado a nivel de toda la Unión en esta materia, que permita a Europa competir con las otras dos grandes potencias, China y Estado Unidos, que han lanzado ambiciosos planes para lograr el liderazgo mundial en esta disciplina.
Cabe destacar de la orientación recogida en el documento, el enfoque de las actuaciones que plantea desde la perspectiva de las cadenas de valor, considerando tanto la perspectiva del experto y desarrollador de soluciones y sistemas de Inteligencia Artificial, como la de los usuarios de la tecnología. Por otro lado, la Estrategia pone especial énfasis en generar un marco adecuado de confianza, no sólo desde el punto de vista de fiabilidad y seguridad de la tecnología, sino también en lo relativo a la transparencia sobre el funcionamiento de los algoritmos que aportan la inteligencia a los sistemas. Por último, es destacable la iniciativa de creación de espacios de intercambio de datos, en línea con la iniciativa de la Comisión Europea de los espacios comunes europeos de datos, como instrumento para que todo tipo de empresa pueda acceder a repositorios de datos que alimenten sus sistemas de Inteligencia Artificial, pero de especial valor para las empresas más pequeñas que puedan estar limitadas en recursos para contar con sus propios repositorios.
Toda Estrategia requiere de un presupuesto para ser puesta en práctica y, en este sentido, ha visto la luz en un momento favorable en tanto sus líneas de actuación han sido previstas en el Plan España Puede, a través del cual se gestionarán los fondos que recibirá España del instrumento Next Generation EU y que establece el compromiso de dedicación de al menos un 20% a actuaciones relacionadas con la transición hacia la digitalización. De los 72.000 millones previstos para España en el periodo 2021-2023, la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial contará con 600 millones de euros.
Se abre por lo tanto una oportunidad para impulsar y acelerar el paso a una Industria Inteligente y evitar la amenaza siempre presente de la brecha digital, que puede verse agrandada hasta puntos de no retorno a causa de los diferentes grados de adopción de la Inteligencia Artificial por parte de nuestras industrias.
Pablo Coca
Director de Operaciones y Desarrollo de Negocio CTIC Centro Tecnológico