Retorno a la esencia
Es necesario reconstruir el tinglado hundido. Para ello será necesario Retornar a la Esencia. El Estado no va a solucionar nuestros problemas, los de cada individuo y de cada empresa
En dos meses el tinglado se ha hundido y las consecuencias del colapso son y serán dramáticas. El desempeño de los estados y de las organizaciones supranacionales de gobierno mundial, ha evidenciado su incapacidad de predicción, prevención y gestión; sometiendo al más absoluto de los ridículos a gobernantes, altos funcionarios y reputados analistas. Las excepciones se cuentan con los dedos de una mano.
Que la terapia más efectiva para evitar contagios sea la reclusión de todos nosotros en casa, es la constatación de un fracaso colectivo. Un retorno al pasado.
Los daños son sistémicos. Tan profundos que requerirán cambios de paradigma para superarlos. Todo habrá de ser objeto de cuestionamiento. La mercancía vendida estaba averiada. Las causas y las consecuencias de la crisis 2008-2010 no estaban ni corregidas, ni superadas. La industria lo sabía y lo sufría. Los márgenes eran bajos, cada vez menores, y las regulaciones, de todo tipo, crecientes. La competencia, cruel e injusta, por desigual. El apalancamiento excesivo. Cada día tenía su afán. Y la bicicleta paró en seco. Inmediatamente renació el inveterado recurso a no pagar. A no atender las obligaciones contraídas en tiempos en los que el Covid-19 no había emergido todavía. Un camino que conduce al averno.
El salvífico y populista gobernante, incapaz de gestionar la crisis, promete y regula -más de 600 páginas de BOE en un mes-, lo que no puede ni gestionar, ni pagar de forma sostenible; solicitando la mutualización de sus decisiones unilaterales. Se nos hipoteca el futuro acudiendo a figuras, como el Estado de Alarma, de dudosa idoneidad jurídica y, hasta el momento, de muy escasa eficacia y eficiencia.
Los empresarios, la iniciativa privada, y todo individuo que actúe con independencia, son objeto de señalamiento, crítica y oprobio, tanto desde la tribuna pública como desde la tribuna subvencionada.
Es necesario reconstruir el tinglado hundido. Para ello será necesario Retornar a la Esencia. El Estado no va a solucionar nuestros problemas, los de cada individuo y de cada empresa. Se trata de un ejercicio de introspección discriminativa, de separar lo esencial de lo accesorio, tanto en la esfera más íntima de cada persona como en el de sus responsabilidades familiares, profesionales, empresariales y sociales. No se trata de seguir modas, de actuar en base a pronósticos de supuestos entendidos, en hacer lo que hacen los demás, en aprovechar la oportunidad, en pensar sólo en yo, y en mi circunstancia. Es más profundo. No tengo receta aplicable para ello. Sólo sé que es lo importante.