Liderazgo femenino en la Industria
La Directora General de Industra del Gobierno del Principado de Asturias, Rosana Prada, ha escrito la tribuna en la edición especial de Liderazgo Femenino.
La industria, sector con un elevado peso en la economía, es un ámbito tradicionalmente masculino, fruto de una cultura obsoleta en la que relacionar mujer e industria era impensable, menos aún en puestos directivos.
El camino hacia el liderazgo femenino industrial es mucho más complejo que el masculino. Por fortuna, el siglo XXI ha traído cambios de mentalidad y tendencia, orientados a la incorporación de la mujer en puestos clave en la transformación y el crecimiento industrial.
La mujer está demostrando sus cualidades de líder, tomando decisiones innovadoras, formando equipos capacitados y motivados e impulsando la inclusión y la participación, con grandes habilidades comunicativas, una elevada sensibilidad medioambiental y una gran responsabilidad corporativa. En términos económicos, numerosos estudios muestran que empresas con mayor representación de mujeres en sus equipos directivos presentan mejores resultados financieros.
Pero queda mucho camino por recorrer. Asturias es la comunidad con la industria más masculinizada, solamente el 19% son mujeres, el 6% del total de empleadas, y casi siempre vinculadas con recursos humanos o administración. Si hablamos de puestos directivos, solamente representan el 37%.
Grandes aliados de la industria, como el I+D y la revolución tecnológica, repiten el patrón. Según una encuesta de la Fundación L'Oréal, el 63% de españoles y españolas considera que las mujeres no sirven para ser científicas de alto nivel. Nada más lejos de la realidad, nuestro país cuenta con el talento y creatividad de mujeres que contribuyen enérgicamente al desarrollo de una industria cada vez más plural e inclusiva.
El liderazgo femenino requiere el compromiso de toda la sociedad, es un deber de todos y todas fomentar la igualdad efectiva de género en todos los ámbitos, y en el sector industrial en particular, empezando por las administraciones públicas y las empresas, con iniciativas que permitan el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad en igualdad de condiciones que los hombres. Necesario es también promover desde edades tempranas, en nuestras casas y colegios, una cultura que considere la capacitación de las personas, sin discriminación por razón de sexo ni brechas salariales.
La evolución en materia de igualdad ha de hacerse extensiva a la industria. No podemos seguir perdiendo valor y talento, en términos de PIB y de realización personal. Incrementando la tasa de participación femenina en puestos de responsabilidad ganan las empresas y gana la sociedad.
La implantación del liderazgo femenino ha de ser real. Es tiempo de romper la inercia de la industria, transformando anticuados modelos de liderazgo que promueven la falta de diversidad. Es momento de que talento y oportunidades sin sesgos por cuestión de sexo tomen las riendas de nuestras empresas.