“Las decisiones no se toman, tenemos muchas ofertas lanzadas por el mundo que se están posponiendo”
Antonio Fernández-Escandón Ortiz, presidente de Zitrón, considera la "adaptabilidad de la compañía" como una de las claves para su evolución a lo largo de los años.
Nacido en Gijón en 1953, estudió el bachiller en los Jesuitas y posteriormente se formó en la Escuela de Minas. Tras acabar su formación, tuvo una experiencia laboral de 8 meses en los Pirineos donde se estaban realizando sondeos de gas. En 1982 llega a Zitrón, una compañía dedicada al diseño, fabricación y suministro de sistemas de ventilación a medida para minas, túneles de carretera, ferrocarriles y sistemas de metro. Recientemente, ha sido galardonado como Ingeniero del Año 2020 en Asturias por su "trayectoria profesional".
En primer lugar, nos gustaría felicitarle por el Premio Ingeniero del Año.
Muchas gracias. Me gustaría agradecer al jurado y a las personas que han intervenido para darme el premio, realmente no me considero merecedor de él. Hay mucha más gente con más conocimientos que yo. Estoy muy agradecido.
Ingeniero, ¿es vocacional?, ¿cree usted que ha acertado?
Si, me gusta el trabajo que hago. Si no me gustase, no estaría aquí, ya me podría jubilar y sigo aquí.
¿Qué retos ha tenido que superar Zitrón en esta crisis reciente?
El principal problema que tenemos es que las decisiones no se toman, tenemos muchas ofertas lanzadas por el mundo que se están posponiendo. El taller está un poco bajo de obra. Tenemos cartera de pedidos, pero es a largo plazo. Tenemos más de 60 millones en cartera de pedidos ahora mismo, pero son para el año 2022, 2023... Además, tenemos un pedido de Suecia que es para el año 2026. En minería, también hay pedidos importantes pero que se han ido retrasando, eran para este año y el que viene, y se han retrasado para el 2022.
Esto afecta a la compañía, los resultados van a ser inferiores, los beneficios que veníamos obteniendo van a bajar.
Quédese sólo con una palabra para explicar este crecimiento de Zitrón: innovación, calidad o cultura.
En mi opinión es todo un poco, no es sólo un departamento. Es la innovación, la adaptación al cliente, el servicio... Todo en conjunto es lo que ha influido a estar donde estamos, y no abandonar nunca al cliente cuando surge un problema, hay que resolverlos. Creo que cuando surgen esos problemas, nos favorecen desde el punto de vista de que fidelizamos al cliente.
La capacidad de adaptación de Zitrón es una de sus señas de identidad...
Las especificaciones y necesidades en cada proyecto son diferentes, por eso no haces prácticamente dos máquinas iguales, aunque son muy parecidas, las especificaciones son diferentes. La adaptabilidad a los proyectos es una de las cualidades de la empresa. También tratamos de tener todo el desarrollo del control de las máquinas en nuestro poder, de forma que podamos controlar cómo están funcionando las máquinas. Esto es lo que estamos tratando ahora mismo de desarrollar al máximo.
¿Se podría decir que esta fábrica es una fábrica inteligente?
Estamos tratando de utilizarlo. Ahora mismo, una de las cosas importantes es saber y predecir cuándo va a fallar una máquina, estamos analizando las horas de funcionamiento, los distintos tipos de parámetros que intervienen en la máquina y a partir de ese análisis, poder avisar al cliente si va a fallar la máquina. Eso es lo que estamos tratando de potenciar.
En nuestros productos, los sistemas de ventilación a medida, sí podemos saber cómo esta trabajando en tiempo real. La presión, temperaturas, densidades, potencias consumidas... Absolutamente todos los parámetros se pueden obtener.
Zitrón es una empresa muy exportadora...
El 95% de nuestra facturación proviene de exportaciones. Ahora, estamos desarrollando una nueva fábrica en Perth, Australia. En Chile la tenemos hecha. Nuestra intención es que se fabrique allí, pero se diseñe aquí, con componentes fabricados aquí y todos los controles de valor añadido fabricados en Asturias.
¿Qué dificultades son las que se encuentran a la hora de exportar?
Cada país es distinto, tienes que adaptarte a cada uno de ellos, la normativa, las certificaciones... Por ejemplo, los motores que empleamos no son los mismos en el mercado europeo que en el mercado americano. Es necesario adaptarse.
Hay mucho potencial en mercados extranjeros, unos años es un país y otros años es otro distinto. Depende de los proyectos, los tipos de inversión, obra pública o minería... Es muy cambiante. Hay más de 300 países en el mundo, nos gustaría llegar a todos.
Zitrón tiene una importante presencia en los países árabes... ¿qué nos puede contar?
Acabamos de terminar el proyecto del metro de Doha. Es el mayor proyecto que jamás he firmado, fueron 100 millones de euros. Todos los países son complicados, pero los países árabes, no por nada, sino porque creen que tratas de engañarlos, son complicados. La cultura es distinta. Por ejemplo, en Irán, nosotros llevamos muchos años. Ya en el año 1992 empezamos con el tema de minería de carbón, y ahora estamos haciendo ventilación en el metro.
Hay que adaptarse, todos los países son diferentes. Siempre necesitas gente autóctona del país que domine bien el idioma y la cultura.
¿Encuentran dificultades para cubrir los puestos vacantes?
No, no hemos tenido ningún problema para encontrar vacantes. Además, la formación de los técnicos o ingenieros que estamos trayendo son los que luego están por todo el mundo. Primero se forman aquí durante 3 o 4 años y después se van a otros países.
¿El futuro pasa por la Universidad o por la Formación Profesional?
En mi opinión se necesita de todo. Pero creo que cada vez se necesita menos gente de Formación Profesional y más ingenieros, al fin y al cabo, todos los procesos se automatizan cada vez más, las máquinas son más automáticas, la digitalización... En el caso de, por ejemplo, los soldadores, nosotros tenemos un robot aquí que trabaja de seguido. La inversión inicial es alta, pero el trabajo que realiza en el tiempo es muy superior, son muchísimas horas de trabajo.
Hablemos de la colaboración público-privada, ¿cree que es una pieza clave para una posible reconstrucción de Asturias?
Veo que se habla mucho de todo eso, pero no he visto ninguna propuesta concreta, ese es el problema que le veo. No hay nada concreto de qué es lo que hay que hacer, son generalidades, no hay concreción de nada. Son necesarias propuestas concretas.
Nos gustaría que nos diese su visión sobre el futuro de Asturias, ¿sobre qué pilares debemos asentar la reactivación de la región?
Es un tema que podríamos hablar largo y tendido. ¿Por qué siempre se pone al País Vasco como ejemplo? La verdad, creo que es un problema de adaptación y de aprovechar las oportunidades.
En 1963, mi padre, que era ingeniero de minas, vio una oportunidad en la fabricación de equipos para minería. En 1992, durante una crisis importante, empezaron los problemas ya que la minería suspendió pagos, nos cogió con más de 100 millones de las antiguas pesetas de impago. El problema que también veíamos venir era el cierre, por lo que, con todo ello, tuvimos que cambiar, ver el producto que teníamos y cómo lo reenfocábamos.
De obra pública no teníamos ni idea, tuvimos la suerte de que, durante esos años, el metro de Madrid estaba creciendo mucho, las autopistas de España estaban prácticamente sin hacer, y pudimos reinventarnos hacia la obra pública y, a la vez, empezamos a salir de España. Necesitamos ver qué nichos de mercado puede haber, y ver cómo desarrollamos las máquinas para poder entrar en el mundo.
Se habla también de que las grandes compañías mundiales vengan a Asturias, pero la región tiene muchos problemas; las comunicaciones son muy malas, y a parte de la calidad de vida, no veo que ofrezca nada más. El problema que veo es cómo atraes a esa gente. Desde el punto de vista de impuestos, somos de los que tenemos los impuestos más altos, y tampoco podemos crear una desigualdad entre las empresas que ya están y las que queremos atraer.
Si hubiese 500 empresas como Zitrón se solucionaría el problema, siendo estas empresas asturianas y cuyas decisiones se tomasen desde Asturias.