La colaboración como única salida para la crisis del metal asturiano

Son varios los problemas que arrastran desde hace años las empresas del metal asturiano y situaciones como la de ahora los ponen todavía más de manifiesto. Podemos y debemos revertir esta situación desde la innovación y la colaboración entre las empresas

Tuve la suerte de poder trabajar en el sector metal asturiano desde antes de la crisis financiera de 2008, en la que yo he llamado la "época gloriosa", por el gran beneficio que supuso para las empresas y trabajadores. En aquel momento la demanda interna, regional y nacional, hicieron que los precios industriales permitieran grandes alegrías a las empresas, una situación muy distinta a la actual.

Desde ese momento, firmas de reconocido prestigio como Talleres Guerra, Tuinsa, Sodes, Albandi, Cubia y un largo etcétera han ido desapareciendo. Todas ellas suman una cifra nada desdeñable de empleos especializados y referencias de fabricación perdidas, que en muchos casos han pasado desapercibidas en los informativos. Todas estas empresas no cierran por falta de conocimiento o de voluntad, sino por la simple aritmética entre un precio que difícilmente cubre los costes.

Son varios los problemas que arrastran desde hace años las empresas del metal asturiano y situaciones como la de ahora los ponen todavía más de manifiesto. Son destacables:

1) El problema del reducido tamaño de las empresas españolas, que es particularmente importante en las de la industria del metal regional y que se ha agravado en los últimos años. Basta con echar un vistazo a la tabla siguiente, que refleja las empresas del CNAE 25 en Asturias (el mayoritario en el metal) según el número de trabajadores, para darse cuenta de la situación.

 

En la tabla vemos que la reducción generalizada del número de empresas es particularmente grave en las del tamaño medio, las cuales deberían estar llamadas a desarrollar actualmente una importante actividad innovadora y exportadora.

Este pequeño tamaño disminuye el poder de negociación de las empresas ante clientes y proveedores, provocando que esa estrecha diferencia entre coste y valor obtenido por el trabajo se reduzca o incluso se haga negativa.

2) La ausencia de productos definidos de alto valor añadido lastra las posibilidades de exportar de las empresas del metal asturiano, dado que la fabricación a medida de productos metálicos no siempre es facil de vender en el exterior salvo que el componente de innovación sea muy destacado.

3) Por fortuna, la exportación ha aumentado de un modo claro en los últimos años, pero sigue estando muy dominada por las grandes empresas metalúrgicas (CNAE 24) siendo lo deseable que se alcanzase el mismo nivel en el resto de epígrafes.

 

4) La digitalización no es un fin en si mismo sino un medio que por desgracia no está al alcance, ni por financiación ni por conocimiento, de la mayoría de las empresas del sector, lo cual las desengancha del futuro sin remedio.

5) Otro punto a mejorar es la falta de cultura de innovación y de una sistemática para realizarla e implementarla en las empresas, que en general no ven en los centros tecnológicos sus aliados de futuro.

El resumen de la situación es que el grueso de las empresas del metal asturiano se encuentran peleando por un menguante pedazo de la tarta de la subcontratación regional, trabajando a unos precios que no permiten la supervivencia a medio/largo plazo y que además no le permiten progresar en el binomio producto/cliente, con lo cual su situación de mercado lejos de mejorar, empeora.

Podemos y debemos revertir esta situación desde la innovación y la colaboración entre las empresas, sin desdeñar la experiencia adquirida. Debemos trabajar en:

COLABORACIÓN: Fomento proactivo de las agrupaciones de empresas para el desarrollo de productos y servicios innovadores, de modo que no se financien empresas sino modelos de negocio que sean analizados como viables.

INNOVACIÓN: Activar el concepto de investigación cooperativa y fomentar una transferencia real de los conocimiento desde los centro tecnológicos y la universidad a las empresas.  Siempre se debe buscar productos y servicios adecuados a la demanda de mercado global no solo regional.

COMERCIALIZACIÓN: Mejorar la capacitación comercial de las empresas y sus trabajadores. No basta tener un buen producto, hay que saber venderlo cerca y lejos. Se debe ensanchar el canal, para que el cliente objetivo deje de estar centrado en la subcontratación regional y pase a estar en la contratación nacional y la exportación.

DIVERSIFICACIÓN de sectores objetivo, dejando de ser tan dependientes de la siderurgia, petroquímica y minería para centrarnos en la ecoindustria, la electrónica, etc.

ADAPTACIÓN de los planes de estudio de la universidades a la realidad de las empresas y de las necesidades futuras del mercado. El flujo de conocimiento entre universidad, centros tecnológicos y empresas es vital para el futuro.

FLEXIBILIDAD de los trabajadores para poder afrontar los retos de futuro del sector en el que nada será igual a lo que conocemos. Es tarea de todos caminar hacia el objetivo de la pervivencia del sector.

Quizás estamos ante la ultima oportunidad de rescatar uno de los sectores que más aporta a la economía regional, pero requiere un esfuerzo que nos implica a todos y que debe iniciarse ya.

Autor: Santiago Rebollo | Dinamet

Santiago Rebollo Álvarez DINAMET INGENIERÍA

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