DIGITALIZACIÓN EN LA INDUSTRIA 4.0

De la democratización de los caballos y la apuesta por la nueva industria

Alejandro Blanco, Director de área de transformación digital de SERESCO

La tecnología es un medio y no un fin

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Con frecuencia sale a debate el asunto de la creación o destrucción de empleos ligados a la transformación digital de las empresas, a la digitalización o robotización de procesos productivos y la casi segura desaparición de algunas profesiones de las que a fecha de hoy conocemos.

Debemos de pensar en sistemas educativos que no fabriquen robots sino que capaciten personas para enfrentarse a un mundo que demanda y lo hará aún más softskills

Nada o poco se dice de aquellas profesiones del pasado que la tecnología hizo desaparecer sin que nadie eche de menos ni un segundo a no ser por nostalgia. Algunos no llegamos a conocer algunas de ellas, otros que se asomarán a estas líneas puede que ninguna de ellas. En todo caso por imágenes de archivo que tampoco hemos consultado en una hemeroteca y seguramente pocas de estas quedarán ya en los próximos años en las que el soporte de esas imágenes sea físico. Las conocerán por algo que se llama internet que un buen día apareció para cambiar el mundo de manera radical.

Pero en ese juego de codos en el que nos estamos enredando, se pierde de vista lo más obvio y es que es un fenómeno imparable. Que por más miedos que se tengan a esa revolución está aquí ya y que hay que gestionarla de la manera más inteligente y eficaz posible. Y hacerlo con la inteligencia humana y no la artificial que ya se ha colado incluso en nuestras casas, le pedimos el tiempo, el tráfico hasta nuestro trabajo, que encienda o apague las luces de casa o nos recite la agenda para el día siguiente si es que queremos fustigarnos antes de irnos a descansar conectados a un dispositivo que mide nuestras constantes vitales mientras dormimos para ver al día siguiente si la calidad del sueño ha sido buena o mala y si tenemos que quemar más calorías al día siguiente porque la báscula le canta a ese mismo dispositivo que ayer nos hemos pasado.

Esto que suena a friki es una absoluta cotidianidad entre mucha más gente de la que creemos y a buen seguro muchos podemos vernos reflejados en algunas de estas cosas.

 

Alejandro Blanco, Director de área de transformación digital de SERESCO

 

La tecnología es un medio y no un fin. No tiene ningún sentido acumular conocimiento en tecnología si no se sabe para qué le podemos dar uso, sentido, utilidad, en definitiva, como podemos aprovecharla para cambiar las cosas en el sentido más amplio.

En ese debate de destruir o crear empleo, hay cosas que no deberíamos olvidar. Estoy seguro que nadie pediría ahora que los caballos volviesen a tirar de grandes cargas en tareas en las que vemos a máquinas haciendo su labor, y desde hace tiempo incluso de manera autónoma. Desde el año 1910 hasta el año 1960, se reemplazaron solo en USA 5 millones de caballos en labores del campo por 25 millones de tractores. Se atribuye a Wassily Leontief la frase “If hourses could have joined the Democratic party and voted, what happened on farms might have been different”. Muy al hilo de lo que aquí se trae.

La mejor forma de enfrentarse a los miedos y retos que encierra esta nueva revolución industrial es conocer las variables que le afectan

Y en el medio de todo esto las personas, el Talento. Eso que en ocasiones nos empeñamos en confundir con acumulación de conocimiento.

El Talento es la clave en todo este proceso porque la tecnología no es un fin sino un medio. La tecnología no se puede acumular. Evoluciona a ritmos exponenciales. Cambia de una manera vertiginosa. La acumulación de conocimiento en tecnología es envidiable pero poco útil. Quien no le de uso, perderá el momento y tendrá que aprender una nueva a la que finalmente darle uso. La variable diferencial en la ecuación es la capacidad de imaginar formas de aplicar la tecnología para mejorar, y hacerlo rápido. Mejorar la forma de producir, la cantidad y sus costes, los servicios que se prestan y como se prestan, dar más valor a lo que producimos, etc. Pero también la sociedad en general. Medios de transporte más seguros, sistemas de salud más eficientes, transparencia en la información y socialización de esta, etc…

Debemos de pensar en sistemas educativos que no fabriquen robots sino que capaciten personas para enfrentarse a un mundo que demanda y lo hará aún más, softskills. Imaginación, creatividad, capacidad de aprender de manera permanente, evolucionar y reinventar sus entornos profesionales, arriesgar y ser resilientes. Las nuevas generaciones se enfrentan al futuro más cambiante de la historia de la humanidad, irrenunciablemente unido al ritmo que marca la tecnología. Personas que hagan útiles a esos robots y los fabriquen, programen y den cometido. No necesitamos más ladrillos en el muro, como decía el famoso tema de Pink Floyd, “Anotherbrik in the Wall” de 1979. Las cosas evolucionan, aunque algunas lo hagan muy despacio para la urgencia que se requiere.

Pero nada de esto se hace tampoco, sin un cambio en el sistema productivo y económico. Un cambio que implica liderar el desarrollo de ecosistemas en los que estos “talentosos” puedan desenvolverse y desarrollarse. Apostando por la innovación, mejorando sus procesos apoyados por la tecnología, incluso transformando sus negocios tradicionales. Apostando por el talento y recualificando sus equipos de manera permanente. Dando responsabilidad a personas capacitadas para visionar nuevas formas de hacer, nuevas cosas por hacer. Dándoles las herramientas para enfrentarse a los retos del nuevo mercado.

La mejor forma de enfrentarse a los miedos y retos que encierra esta nueva revolución industrial es conocer las variables que le afectan, las tecnologías que la provocan, al menos su alcance actual y en que se están aplicando o para qué podrían llegar a aplicarse.

Lo cierto y verdad es que en los datos de incremento de afiliaciones a la Seguridad Social en España entre los años 2017 y 2018, hay un incremento interanual que destaca sobre el resto. Los datos arrojan que el sector de informática y telecomunicaciones incrementa el número de afiliados a la seguridad social en un 8,21% apenas superado por la construcción en 2 décimas.

Y esta es una constante en los próximos años. ¿Cuántos de los nuevos afiliados en otros sectores lo son por las necesidades de evolución tecnológica que requieren sus negocios? El Master Industria 4.0 de FEMETAL, Universidad de Oviedo y Seresco, como primer máster público-privado en España, es una inmejorable opción para lanzar ese proceso de reskilling o recualificación de nuestros colaboradores, y de capacitarse y acceder al mundo laboral o emprendedor, para aquellos que quieran combinar su creatividad, imaginación y conocimientos del ámbito profesional en el que se han formado, a la nueva economía.