Industria

Actitud emprendedora en acción

Actitud aventurera en los negocios

La actitud es "la manera de estar dispuesto a comportarse y obrar" o también "un estado de ánimo que se expresa de cierta manera"

“Con un poco de cabeza, otro poco de lengua y un mucho de corazón llegarás a donde te propongas” (en versión traducida del asturiano original) me dijo mi tío-abuelo y padrino un buen día de otoño de hace más de 45 años cuando estábamos apañando buena manzana de sidra para llevar al llagar en una húmeda pomarada de mi pequeña aldea natal en Ferrera (entre Noreña y Pola de Siero, en Asturias). De aquella y como niño pequeño, quise entender que me pusiera a apañar manzana más rápido para acabar ese árbol y así, con gana, seguir al siguiente y luego al próximo y acabar aquella, -que se me antojaba infinita-, pomarada antes del anochecer.

Ya de mayor comencé a entender mejor aquel mensaje e incluso a aplicarlo a mis retos tanto individuales como de equipo en el baloncesto, en la montaña, en los viajes, en los trabajos, en los proyectos, en las asociaciones, en las empresas, etc … Claro que las competencias relacionadas con la cabeza (análisis de problemas, toma de decisiones racionales, planificación, organización de recursos escasos, gestión de tiempos, etc) son importantes para conseguir lo que cada cual entienda como éxito. Por supuesto que las competencias vinculadas con la lengua (comunicación interpersonal, hablar bien en público, saber preguntar, escuchar, argumentar y debatir, vender, etc) resultan claves para llegar a alcanzar tus objetivos. Pero sin ponerle corazón (pasión, ganas, actitud, etc) va a resultar más complicado superar las posibles dificultades del camino.

Por tanto, la actitud es un potente activo, es un gran valor personal. La actitud es “la manera de estar dispuesto a comportarse y obrar” o también “un estado de ánimo que se expresa de cierta manera”. Entre los valores que dicen debería de tener una persona emprendedora (valentía, curiosidad, ambición, firmeza, determinación, resiliencia, etc) también aparece esto de la actitud emprendedora.

La actitud emprendedora está directamente conectada con la acción, incluye la predisposición positiva a hacer cosas, a construir relaciones, a acometer retos, a solucionar problemas, a superar obstáculos … acción continua en la carrera de fondo que es la larga y exigente carrera del emprendimiento.

Está muy bien soñar, pensar, planificar, hablar… pero mejor está convertir esos sueños, pensamientos, planes y/o conversaciones en realidades

Esta acción emprendedora supone el desarrollo de una serie de competencias que permitan llevar a cabo tales acciones con buenos resultados o consecuencias. Algunas de las competencias críticas que debería de desarrollar y entrenar una persona emprendedora son: responsabilidad, confianza, orientación a resultados o al logro, capacidad para generar valor, iniciativa, creatividad, orientación al cliente, resiliencia o gestión del cambio, trabajo en equipo, liderazgo, inteligencia emocional, desarrollo de otras personas, capacidad de planificación y organización, motivación y automotivación, comunicación interna y externa, capacidad comercial para vender y “venderse”.

Con las competencias emprendedoras en mejora continua, la persona con iniciativa y con actitud va a ir siendo capaz de ofrecer su mejor versión a todos los posibles grupos de interés y grupos de confianza que la rodean y con quienes interactúa: socios, coworkers, proveedores, clientes, competidores, inversores, administración pública, medios, etc. Pero ofrecer una versión de algo supone llevar a la práctica conductas observables, realizar comportamientos coherentes con tal versión de persona con actitud emprendedora, … es decir, que implica acción concreta con hechos específicos consecuentes y alineados. Así la persona con actitud emprendedora completa el círculo y sobre la base de su actitud inspira confianza en base a sus acciones.

En esto de las personas con actitud emprendedora en acción encontramos todo tipo de perfiles. La diversidad es la norma. Sin embargo, también aquí podemos agrupar o segmentar por al menos un factor: el del tipo de vocación emprendedora. Hay tres vocaciones emprendedoras en las que las personas podemos demostrar una actitud rica en iniciativa, en asunción y gestión de riesgos, en definitiva, en emprendimiento.

Por un lado, tendríamos que contemplar la vocación para el emprendimiento social, es decir las personas que toman la iniciativa en proyectos sin ánimo de lucro para emprender actuaciones que generen un beneficio social para uno o varios colectivos. Aquí se encuadran las personas emprendedoras que lideran ONGs, asociaciones, fundaciones o incluso movimientos sociales sin personalidad jurídica formalmente constituida.

Por otro lado, también existe la posibilidad de emprender dentro de una compañía u organización ya existente, es decir, personas dinámicas, inconformistas y proactivas que aplican y desarrollan su creatividad en el seno de una empresa que les brinda y facilita tal oportunidad de desarrollo. Éste es el caso del intraemprendimiento y a tales personas se las denomina “innopreneurs” o intraemprendedores innovadores. Se trata por tanto de personas con ideas innovadoras, con iniciativa, con competencias para desarrollar o incluso liderar el proyecto bajo el paraguas de la empresa matriz… pero que adolecen de la suficiente propensión o inclinación al riesgo como para acometer la aventura por cuenta propia en solitario y sin red corporativa de apoyo.

Y por último la vocación pare el emprendimiento empresarial, las personas que asumen el riesgo, la iniciativa y el liderazgo para crear una empresa como motor para la generación de riqueza y también de empleo (propio y ajeno).

Hace ya 14 años que un grupo de amigos comprometidos con el emprendimiento en Asturias decidimos tomar acción y co-crear el Programa de Alto Rendimiento Emprendedor Clinic Joven Emprenda. Desde entonces el Programa Clinic complementa y coopera con todo lo mucho de bueno que se hace en Asturias en el ecosistema de apoyo a personas emprendedoras. Más de 325 personas con iniciativa han podido completar las dos semanas de entrenamiento intensivo. Todas comparten algo que es la llave para marcar la diferencia en los diversos proyectos que lideran: la actitud emprendedora enfocada a la acción.

Está muy bien soñar, pensar, planificar, hablar… pero mejor está convertir esos sueños, pensamientos, planes y/o conversaciones en realidades. Acción con corazón, acción con pasión, acción con actitud. Siempre actitud emprendedora en acción.